No sabes ni como ni cuando te has plantado en pleno diciembre, pero ahí estas. Final del otoño, final del año. Te paras a pensar un segundo y te preguntas cómo ha pasado el año, otro año. A veces ni te das cuenta de cómo pasa el tiempo, pero pasa, y pasa sin parar. Otro año más. Otro año único.
Final de año y toca balance. Toca recordar todos esos momentos, esos grandes momentos que han marcado el año, que te han marcado para toda tu vida y viviste en estos doce meses. Sólo hay que pararse a pensar unos minutos y te salen un montón. Lugares mágicos, vivencias y experiencias indescriptibles, lo que te hizo sentir aquella canción, días increíbles, los retos superados, momentos difíciles de los que supiste salir, los que aún están por solucionar, los pequeños-grandes momentos, todos los momentos de seis y medio sobre siete, todos esos momentos que has vivido este año y, sobretodo, sobretodo las personas con quién los compartiste, y quienes los hacen estar vigentes hoy en ti.
El año que viene esos momentos no se repetirán, ni volverán por mucho que queramos, han sido únicos, irrepetibles, pero al menos ahora sabemos a dónde arrimarnos, dónde buscar para acercarnos a nuestro camino. Todos los años te sirven para darte cuenta que siempre te encuentras nuevos retos, nuevos sueños, nuevos momentos. El nuevo año siempre te da la oportunidad de avanzar, de solucionar los asuntos que te han quedado pendientes, de mejorar en esos detalles en los que sabes que no lo diste todo, de aprender de tus errores del año anterior, de hacer realidad los sueños que siempre tuviste y los que te vendrán. De ser tú mismo.
Hacer balance de este año no se trata de mirar para atrás, sino utilizar lo vivido para afrontar con fuerza el que viene. Solo te tienes que preguntar, ¿cómo ha sido tu año? Analízalo, y entonces sólo te quedará superarlo y mejorarlo. Aunque parezca increíble se consigue. Lucha por hacer tu balance de final del año que viene un poquito mejor. ¡Te prometo que yo lo intentaré!
Grimpeur
viernes, 18 de diciembre de 2009
miércoles, 16 de diciembre de 2009
Por fin Peña Cabarga
Como ya lleva ocurriendo los últimos meses, los ultimos años, los sueños se van haciendo realidad. Se acaba de presentar la Vuelta a España 2010, y por fin se cumplirá otro los sueños más grandes desde pequeñito, final de etapa de la Vuelta en Peña Cabarga! Muchas han sido las temporadas que reclamábamos en Cantabria un final como este, y seguro que las rampas de este coloso que dibuja el perfil más típico de la Bahia desde Santander no defraudaran. Y los que es más seguro aún es que los casi 6km de ascensión, con porcentajes de 18% y pendiente media de 10% estarán repletos de aficionados de toda la región, porque por fin tendremos un final de etapa en Peña Cabarga. Los sueños se van haciendo realidad. Una vez más.
Apuntad esta fecha: 11 de septiembre de 2010, final de la 14º etapa de La Vuelta a España, Peña Cabarga.
Grimpeur
lunes, 14 de diciembre de 2009
Antwerpen
Amberes, Bélgica. Nunca te imaginas dónde te va a llevar la vida. Un año de Erasmus, una experiencia increíble, única e irrepetible, una vida en nueve meses, una ciudad de la que siempre formaré parte. Una ciudad, Amberes, que siempre llevaré conmigo. Tantos sueños cumplidos, tantas ilusiones, tantas lágrimas y alegrías, tantos momentos, tantas personas. Amberes.
Os dejo un video, obra de Laia, una ambereña. No hace falta haber estado allí para que se te pongan los pelos de punta. Espero que os guste y os transmita buenas sensaciones.
Grimpeur
Os dejo un video, obra de Laia, una ambereña. No hace falta haber estado allí para que se te pongan los pelos de punta. Espero que os guste y os transmita buenas sensaciones.
Grimpeur
Antwerpen, I love you from Laia Lluch on Vimeo.
">domingo, 13 de diciembre de 2009
Generación perdida
No sé cuantas veces, desde que comencé la universidad hace ya algunos años, habré tenido que escuchar, de boca de profesores sobretodo, comentarios acerca de lo poco que valemos los estudiantes de hoy en día cuando nos comparan con los de hace diez y veinte años. A veces jocosos, otras veces con resignación, otras, simplemente completamente de forma despectiva. ¿Qué ocurre aquí? ¿Me ha tocado vivir en la peor generación desde que existe universidad? ¿Somos más tontos o qué?
