jueves, 27 de mayo de 2010

RUTA 32: CORISCAO

· Salida-Llegada: Collado de Llesba 1681m
· Tiempo: 6h: 3h30min hasta la cima, 1h comiendo y 1h30min de bajada
· Desnivel: casi 600m pero unos 900 de desnivel acumulado
· Cimas: Coriscao 2234m
· Máxima cota: Coriscao 2234m
· Nivel Dificultad: Avanzado


CRÓNICA Y FOTOS
23 de mayo de 2010, un solazo espléndido y calor. Montañeros: Pedro, Juan, Carlos y Pablo. Fauna avistada: 4 ciervas, un solitario rebeco primero, un grupo de 10 rebecos en las laderas nevadas del Coriscau después y por último otro rebeco con una cria.

Última gran ruta de la primera parte de la temporada. Los exámenes estaban próximos pero no podíamos desaprovechar las excelentes previsiones para el fin de semana y ya era hora de atacar uno de los colosos que hacía tiempo que teníamos en mente. El Coriscao. Cuatro montañeros nos presentamos a esta ineludible cita con unas expectativas enormes, expectativas que se fueron incrementando hasta llegar a uno de esos momentos en que la emoción te invade y te recorre el cuerpo con una sensación increíble: estabamos aún en el coche atravesando el desfiladero, el cielo sin una nube, señalando las cimas conquistadas, el curveo, el rio, el verde de la primavera, el cartel de Comunidad de Cantabria, el reto de una gran cumbre, más que un dosmil para coronar, por unos instantes los cuatro permanecimos callados, callados pero todos con la misma sensación, con la sensación de vivir un gran momento en un grandisimo lugar y, sonando la canción “Won't get fooled again” de The Who alguien pronució el ya clásico “si es que vivimos en un paraíso”. Momentazo entrando en Liébana rumbo al Collado de Llesba en el Puerto de San Glorio, lugar donde comenzaba nuestra ruta.


En el Collado de Llesba lugar donde se encuentra el monumento al oso, encontramos a bastantes excursionistas, y es que el dia era propicio. A la cima directamente se tarda dos horas pero nosotros decidimos tomar una ruta alternativa mucho más interesante. En vez de subir cogimos una pista que avanzaba por las faldas del Coriscao manteniendo más o menos la altitud. Pasamos por brañas, pequeñas zonas de arbolado y, con los Macizos Central y Oriental como testigos enfrente, nos fuimos adentrando en la montaña más salvaje donde los neveros iban aumentanto su tamaño. Superando varios vallejos que nacían todos de las cumbres del Coriscao fuimos avanzando y nada más pasar una de las aristas de repente un “¡¡Atiende, atiende, atiende!!” de Pedro nos alertó de la presencia a escasos metros de nosotros de cuatro ciervas que echaron a correr entre los escobales y brezales, pero que pudimos observar perfectamente durante bastante rato. Habiamos cogido el mejor de los caminos en que sólo nosotros nos encontrábamos allí en compañía de la fauna salvaje. Con el Coriscao encima nuestro pasamos por una bellísima zona de alta montaña. Avanzando lateralmente por la empinadísima ladera, las lenguas de nieve se iban sucediendo bajando de las alturas. Quién lo iba a decir, pisando nieve a finales de mayo. Con cuidado y no con mucha dificultad ibamos superándo una a una y a nuestro paso nos salió otro animal, esta vez un corretón rebeco que nos hizo una exhibición de saltos y carreras por las inclinadas laderas hasta perderle de vista. Una arista tras otra. Por una de esas aristas nos debíamos decidir a ascender directamente al pico, pero seguimos avanzando con el objetivo de llegar a ver el Pozo Llau. Las vistas eran espectaculares. Todo Liébana cubierta en su mayoria por un extensísimo manto de bosques a los pies de las colosales paredes de los Picos de Europa donde se diferenciaban perfectamente los Macizos Oriental y Central divididos por los rios Duje y Nevandi el cual baja a Espinama. La Morra y Peña Vieja dominándo cada uno de los macizos en lo alto. Imponentes. Un poco más alante, divisamos un gran grupo de rebecos, que iniciaron la huida montaña arriba. Caminando sobre la nieve pudimos observarlos muy bien también. Eran al menos 10 rebecos con algunas crías.


