Sin duda es mi triatlón favorito. El más
bonito de todos los que he corrido y de los más duros, quizá por eso me gusta
tanto, y además es el triatlón en el que debuté allá en 2008. El triatlón de
Suances tradicionalmente abre la temporada de triatlones en Cantabria y, este
año 2014, el 8 de junio era la fecha para estrenarnos con las distancias
habituales de 1200m nadando, 33 km en bici y 8 km a pie.
El día amaneció fantástico, solazo y se preveía
calor. Una brizna de viento a primera hora y el agua de la playa de los Locos
en relativa calma. Antes de las 9am, ya se había formado una larga cola de más
de un centenar de triatletas para recoger dorsales. La cosa se demoró en
demasía y la salida, prevista para las 10 am, se retrasó casi una hora. Y en
esa hora, mientras aguantábamos la cola con una amena charla con mi compañero
Alberto De Pablo, las condiciones cambiaron. Debido al retraso todo fue con prisas.
Cogí el dorsal de los últimos, y ya corriendo, sin parar a por el material al
coche y de ahí a boxes. Prisas en boxes, ruedas sin meter presión, presión, esa
sí, de los jueces por bajar, y sin fijarme siquiera en el estado de la mar,
allí me vi metido, en el pelotón de hombres de negro a orillas del Cantábrico
escuchando las explicaciones de Fede. Ni calentamiento, ni probar el agua ni
nada… allí estábamos prácticamente los de siempre, más algún debutante, como
nuestro compañero Grijuela. Para mí esta es una fecha señalada, Suances es como
mi cumpleaños. Aquí nací como triatleta de la mano de Pablo Ibarguren que nos
engañó a unos cuantos para probar esto del triatlón. Y aquí empecé a vivir
triatléticamente hablando, y de una forma muy significativa, también cambió mi
vida, mi manera de ver y afrontar las cosas y de disfrutar de cada escalón
cuesta arriba hasta llegar al siguiente etapa o sector que nos espera.
Aquí estábamos de nuevo y feliz, disfrutando,
llegó el momento de mirar mar adentro. Vaya… parece que hay más olas de lo que
parecía. El hijo de fede me había comentado que la salida se daría esperando
que pasase la serie de olas en el caso que coincidiera. Pero justamente durante
la serie más gorda de la mañana, o al menos la que yo hubiera observado, la
gente comenzó a tomar posiciones y a avanzar pasito a pasito sobre la orilla.
La salida iba a ser inminente, esto no hay quien lo pare. Atento a la mítica
salida al despiste, cogí posiciones y esta vez no me pilló desprevenido. En
segunda línea y por el flanco derecho del pelotón como siempre en esta playa,
sonó el pitido de salida justo en el momento en que todo el espumón teñia de
blanco el agua que ya nos llegaba por las rodillas. Empieza el espectáculo.
La salida fue tranquila, desde el punto de
vista de las apreturas, pero lo duro fueron los espumones. Vaya paredes de
espuma. Comencé a nadar, mientras otros preferían seguir erguidos, y comencé a
atravesar las olas por abajo. Creo que hice lo correcto. Costaba avanzar pero
al menos no retrocedía. Llegó el momento de la zona donde las olas rompían, el
primero de los importantes objetivos a superar. Alguno de los barrotes tomaban
una altura sencillamente espectacular desde ahí abajo. Pese a la extrema
dureza, conseguí guardar en la memoria alguna imagen preciosa como la de ver
bajo el agua como las olas se introducían en el agua llegando casi hasta el
fondo. Era difícil esquivar por abajo la corriente. Una de ellas me alcanzó y
me arrastró, pero el resto las superé hasta llegar al punto de salvación.
Buaaahh!! Esto va a ser épico! Y eran dos vueltas! Este año el circuito de
boyas era más pequeño y había salida a
playa para volver a entrar y completar la última vuelta.
Hasta la primera boya no logré en ningún
momento encontrar ritmo. Los esfuerzos se habían centrado en superar las olas.
El ritmo, la posición en la que iría y lo que es en sí la competición ante el
resto, habían perdido toda importancia. El objetivo era ahora salir del agua.
El largo paralelo a la playa, que era el más corto, fue el más cómodo y nadé
inmerso en un grupo, boya hombro izquierdo y a la playa, a contraluz. El sol
impedía ver nada, pero me orienté bien. La gente tomaba una ligera diagonal
hasta la bandera, pero yo opté más por tomar la dirección de las olas y entrar
perpendicular a la playa. El plan era, coger las olas que pudiera y ya en la
orilla, acercarme a la bandera corriendo. El plan era muy bonito, la realidad
fue terrorífica. A medida que nos acercábamos a la orilla, las olas nos iban
elevando más y más! Que vértigo! Hasta alcanzar el punto fatídico!! El punto en
que rompían. Desestimé la idea de intentar coger alguna ola, debido a la altura
de las mismas. Y me centré en sobrevivir y avanzar. Y llegó la serie. Madre mía…
qué infierno! Los triatletas desperdigados por todos lados, nada de la
característica fila de nadadores. Había gente por todos lados y llegaron los
olones. Recuerdo un par de revolcones. Una ola me sumergió bastante hasta el
fondo, mantuve la calma, y me dirigí, aguantando la respiración hacia la luz
del sol. Cogí aire esperando la siguiente, y llegó la más gorda. Por suerte la
vi llegar y prepare el impacto, ni sé cómo, pero salí bien parado. Al alzar la
vista, la imagen fue desoladora, triatletas desorientados, sin gafas, e incluso
hasta sin gorro, arrancados ambos elementos de cuajo por la fuerza de las olas.