Son muchos años ya, y ahora, con la luz al final del túnel viendo como se acerca la meta, la experiencia que te han dado los años te brinda un poco de sentido crítico y una seguridad para alzar la voz (solo escribiendo) para plantar cara a aquellos que nos “repudian” por haber nacido en los ochenta. Pienso que hundir a los alumnos con críticas directas, por no haber cumplido objetivos, por no poder acabar un temario, o porque suspendes exámenes de idea feliz, no es la solución que reclaman algunos. No son pocos los que gastan “tan valiosas” horas de clase en echar más tierra sobre nosotros, cuando la raíz del problema no es, en mi opinión, las personas que están sentadas en los pupitres de la facultad. No voy a negar que los tiempos cambian, que las décadas son diferentes, que ahora quizás hay muchas más cosas fuera de la universidad que “distraen” a los jóvenes, quizá otro tipo de sociedad, quizá mentes más abiertas a todo, sistemas de información potentísimos, no se cómo llamarlo, hay otra vida nueva ahí fuera. Es cierto, puede ser que hoy los alumnos viven más acomodados, no tan implicados, hoy sacar la carrera no es tan “solución vital”. Pero ¿qué esperan? Hoy simplemente sacas la carrera y ¿qué haces? ¡qué haces! En fin, ese es un tema que requiere otra larga y tendida reflexión. Lo que quiero decir es que esos que tanto se echan las manos a la cabeza, que tanto se quejan de la clase de alumnos que tienen delante, cuando antes... ay antes! vaya alumnos los de antes! no hacen otra cosa que comparar y se olvidan de avanzar. ¿No se da cuenta usted que estamos en el ahora? ¿Y que usted es el profesor de hoy y no de ayer? Los nacidos en los ochenta también tenemos derecho a que, en fin, nos traten como universitarios y no como la generación perdida del botellón continuo en el que se creen que vivimos.
Basta ya de tanto protestar de tanto alumno inepto. El problema no es el alumno sino el sistema de educación del que proviene. Desde, las familias, el colegio, desde la “grandiosa” E.S.O., desde que ni siquiera se toque el siglo XX en Historia Contemporánea, desde que se sustituyan asignaturas que realmente enriquezcan por otras llamadas Ética o Energías Renovables en plena enseñanza obligatoria, desde que gobernantes de carrera política se inventen estrategias y sistemas de educación fuera de la realidad. Si quieren nivel, que empiecen desde abajo. Y sobretodo, que no se escapen esos profesores de Universidad anclados en su sillón, que parecen hacerte un favor cada vez que imparten clase, o toman esta como un trámite, dándoles igual si se explican bien, mal o simplemente emborronan gráficos que reutilizan año tras año. Ellos son trabajadores, pero con una función imprescindible, la función de formar a los que llevarán las riendas de su sociedad en el futuro. Una responsabilidad que parece que han olvidado en sus despachos donde “trabajan” en investigaciones mucho más importantes que nuestra educación. Desde mi posición, desde el punto de vista del estudiante genérico, el estudiante acaba rehuyendo de aprender y busca tan solo aprobar y deshacerse ya de esa asignatura de la que podría haber sacado tanto y lo único que ha conseguido ha sido perder horas, pero eso si, superando seis créditos para acabar de una vez la carrera. ¿Pero qué estamos formando? El único objetivo del alumno al final es saber sumar créditos y no formarse. Pero claro, la culpa es suya, del alumno, por haber nacido en esta época tan bien guiada desde pequeñitos.
¿Somos más tontos que antes? Estúpido sería el que lo pensase. El potencial está ahí, el potencial lo tenemos aquí, nosotros somos el potencial, y nosotros somos quienes tendremos que sacar esto adelante. Empezando desde ya. Es hora de confiar en las personas y que estas confíen en lo que se puede hacer con trabajo, esfuerzo, responsabilidad, y sobretodo con las virtudes que se tienen como persona, como personas buscando un futuro de seis y medio sobre siete. Apareció la vena crítica, ahora al final, ahora cuando veo cuánto podría haber sacado de las asignaturas de la carrera. Suerte que los años de Universidad no son sólo eso, sino también años de ir madurando poco a poco, años de aprendizaje de uno mismo y años de vivencias, gentes y momentos increíbles. Ahora, tras todos estos años, quizá esté preparado para salir ahí fuera, aunque forme parte de la generación perdida.