Al fin, a los pies del Escaño, divisamos el Pozo Llau e iniciamos la subida por una arista cubierta de brezo. La ascensión final se hizo dura. Pedro y Carlos encabezando y Juan y Pablo con un ritmo más diesel detrás. Con el sol pegando con fuerza pero suvizado por la brisa y la altitud coronamos el mítico Coriscao con la altitud de 2234m y como premio la deseada comida además del indescriptible 360º de vistas hacia Cantabria y León y también las cumbres de Asturias y Palencia. Un merecido y gratificante descanso en compañía de dos perros habitantes de la montaña. Uno de ellos, el macho, llevaba un collar de clavos, llamado carranca o carlanca, para defenderse del ataque de los lobos. Al hacernos la foto junto al derruido mojón del IGN descubrimos bajo una piedra una nota dejada por un montañero de Palencia, Carlos Martín, que se estrenaba con esta cima esta temporada. Cogimos sus datos y le escribiremos una postal para darle la confirmación de que, al igual que nosotros, coronó el Coriscao.
Después de una hora en la cima del pico, ahora sí, tomamos el camino normal hasta el Collado de Llesba. La bajada se hizo bastante rápida y apenas empleamos hora y media en llegar hasta el coche. Había grandes expectativas de que sería un gran día y, en efecto lo fue. Con las pilas bien cargadas para afrontar los exámenes de junio pero con más ganas aún si cabe de atacar esas paredes blancas verticales que nos observaron enfrente todo el camino, esos colosos de caliza que nos tendrán que aguardar ansiosos hasta la llegada del verano. La nueva etapa, los nuevos retos están ya fijados.

Galeria de imagenes de la ruta al Coriscao


Grimpeur

viernes, 21 de mayo de 2010

RUTA 31: PEÑA SESTIL DESDE EL GOLOBAR, MONTAÑA PALENTINA

Primer contacto con la Montaña Palentina

• Salida-Llegada: Refugio del Golobar 1750m (Palencia)
• Tiempo: 2h
• Desnivel: unos 400m
• Cimas: Peña Sestil 2063m, Cueto Canalejas 2096m
• Máxima cota: Cueto Canalejas 2096
• Nivel Dificultad: Intermedio e invernal

15 de mayo de 2010, soleado, niebla y ventisca. Montañeros: Carlos y Pablo.

Tras un par de días por Palencia con motivo de la ya “clásica” para nosotros fiesta de San Isidro, gracias a la hospitalidad de nuestro buen amigo Manu, un enamorado de los bosques (que será quien se ocupe en el futuro de preservarlos y de que su explotación cause el mínimo impacto a estos para que podamos seguir conociendo los montes tal y como les conocemos ahora) , y viendo que se acerca la época mas critica del año para nosotros, los estudiantes, pensamos que no podíamos desaprovechar la ocasión para acercarnos un poco a esta bonita zona montañosa, y de paso, realizar una de las ultimas ascensiones invernales de la temporada gracias a las nevadas que han estado cayendo desde principios de mayo.

Como tampoco estábamos para grandes proezas y sabíamos que tampoco íbamos a andar sobrados de tiempo, escogimos el valle glaciar del Golobar, en el municipio de Brañosera, donde existe una carretera de montaña que asciende hasta cerca de 1700 m, construida en su día para dar acceso a un proyecto de estación de esquí, de la que solo quedan algunos hierros tirados por el suelo y un vergonzoso edificio en ruinas que nunca se llego a acabar de construir, una autentica vergüenza y un horror para el paisaje. Desde este punto se puede acometer una rápida ascensión en apenas una hora a las cumbres de mas de dos mil metros de Valdecebollas o Peña Sestil. Nuestra duda era si la nieve nos permitiría el paso hasta el final de la carretera ya que no sabíamos que nos podíamos encontrar.


