· Tiempo: 8,5 horas
· Desnivel: más de 900m
· Cimas: Las Tetas 2108m, Altares2407m, Cubil del Can 2436m, Tres Provincias 2499m, Peña Prieta 2538m
· Máxima cota: Peña Prieta 2538m
Fauna avistada: muchos grupos de rebecos con decenas de ejemplares, un grupo de venados en el fondo del valle del Naranco, un cadáver de zorro, buitres, un águila real y una becada.
Aunque algo mas tarde de lo previsto el 12 de agosto a ultima hora de la tarde, Manu, Paco, Rafi, Peibol y yo nos encontrábamos en dirección al Puerto de San Glorio para “despedirnos” de la cordillera por esta temporada. Además de la incorporaciones de ultima hora de Paco y Manu, que el resto del grupo acogimos con gran ilusión y alegría, se incorporo otro elemento con el que no habíamos contado y que no nos hacia tanta gracia, la niebla que desde la parte media del Puerto de San Glorio se pegó al suelo y ya no nos abandonó.
Al llegar al puerto anocheciendo las condiciones eran del todo menos agradables con niebla y una oscuridad que no daba buenas vibraciones. Aun así, sin tiempo que perder nos internamos por la pista que lleva a las vegas de Tarna brújula en mano y con los frontales encendidos buscando un lugar donde poner las tiendas de campaña. Apenas andamos media hora para encontrar un buen lugar y como la noche nos envolvía decidimos acampar esperando que las condiciones mejoraran a la mañana siguiente. Justo un instante antes de anochecer se abrió un claro entre la niebla que nos permitió divisar una de las cimas de los Campanarios y hacernos una idea de donde estábamos y de lo que seria el aperitivo de la ruta del día siguiente.
No fue una noche especial por una gran luna llena, ni por un cielo repleto de estrellas, la niebla lo cubría todo y solamente pudimos admirar el cielo estrellado, ese que solo se ve cuando se pasa la noche en las montañas, durante apenas un par de minutos en un claro. Fue una noche especial porque éramos 5 amigos en medio de la oscuridad y de la nada, en medio del silencio de la niebla, en medio de las montañas. Unos criollos, unos riquísimos bollus preñaos hechos por Rafi, un par de birras y una botella de orujo fueron todos nuestros lujos al calor de la hoguera, ¿para qué mas? Tras dar buena cuenta de estos manjares y de un buen rato hablando entre trago y trago de orujo empezó a chispear asíque decidimos irnos a dormir esperando el ansiado buen tiempo que esperábamos para el día siguiente.
La noche fue bastante pasada por agua pero dentro de nuestras tiendas nos protegimos lo mejor que pudimos. Incluso tuvimos una visita en medio de la noche de un animal que olisqueó la tienda por donde estaba durmiendo uno de nosotros… Al amanecer tras una larga noche, la niebla seguía ahí, aunque algo más alta y a ratos con claros bastante grandes, así que nos decidimos a comenzar la ruta esperando que el tiempo nos diera una tregua. Después de recoger comenzamos a andar en dirección sureste ascendiendo lateralmente la ladera norte de Los Campanarios hacia su cima mas oriental conocida como Las Tetas. Llegando al último de los campanarios, un rebeco nos sorprendió entre la niebla a unos pocos metros de donde estábamos lo que nos despistó un poco y ascendimos a la anteúltima cima de los campanarios para darnos cuenta, una vez arriba, de que la que buscábamos era la siguiente. Descendimos hacia el este y llegamos a un estrecho paso entre esta cima y la de Las Tetas, rodeamos por el sur esta cima y continuamos nuestro camino por una senda ya mas clara hacia el Portillon de las Yeguas dejando la cima de las Tetas para la vuelta. Desde el Portillon de las Yeguas que ganamos fácilmente por un camino de piedra armado casi sin perder altura rodeamos la cima del Robadoiro por el oeste con unas excelentes vistas al Valle del Naranco cuando la niebla nos dejaba ver el fondo del valle. Mientras, otro grupo de unos 6 o 7 rebecos nos observaban desde la cima del Robadoiro. Continuando nuestro camino siempre en dirección sur con el Valle del Naranco a la derecha y los Puertos de Río Frío a nuestra izquierda, llegamos al amplio collado Robadoiro desde donde pudimos apreciar entre la niebla por primera vez nuestro objetivo, Peña Prieta, y su famosa cara norte. Desde las Tetas hasta el collado Robadoiro apenas ganamos ni perdimos altura, pero el siguiente paso de la ruta consistía en superar los casi 400 metros de desnivel de la cresta de los Altares que se veía imponente desde su base aunque una vez en ella no lo fue tanto, simplemente hay que ir ganando altura siguiendo los jitos y con un poco de ojo a las potenciales caídas hacia ambos lados. Se trata de una cresta muy amplia y no tiene ninguna dificultad hasta llegar a los últimos metros. Habíamos oído que existía un paso en el que había que ayudarse con las manos, nosotros no encontramos ningún paso realmente sencillo, Manu y Paco dijeron que nos esperaban allí mientras hacíamos cima así que los otros tres estudiamos las diferentes opciones para superar el resalte rocoso. Peibol escogió la parte derecha aunque dijo que era un paso bastante expuesto, por nuestra parte, Rafa y yo escogimos una canal de piedra suelta a la izquierda que aunque no tiene ningún paso expuesto ni demasiada pendiente, el pésimo estado del terreno con mucha piedra suelta y barro, nos hizo exprimirnos al máximo para superarla. Una vez arriba nos reunimos los tres y continuamos nuestro camino con muy buenas vistas a todo el sector norte del parque natural de Fuentes Carrionas, una gran parte de la montaña de Riaño y otras montañas leonesas.