A mi izquierda identifiqué a mi amigo Iñaki Galilea, mirando para todos lados
buscando sus gafas, imagen que me trasladó al Desembarco de Normandía como si
fuera un aturdido soldado americano buscando
su fusil. Pese a lo extremo de la situación, yo estaba entero y, tras coger una
orillera, ya estaba fuera! Con el agua por las rodillas, me dirigí a la
bandera, “disfrutando” del momento, y vuelta para dentro.
La segunda vuelta, fue algo mejor. La entrada
al mar fue difícil de nuevo, el cansancio se sumaba a la corriente. Pensando en
que iría super retrasado, no me preocupé, la verdad, en forzar mucho, y me
limité a llevar una brazada cómoda y suave. Mantuve un rimo constante y la
salida a playa no fue tan dramática por fortuna. Ya estábamos fuera, lo difícil
había pasado, ahora tocaba ver con quién salía del agua. Tras disfrutar de los
míticos y duros escalones de subida, los cuales hice en gran parte corriendo
encontrándome sorprendentemente muy bien, entré en la transición y la primera
imagen fue ver unos boxes repletos de bicis! Qué de bicis todavía!! Me
sorprendió muchísimo. Al final había hecho una muy buena natación (el 49º mejor
tiempo de 109) mejor que la mitad! Y empecé a ver rostros conocidos! Chano (como
siempre en los tris jeje), mis compañeros Alberto y Martín, a mi lado Pablo Martínez!
Vamos que vamos muy bien, mira que pila bicis! le animé. Me quité como pude el
traje, me puse el dorsal, el casco, calcetines (siempre me gusta ponérmelos en
los primeros y en los más largos para evitar ampollas) los botines y a correr
con la bici en la mano. Esto no se olvida, ya lo tengo metido en el cerebelo y
las transiciones son como andar en bici.
Comienza lo que más me gusta. Motivado,
apreté al inició detrás de Berto y Chano. Desafortunadamente Chano sufrió una
caída en el mítico cruce y le vi en la cuneta intentando arreglar el pedal o la
cala. Mala suerte, ya habrá más!! Cacé a Berto y puse rumbo al oeste por los
acantilados de La Tablía y Los Picos de Europa con neveros aún, en el
horizonte. Repecho tras repecho me fui encontrando bastante bien. La cadena y
el cambio me daban de vez en cuando trompicones, toda cambiar el grupo me temo,
pero esto pasa por apurar, entraba dentro del guión. Pero yo iba bien. Antes de
entrar en Tagle me pasó Lastra, con el que pasé, por cierto, por la bandera de
la primera vuelta a nado. Iba como un avión. Poco después me alcanzó mi
compañero Martín, da gusto verle rodar! A este si que le tengo que aguantar, pensé
a nuestro paso por Ubiarco, y al iniciar la subida al alto, incluso le superé.
Subí super ágil. Ya había pasado a bastantes y, durante la ascensión, fue toda
una persecución atrapando triatletas. Buena subida. Martín me superó antes de coronar
de nuevo y comenzó la bajada. Este iba a ser terreno para él.
Yo me limité a ir a todo lo que daba, pero
una vez más me vi inferior a las cabras, aunque no me quejo. Los trompicones
con el más pequeño de los piñones me impidió seguir al ritmo de Martín pero
mantuve una velocidad alta, curiosamente alcanzando las velocidades más
elevadas cuando no pedaleaba e intentaba mantener una posición lo más
aerodinámica posible. Y a la altura de Queveda me comencé a cruzar con los
primeros. Felipe, Correa, Bizcarra y Ruiz Incera muy destacados del resto. Me
entretuve contando las posiciones y se me hizo corto llegar hasta el cono en
Viveda. Pelayo iba adelante, pero yo no tenía muy lejos a Grijuela y Luis que
rodaban juntos en ese momento, y a Martín que acababa de dar el giro. Yo iba
por la posición cuarenta y pocos según mis cuentas, algo mejor quizá ya. Y detrás
de mí venían Javi Bravo, Cifrián, Carrera, Manolo, Alvaro Fernandez, Alberto y
Juan Aja.