Una vez allí la carretera estaba limpia hasta el último kilómetro aproximadamente punto a partir del cual se cubría totalmente de una buena capa de nieve así que dejamos el coche y comenzamos a andar por la carretera totalmente blanca en dirección al refugio en ruinas del Golobar. Desde el aparcamiento del edificio parte un camino en dirección oeste que sigue el curso del arroyo situado mas al norte del pequeño valle, junto al arroyo, y siempre sobre un buen manto de nieve bastante apelmazada que permitía avanzar con relativa facilidad se va ganando altura en una ascensión de pendiente sostenida pero nunca demasiado pronunciada. Al llegar al final del valle donde se entronca con el Collado Sestil se habían formado unas cornisas bastante grandes asíque lo alcanzamos por su parte central, donde había roca en vez de nieve.


Hasta el collado las condiciones eran fabulosas, un buen día de invierno con viento en calma, frío seco y una nieve esplendida para caminar sobre ella con una buena base dura y una pequeña capa de nieve reciente, además de unas espectaculares vistas sobre todo el Valle de Brañosera, pero al alcanzar el Collado volvimos a la cruda realidad desde este pequeño paraíso, nos metimos de lleno en la nube, con lo que la visibilidad paso a ser nula a mas de 20 metros y el frío viento gallego del que nos había resguardado el gran muro que forma el collado Sestil, nos entraba por los huesos, para mas aventura se puso a nevar, que combinado con el viento el resultado fue una incomodísima ventisca cegadora, pero al lío, nosotros a lo que habíamos venido es a alcanzar la cumbre. Marcamos la posición del collado en el GPS, por si acaso…y nos dirigimos en dirección suroeste hacia la cumbre del Valdecebollas. Avanzamos inicialmente por un camino para después abandonarlo y ganar varias antecimas por una zona donde se entremezclaban rocas, escobas y nieve. Cuando llegamos a la última de las cimas las condiciones no podían ser peores y tampoco se veía ninguna opción asíque, aun sabiendo que no era la cumbre de Valdecebollas tuvimos que renunciar, pese a que mas tarde comprobamos que habíamos alcanzado la cumbre del Cueto Canalejas, 2096m por lo que no nos fuimos de vació!

Volviendo sobre nuestros pasos llegamos hasta el collado y como las condiciones se aclararon un poco (pero poco poco) decidimos probar suerte y acercarnos hasta la Peña Sestil, 2063m, que ganamos con facilidad dirigiéndonos hacia el norte durante un par de minutos, y entrando en la comunidad autónoma de Cantabria, volvíamos a casa!


Para bajar volvimos al collado porque el descenso directo desde la cima del Sestil suponía pasar muy cerca de las cornisas y por una pala de nieve que había cargado bastante asíque siguiendo nuestras propias huellas volvimos al abrigo del valle, al descender unos pocos metros la ventisca había desaparecido, e incluso parecía que las cimas que ya habíamos conquistado querían despejarse saludándonos, fue un instante nada mas hasta que se volvió a cubrir todo pero suficiente para ver hasta donde habíamos llegado!

El resto de la bajada transcurrió tranquilamente siguiendo la huella junto al arroyo de la canal hasta alcanzar el edificio en ruinas y unos cientos de metros más adelante el coche. Bonita forma de terminar un fin de semana genial!

by litri

domingo, 9 de mayo de 2010

Campeonato de España Universitario de Triatlón, Alicante 2010

El cuello intentando encontrar postura, Cancellara en la portada de una revista como testigo en el asiento de delante, por la ventana kilómetros y kilómetros de autovia nocturna y en la bodega del autobús, la bici, tu bici viajando contigo. El sueño era una realidad, estábamos rumbo a Alicante.