Desde aquí empezamos a ver además de la cima de Peña Prieta, el Tresprovincias, el Lomas, el Cuartas, las agujas de Cardaño e incluso el Espigüete a lo lejos escondido detrás del cuartas. Además de varios lagos glaciares muy propios de esta zona. A partir de aquí el camino continua por la cresta con un cortado hacia la base del circo norte de Peña Prieta a la izquierda y una loma mas tendida hacia el fondo del valle de Lechada a nuestra derecha, fue en estas laderas donde pudimos ver la que para nosotros es seguramente la mayor manada de animales salvajes que hemos visto nunca, un grupo de mas de treinta rebecos todos juntos campando a sus anchas, increíble. Tras los Altares, 2407m, recorrimos los altos del Cubil del Can ,2436m, y en pocos minutos llegamos al mojón de las Tresprovincias, 2499m. Desde la cima disfrutamos de unas vistas impresionantes de la laguna de Fuentes Carrionas y la cabecera del Valle de Pineda. En el camino desde el Tresprovincias hacia Peña Prieta nos cruzamos con dos montañeros, los únicos de todo el día, que ya habían hecho cima y nos comentaron que se volvían hacia el coche.
Lagunas de Fuentes Carrionas desde el Tres Provincias
En el collado entre el Tresprovincias y Peña Prieta el clima pego un cambio con niebla y viento bastante frío que daban una apariencia bastante lúgubre a nuestro objetivo pero en los últimos metros hacia la cima el viento se paro y aunque la niebla nos rodeaba, una inquietante calma nos envolvió, yo, en vez de llegar a la cima cuanto antes como en otras ocasiones, en estos últimos metros me relaje y me dedique a disfrutar pensando, recordando todas las cimas que habíamos coronado este año, todas las rutas, todos los momentos que habíamos vivido, y pensando que esta era la culminación, la mas alta de la cordillera, de la que tanto habíamos hablado. He de reconocer que al llegar a la cima incluso me emocione un poco (y creo que no fui el único) fue un momento mágico, y aunque no pudiéramos ver nada a nuestro alrededor por la niebla el viento en absoluta calma daba al ambiente un áurea mágico. Creo que nunca lo olvidare. Peña Prieta, 2538m. Nos abrazamos los tres, una foto en la cima, una promesa de volver el año próximo para disfrutar de las vistas y para abajo por donde habíamos subido.
Peña Prieta desde el Tres Provincias
Ahora en vez de coronar el Tresprovincias lo rodeamos por el norte y volvimos sobre nuestros pasos de nuevo por el Cubil del Can hacia los Altares, a partir de aquí apretamos bastante el ritmo porque la niebla cada vez estaba mas cerrada y no queríamos líos, además de que tampoco queríamos hacer esperar a nuestros amigos. Ayudándonos entre los tres porque las fuerzas ya nos flaqueaban nos plantamos en la parte superior de la canal de piedra suelta y uno a uno, para evitar los continuos desprendimientos de rocas, descendimos para reunirnos con los otros dos integrantes de la expedición para dirigirnos de vuelta a donde habíamos partido el día anterior. Pese a que habíamos dejado el Robadoiro pendiente para la bajada, la niebla no dejaba ver nada y preferimos dejarlo para otro día, así ya tenemos excusa para volver! La que no perdoné fue la cima de Las Tetas, 2108m, muy a mano desde el camino de vuelta, y en menos de 10 minutos en solitario alcance la que era mi última cima en España antes de partir hacia Italia.
En el paso entre las Tetas y el último de los Campanarios, y viendo que ya estábamos en terreno conocido hicimos una parada a comer y recuperarnos. Y por ultimo solo nos quedaba descender hasta el puerto de San Glorio en medio de una niebla que no nos dejaba ver nada pero brújula y gps en mano llegamos con relativa facilidad a la pista y finalmente al coche tras una gran aventura en compañía de unos grandes amigos y en medio de unos parajes espectaculares que esperemos continúen así durante muchos años…