No hacía el mejor de los días para hacer una
carrera, ni siquiera para salir de casa, pero llegaba la primera carrera de la
temporada 2016 y no podía faltar. El año pasado acabó agridulce con un
lamentable triatlón de Santander para olvidar y, por otro lado unos cuantos y
bonitos trails de montaña (Senda Costera, Monte Caballar y Ribamontán al Mar) que sirvieron para enlazar el
inicio de la pretemporada una vez más, con ilusión, con fuerzas y nuevos
colores. Este año correré con el Triatlón Costa Quebrada, un equipo lleno de
buena gente y amigos, con la filosofía de disfrutar de lo que se nos presente
esta temporada. Además, este año como novedad, he contado toda la pretemporada
con la ayuda y apoyo de Planes Deportivos, con el gran Juanillo Espino a la
cabeza para llevar una buena preparación a pie para el primer reto del año: la
media maratón de Santander la semana que viene.
Pero antes tocaba el tradicional primer
duatlón, el Duatlón de Astillero. Este año con un nuevo formato y ubicación en
el Polígono de Guarnizo y tráfico cerrado. El día era realmente horrible, agua, frío y
viento. Valiente, salí del coche para coger los nuevos dorsales Liberbank.
Atrás quedaron los antiguos de Caja Cantabria, con sus cientos de miles de
agujeros de las cientos de miles temporadas pasadas. Nadie los echará de menos.
Volví al coche a hacer tiempo, y con la calefacción a tope, me vino a la cabeza
el mítico pensamiento de “qué hago yo aquí pudiéndome haber quedado ayer más
rato de fiesta”. Pero aquí estaba, es difícil de entender, pero esto me da la
vida y motivado, salí para fuera para empezar los reencuentros con míticos y
amigos del tri. Los había que corrían, Javi López, Chano, Dieguito, Poo… y los
había que hoy vinieron a animar como Oli, Yaiza y Rolando, Nanduco… No sé yo qué
era más duro hoy.
Pistoletazo de salida a viva voz de Fede.
Preparados, ya!! La carrera conservaba las distancias, 6,6 km a pie, 33 km en
bici y 3,3 km a pie de nuevo emplazamiento del Polígono de Guarnizo. La primera
a pie constaba de dos vueltas por el polígono, el carril bici y una bonita
senda de tierra a orillas de un arroyo. El grupo tardó en estirarse, a la
expectativa del nuevo recorrido, pero pronto me puse ya a 180 pulsaciones. Buen
ritmo rodando junto a Diego Herrera y Chano en la primera vuelta, un poco
pasado de ritmo pero tiré para adelante. La lluvia incesante durante todo el
día tampoco molestaba, aunque había algún charco profundo. Me abrigué bien y el
frío no fue un problema en este sector, es más, me vi un poco ahogado en algún
momento, pero en la bici lo necesitaría. En la segunda de las vueltas mi
rendimiento bajó y perdí alguna posición. Me cazó Poo con su ritmo sólido y me
pegué a él y a su compañero Sastre. Estos no se me podía ir, y acabé, no sin
esfuerzo, con ellos para entrar en boxes en 26 minutos, a 3’55’’ el kilómetro.
Tras la estela de Poo cogí la bici. La bici
consistía en 6 vueltas al polígono completamente llano. El tráfico cerrado
permitía que el duatlón este año fuera con drafting, otra novedad. Reconozco
que no las tenía mucho conmigo, pues no conocía el estado de la calzada ni los
giros, pero la verdad que tanto el asalto como las rotondas se encontraban
limpias y muy bien, eso sí, con muchísima agua. Cómo llovía. Las dos primeras
vueltas las hice con Poo, dándonos buenos relevos y disfrutando cómo tres
cadetes se lanzaban hachazos. Pero pronto se acabó la tranquilidad. Llegó un
grupo bastante numeroso con gente con patas como César Bolívar, Geovanis Lobo,
Pedro Gandiaga y más hombres del Campoo Reinosa que venían tensando. Madre mía,
me costó mucho coger el ritmo, y la salida de las rotondas y giros con tanto
agua eran un sufrimiento en el látigo. Poo luchó pero no pudo aguantar uno de
los tirones. Yo no sé cómo lo hice pero pude recuperar unos metros infinitos
con la ayuda de otro duatleta y me metí de nuevo en el grupo. Ya sabía lo que
podía pasar y rodé muy concentrado para no sufrir mucho y, sobre todo, para evitar sustos y caídas. El grupo rodaba
rapidísimo. Y más para mí que no había tocado la bici en todo el año. También
había nervios, parecía que estaban preparando un sprint de Mario Guapo Cippollini
uffff! La verdad que me lo estaba pasando bien, y llegó el momento que hasta me
animé a dar algún relevo, cuando en un pequeño pique, hubo un parón. Animé a
mantener el ritmo sin tirones y en la quinta vuelta colaboré, para en la sexta
y última volver a sufrir. Tenía que aguantar sí o sí y aguante.
Bien abrigado, para nada pasé frío en la
bici, eso sí, calado hasta las patas, pero hubo gente que se bajó congelado. Yo
tan sólo no sentía los pies. Parecía que iba flotando. Últimos 3,3 km para
acabar, estaba hecho. Tenía miedo porque en la bici forcé muchísimo, y lo
normal era que las patucas lo pagaran, pero me encontré bastante suelto,
quitando el entumecimiento de los pies. Para nada me preocupé de la posición,
tan sólo de acabar. Cada uno llevaba su ritmo, unos tiraron y otros iban muy
mal por el frío. Yo me emparejé con Rasines del Camargo-Astillero para más
tarde acabar con dos del Campoo Reinosa. Los isquios me dieron un par de avisos
y decidí no forzar lo más mínimo que la semana que viene es la Media Maratón.
Hice bien y terminé en el puesto 37º de 86 que nos presentamos. Con
satisfacción y entero, me recibió Oli en meta y fui recibiendo al resto de mis
compañeros. Qué bien me lo he pasado!!!
Comenté un ratín la carrera con la gente,
alguno de ellos con síntomas de hipotermia, yo muy bien, pero el día no estaba
para quedarnos mucho más. Ganó Carlos Nieto del Campoo-Reinosa y Elena
Villanueva en chicas. Para casa a ducharme y a comer y pasar toda la tarde bajo
manta como la gente normal jeje! Tengo ganas de más!!! El próximo finde la
Media Maratón de Santander, a ver lo que sale en el primer objetivo del año!! Que
el segundo ya está fijado, Half Triathlon de Pamplona en mayo!! Toma yaaa!! Va
a ser un gran año!!!
Grimpeur!!