El equipo de la UC, con Cobo al frente, estaba formado por Victor Carrera, Sandro, Marcos Bardón y Pablo Martín como integrantes masculinos y, por primera vez la Universidad de Cantabria contaba con dos triatletas femeninas, Laura y Gabi. El objetivo estaba fijado: puntuar. Para ello debíamos acabar todos. La expedición se puso en marcha el miércoles a las 22h desde el pabellón. El buen ambiente desde el principio hizo el viaje muy llevadero. Recogimos a los participantes del Pais Vasco en Bilbao y Vitoria y a dos de la Universidad de Valladolid en Burgos, con lo que nos dimos un buen paseo por España. Tras casi 14 horas de autobús divisamos por fin el azul del Mediterráneo alicantino. A las 12am nos instalamos en el hotel de concentración junto a la Playa de San Juan y muy cerca de donde se desarrollaría el campeonato. Salimos a dar una vuelta en bici como primera toma de contacto. Para alguna de nuestras chicas primerísima toma de contacto con la bicicleta de carretera. Una buena comida, de todo menos ligera para coger fuerzas y recogida de dorsales, con Cobo encargándose y estando pendiente de todo perfectamente. Tras una siesta probamos las aguas del Mediterráneo. La primera impresión es que el agua estaba muy buena y sin ola alguna. Plato. En el hotel, a media tarde, ya se respiraba un ambientazo. Fueron llegando las universidades con sus equipos, su material, sus bicicletas. El hotel era un gran punto de encuentro de triatletas, todos con un único objetivo, el objetivo del dia siguiente: el Campeonato de España Universitario. Reunión técnica de la carrera en la sala de conferencias y los nervios a flor de piel. En la cena, rodeados de todos los equipos comentamos las características de la prueba, las expectativas, los participantes… Iba a ser un gran día. Cómo no, a la noche, aparecieron las dificultades técnicas. La rueda trasera de Pablo empezó a dar problemas y reventó nada más y nada menos que tres cámaras. Un exitoso apaño del mecánico Bardón solucionó los problemas, cuando ya aparecían las dudas de poder puntuar todo el equipo. Todo se solucionó y cerramos el día con una buena caña para desestresar la tensión en una agradable conversación al aire libre con el delegado de Pais Vasco, Berasategui. La suerte estaba echada.

La carrera femenina, con 64 chicas, empezaba a las 10am, y con un buen retraso de media hora tomaron la salida desde las cámaras de llamada en la playa de San Juan. Nuestras triatletas hicieron muy buen papel. Gabi mantuvo una carrera muy constante saliendo del agua hacia la mitad, manteniendo muy bien la posición y recuperando incluso algun puesto para acabar en una meritoria 38º posición. Nuestra debutante Laura, consiguió una auténtica hazaña en su primer triatlón. Tras sufrir en la natación cogió la bici recuperando algún puesto y terminando con una magnífica carrera a pie consiguiendo el 12º mejor puesto en este sector. Al final concluyó la 48º. Primer objetivo cumplido. Ahora era el turno de los chicos.

La natación de 750m, probablemente no llegaba a esa distancia. El campo de boyas formaba un rectángulo desde la playa. En cámaras de salida, los equipos que puntuaron la pasada edición elegían antes la posición de salida. La UC, tuvo que esperar a ser una de las últimas universidades en escoger lugar con lo que se vio relegada a un extremo desfavorable. Por ello, el puntuar este año suponía un gran objetivo para el año próximo. Bocinazo y sprint hasta el agua. Victor, con alguna dificultad en la salida y recuperando a partir de la primera boya salió 15º del agua. Más atrás Bardón, y en posteriormente Pablo Martín y Sandro que salieron juntos. El sector de bicicleta, de 20km completamente llanos, transcurría por avenidas con varias rotondas y unos cuántos giros peligrosos, donde los continuos cambios de ritmo causaban estragos en los grupetos, teniendo que apretar los dientes en el látigo. Las cuatro vueltas que había que completar fueron rapidísimos. Victor el 23º y Marcos, Sandro y Pablo en diferentes grupos. Sólo quedaban los 5km a pie finales dando dos vueltas a un circuito por un parque sobre tierra y un tramo final de asfalto, donde el calor apretaba bien. Últimos minutos de sufrimiento al límite y meta. El nivel de participación de la prueba fue altísimo y el podium final estuvo formado por 1º Uxío Abuin de la Universidad Politécnica de Madrid, 2º Fidalgo de la Politécnica de Barcelona y 3º Vicente Hernández de la Politécnica de Madrid también. Los cuatro miembros de la UC terminaron, Victor el 18º, Marcos el 50º, Sandro 77º y Pablo el 88º de un total de 135 triatletas que comenzaron la prueba. Objetivo cumplido, haciendo historia en la Universidad de Cantabria con la posición 13º por equipos, que gozará el año que viene de una posición privilegiada en la salida de la edición 2011.