Tocaba terreno ascendente. Duro, pues es de
esos terrenos que no sabes si es mejor ir a plato o no. Yo preferí llevar más
cadencia y cuidar las piernas y no fui mal, pero mi Javi Bravo me pasó. Bueno,
queda poco, hay que aguantar como sea! Desde ese momento hasta llegar a boxes
no perdí de vista a mi compañero. La ascensión de la variante de Santillana a
Suances la hice muy bien y recorte terreno con Javi. Me vi rodando con
Gorgonio, Javi y otro triatleta, gente que va muy bien en bici. Lo que restaba
hasta el final, el paso por las rotondas, por Tagle y el tramo final fue un
espectáculo. Cómo fuimos y cómo me lo pasé! 37º mejor tiempo.
Con unos metros perdidos detrás de Javi entré
a boxes pasando a un corredor al bajarme de la bici. Me vi bastante hábil y
espabilado. Hice un cambio rápido y salí con fuerza. 8 kms por delante y de los
durillos con subibajas constantes. Al acercarnos al faro de Suances por La
Tablía, una densa nube estaba entrando del mar por los acantilados. Refrescó
algo la calurosa mañana y daba un toque de épica al ya de por sí heroico
triatlón. Corriendo se agradeció, ya que las condiciones eran perfectas. Me
encontré super ligero. Cogí un buen ritmo y me dediqué a mantenerlo mientras
animaba y saludaba a mis compañeros triatletas! Animaba hasta a los que ni
siquiera he cruzado una palabra, pero que nos conocemos de las carreras. Aunque
a mis amigos lo hacía, como no, con más ahinco. Pelayo, Cazorla, César, los
míos Grijuela, Luis, Martín, Javi, Manolo y Berto, Pablo Martínez, mis compis
de la UC… todos!! Más los ánimos de Marcos, la madre de Pelayo y demás y los
fotógrafos, padres de Cris que hacen una labor impagable con sus reportajes, desde
aquí mi agradecimiento. Me lo pasé realmente bien, cuando lo normal en este
sector es sufrir de lo lindo. Pero no, mantuve un ritmo bueno de principio a
fin. Quizá fui un poco reservón, sinceramente no pensé que me encontrara tan
bien, pero me alegro de haber disfrutado tanto de esos momentos. Por delante
Luis y Grijuela me sacaban unos dos minutos, con lo que corren, imposible
recortar tanto. Martín se le veía muy sólido, y Javi… Javi literalmente estaba
volando. Al final logró pasar a Martín e incluso a Luis. Qué bien corrieron mis
compañeros! Ya de Pelayo ni hablo! Con los de delante de todo inalcanzables,
fue el mejor de los siguientes acabando 5º con un sector a pie de los suyos. Yo
hice el 30º mejor tiempo, muy bien, y con un crono prácticamente igual a los
marcados por Grijuela, Luis, Martín y Cifrián. Pelayo, Grijuela, Javi Bravo y
Luis fueron quienes puntuaron para el equipo y este equipo del Triatlón Camargo Astillero logró el tercer
cajón del PODIUM POR EQUIPOS!! Lo merecemos equipo y me enorgullece saber, que
si cualquiera de ellos hubiera fallado, allí habríamos estado tanto Martín como
yo como sólidas balas en la recámara!! Con nuestros tiempos también hubiésemos logrado
ese tercer puesto! Hay equipo chavales y esto no ha hecho más que empezar!!Gorka Bizkarra ganó el triatlón por delante de Felipe Santamaría y Sergio Correa.
Posición final personal el 34º, de los 109
que consiguieron acabar, porque hubo más retirados que nunca: Barroso decidió
salirse del agua, Miguel Ruiz salió pero con tres puntos en la barbilla, Chano no
pudo casi ni empezar la bici por la caída y seguro que muchos más que
abandonaron en un sector de natación del que nos acordaremos en años venideros.
Por eso, todos aquellos que acabaron pueden estar muy orgullosos de haber
completado el más duro de los Suances que yo he corrido (por “suerte” me libré
de aquel 2011 de las corrientes en La Arena… jeje). Gente como Cris Ruiz, con
la lección que dio, enarbola ese coraje que tiene en sus adentros, no todo
triatleta, pero que nos hace a muchos continuar y conseguir cosas que ni
creíamos que podríamos lograr! Enhorabuena a todos!!!!
Esto es lo que me gusta, esta semana no estoy
ni cansando. Una buena tarde de playa en el paraíso completó un día perfecto, y
ante la noticia de la suspensión de San Vicente, la próxima cita será el
Triatlón Olímpico de Laredo el sábado 21 de junio. Laredo, lugar donde trabajo
actualmente y que cobra un significado más amplio por ello. Y el problema es
paradójicamente ese, ese día trabajo en Laredo por lo que trataré de hacer lo
posible para cambiar turnos y poder correr allí nada más salir de currar.
Esperemos que sí porque no me lo puedo perder!!
A seguir disfrutando, que esto no ha hecho
más que empezar!!
Grimpeur!