A título personal, esta carrera ha supuesto todo un sueño cumplido. En los minutos previos a la salida, con el mar frente a mí, rodeado de todos esos triatletas, todos esos gallos, Bardón me dijo: “Disfruta de estos momentos”, a lo cual le respondí que era exactamente lo que estaba haciendo, recabar en mi retina esos instantes mágicos para intentar recordarlos para siempre. La natación se me hizo “cómoda”, sin muchas apreturas debido a nuestra posición de salida. No nadé mal para mis expectativas pero tuve la sensación de haber dado un poco más. Sin embargo salí medio ahogado y la carrerita hasta la transición 1 se me hizo larga. Salí junto a Sandro que en una rapidísima transición me dejó y cogió un buen grupo, por lo que la primera vuelta la realicé completamente sólo en una auténtica crono. Recogí a unos cuantos triatletas pero ninguno tenía fuerzas para poder colaborar y los dejaba. El grupo de Sandro a unos 20-30 segundo y manteniendo la distancia, pero sin recortar. Por suerte, Mikel Monasterio del Pais Vasco me alcanzó por detrás y entre los dos dimos muy buenos relevos superando gente. No fue hasta la última parte de la vuelta final cuando dimos los relevos decisivos y conseguimos contactar con el grupo que nos precedía. Increíble cómo rodamos, sin embargo, pagué el esfuerzo en la transición. La primera vuelta a pie fue todo un infierno. Calor, sin aire, y con una ampolla que dio un poco la lata perdí bastantes puesto pero por fortuna fui de menos a más y acabé bastante bien. Recuperé algún puesto y concluí con un sprint final con uno de la Universidad de Zaragoza para acabar con esa satisfacción que hay que vivir para poder entender. Algo muy grande con el equipo, los compañeros y la gente que te ha hecho llegar ahí en la mente. Gracias.

Triatlón Universidad de Cantabria, objetivo cumplido.

Clasificaciones:
http://www.triatloncv.org/index.php?option=com_content&view=article&id=262%3Aresultados-vi-duatlon-de-guadassuar&Itemid=112

Grimpeur!

lunes, 3 de mayo de 2010

RUTA 29: BISTRUEY desde Caloca

· Salida-Llegada: Caloca 1050m
· Tiempo: 3 horas y media hasta la cima muy tranquilos, 6 horas en total
· Desnivel: 952m
· Cimas: Bistruey 2002m
· Máxima cota: Bistruey 2002m
· Nivel Dificultad: Intermedio, aunque avanzado con niebla

Comenzado mayo, habia llegado el momento de atacar nuestro primer dos mil de la temporada y marcamos como objetivo el Bistruey, en la Cordillera. Las previsiones no eran las mejores, pero pusimos temprano rumbo a Liébana. En Potes, tras comprar la comida, unos tortos riquísimos por cierto, nos cruzamos en el cruce de Ojedo con la Santuca. La Santuca, patrona de Liébana, es bajada andando desde la Ermita de la Luz hasta Santo Toribio acompañada en romería por lebaniegos de todos los pueblos de la zona. Tras su paso, cogimos la carretera de Piedrasluengas para llegar despues a Caloca por una carreteruca de 7km que se adentra en la montaña y llega al pueblo que es uno de los más altos de Cantabria a 1050m. La niebla cubría todas las montañas que rodeaban el bonito pueblo y las expectativas de ruta eran una incógnita. A pesar de ello salimos a dar una “vuelta por Caloca” a ver hasta donde llegábamos. Un par de errores para salir del pueblo y con el mapa, la brújula y el GPS cogimos la orientación correcta y seguimos un sendero en dirección oeste. En seguida nos internamos en la niebla. Un perruco nos abrió paso como si supiera a dónde nos dirigíamos hasta un punto de pradería en que le perdimos la pista. La niebla era muy densa y no dejaba ver nada de lo que nos rodeaba y era difícil coger referencias para seguir nuestro rumbo y sobretodo para volver con seguridad. Con la brújula fuimos avanzando siempre al oeste y decidimos ir siguiendo el curso del río que bajaba. El río era nuestra única referencia y era segura. Sin casi darnos cuenta estábamos metido de lleno en nuestra ruta atravesando diferentes tramos que el río salvaba. Praderías, bosquecillos, pequeñas cascadas… incluso vimos una trucha de montaña. El verde de los parajes era intenso y era lo único que se veía entre la niebla. Con el GPS confirmábamos la altitud y que cada vez estábamos más cerca del collado que teníamos que alcanzar a unos 1600m para afrontar desde allí la última parte de la ascensión al Bistruey por su arista en dirección sur. De repente la niebla nos dio unos segundos de tregua y nos dejó ver que nos encontrábamos en una braña a las faldas de las paredes del Bistruey cuya cima se perdía en las nubes. Vimos la mejor vía para llegar al collado subiendo el curso de las aguas pasando por turberas, praderias llenas de flores de montaña y finalmente escobales repletos de rastros de venados. Los bancos de niebla nos volvieron a rodear pero ya en el collado solo nos quedaba el último tramo de empinadísima subida por la arista. Una sucesión de barras metálicas, que indicaban la separación entre los municipios de Pesaguero y Vega de Liébana, nos sirvieron de referencia para asegurarnos que nos llevarían a la cima. Sin saber con certeza cuánto nos quedaba, la ascensión herbosa se nos hizo bastante larga y durilla. Pasando neveros, cada vez más grandes, sólo los datos del GPS nos indicaban que hectómetro a hectómetro de altitud, cada vez estábamos más cerca. De repente vislumbramos entre la niebla los peñascos de la cima. Carlos dio el último estirón y Jose y Pablo continuaron a un ritmo más diesel hasta alcanzar los ultimos metros. Habíamos salido de Caloca pensando en que daríamos una vuelta por los caminos que rodeaban el pueblo hasta que la niebla nos dejase, pero al final habíamos alcanzado los dos mil metros, el primer dos mil de la temporada. El agradable caminar, la sensación de aventurilla, el tema de la orientación, ver cómo ganabamos metros… sin quererlo alcanzamos una gran cima. El Bistruey goza de unas grandísimas vistas, una lástima que nosotros no puediésemos ver nada, pero sin embargo, el paso de los bancos de niebla dejaba en ocasiones observar parte de las laderas de la montaña y en uno de esos claros avistamos cuatro venados bastante grandes pasando en fila desde la parte de Palencia a Cantabria. Fueron unos pocos segundos ya que rápidamente la niebla los hizo desaparecer. Un pequeño bocado para coger fuerzas y comenzamos el descenso. Sorprendentemente, a medio descenso hasta el collado, en cuestión de segundos, la niebla se retiró quedando sólo cubiertas las cimas más altas y comenzamos a descubrir toda la Liébana que se veía desde nuestra posición. Por fin pudimos ver en qué paraje tan extraordinario nos encontrábamos. Ya sin pérdida y viendo incluso Caloca descendimos campo a través directamente hasta el pueblo. El color de la montaña era espectacular con un verde húmedo intensísimo y los bosques de hayas que rodean el valle de Caloca expandiendo sus hojas formando un manto heterogéneo con los ejemplares aún desnudos. Deleitandonos con el paisaje llegamos y concluimos la ruta 6 horas después de echar a andar. Dimos cuenta del resto de la gran comida que nos quedaba y pusimos rumbo a casa parándo en la Viñona, en Dos Amantes a tomar un refrigerio donde comentamos esta gran aventura Gran cima, primer dos mil. Una vez más, la satisfacción nos daría fuerzas para la semana que comienza. ¿Cuál será la siguiente?

CONSEJOS Y RECOMENDACIONES

La ruta resulta fácil y bonita en condiciones normales, ahora bien, con niebla es imprescindible contar con un mapa y una brújula y un GPS si se dispone de él. Nunca adentrarse ne la niebla sin haber estudiado el terreno ni saber bien dónde llegar y dirigirse. Ir cogiedo referencias poco a poco para evitar perderse. La cima no tiene complicaciones, a parte de la gran pendiente y el desnivel a salvar desde Caloca.

GALERÍA DE FOTOS


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