Grimpeur
Son muchos años ya, y ahora, con la luz al final del túnel viendo como se acerca la meta, la experiencia que te han dado los años te brinda un poco de sentido crítico y una seguridad para alzar la voz (solo escribiendo) para plantar cara a aquellos que nos “repudian” por haber nacido en los ochenta. Pienso que hundir a los alumnos con críticas directas, por no haber cumplido objetivos, por no poder acabar un temario, o porque suspendes exámenes de idea feliz, no es la solución que reclaman algunos. No son pocos los que gastan “tan valiosas” horas de clase en echar más tierra sobre nosotros, cuando la raíz del problema no es, en mi opinión, las personas que están sentadas en los pupitres de la facultad. No voy a negar que los tiempos cambian, que las décadas son diferentes, que ahora quizás hay muchas más cosas fuera de la universidad que “distraen” a los jóvenes, quizá otro tipo de sociedad, quizá mentes más abiertas a todo, sistemas de información potentísimos, no se cómo llamarlo, hay otra vida nueva ahí fuera. Es cierto, puede ser que hoy los alumnos viven más acomodados, no tan implicados, hoy sacar la carrera no es tan “solución vital”. Pero ¿qué esperan? Hoy simplemente sacas la carrera y ¿qué haces? ¡qué haces! En fin, ese es un tema que requiere otra larga y tendida reflexión. Lo que quiero decir es que esos que tanto se echan las manos a la cabeza, que tanto se quejan de la clase de alumnos que tienen delante, cuando antes... ay antes! vaya alumnos los de antes! no hacen otra cosa que comparar y se olvidan de avanzar. ¿No se da cuenta usted que estamos en el ahora? ¿Y que usted es el profesor de hoy y no de ayer? Los nacidos en los ochenta también tenemos derecho a que, en fin, nos traten como universitarios y no como la generación perdida del botellón continuo en el que se creen que vivimos.
Basta ya de tanto protestar de tanto alumno inepto. El problema no es el alumno sino el sistema de educación del que proviene. Desde, las familias, el colegio, desde la “grandiosa” E.S.O., desde que ni siquiera se toque el siglo XX en Historia Contemporánea, desde que se sustituyan asignaturas que realmente enriquezcan por otras llamadas Ética o Energías Renovables en plena enseñanza obligatoria, desde que gobernantes de carrera política se inventen estrategias y sistemas de educación fuera de la realidad. Si quieren nivel, que empiecen desde abajo. Y sobretodo, que no se escapen esos profesores de Universidad anclados en su sillón, que parecen hacerte un favor cada vez que imparten clase, o toman esta como un trámite, dándoles igual si se explican bien, mal o simplemente emborronan gráficos que reutilizan año tras año. Ellos son trabajadores, pero con una función imprescindible, la función de formar a los que llevarán las riendas de su sociedad en el futuro. Una responsabilidad que parece que han olvidado en sus despachos donde “trabajan” en investigaciones mucho más importantes que nuestra educación. Desde mi posición, desde el punto de vista del estudiante genérico, el estudiante acaba rehuyendo de aprender y busca tan solo aprobar y deshacerse ya de esa asignatura de la que podría haber sacado tanto y lo único que ha conseguido ha sido perder horas, pero eso si, superando seis créditos para acabar de una vez la carrera. ¿Pero qué estamos formando? El único objetivo del alumno al final es saber sumar créditos y no formarse. Pero claro, la culpa es suya, del alumno, por haber nacido en esta época tan bien guiada desde pequeñitos.
¿Somos más tontos que antes? Estúpido sería el que lo pensase. El potencial está ahí, el potencial lo tenemos aquí, nosotros somos el potencial, y nosotros somos quienes tendremos que sacar esto adelante. Empezando desde ya. Es hora de confiar en las personas y que estas confíen en lo que se puede hacer con trabajo, esfuerzo, responsabilidad, y sobretodo con las virtudes que se tienen como persona, como personas buscando un futuro de seis y medio sobre siete. Apareció la vena crítica, ahora al final, ahora cuando veo cuánto podría haber sacado de las asignaturas de la carrera. Suerte que los años de Universidad no son sólo eso, sino también años de ir madurando poco a poco, años de aprendizaje de uno mismo y años de vivencias, gentes y momentos increíbles. Ahora, tras todos estos años, quizá esté preparado para salir ahí fuera, aunque forme parte de la generación perdida.
Grimpeur
lunes, 30 de noviembre de 2009
HACER CIMA
En mi periplo europeo en las tierras bajas de Flandes, una de las sensaciones que más se echaba de menos era el despertar con un horizonte dibujado por montañas. A mi regreso, el reencuentro con La Montaña ha sido un reencuentro completo. Con ganas de respirarlas de nuevo, estos meses nos hemos echado al monte y he re-descubierto el paraíso interminable que supone adentrarse en esos pequeños valles, bosques y senderos que llevan a un coloso que parece infranqueable desde abajo pero que paso a paso siempre se logra coronar.
Hacer cima. Es difícil describir la sensación. Cuando estás arriba, cuando estás en esa roca, la piedra más alta, con el mundo a tus pies, te sientes más cerca del cielo. A la vez que muy pequeño, con esos 360º de paisajes infinitos, te sientes muy grande, lleno, de estar allí disfrutando de esa maravilla y habiendo sido tú y solo tu el que ha conseguido llegar a hacer cima. Observas, a lo lejos, de donde has iniciado tu marcha ahí abajo, has pasado dificultades, has disfrutado del camino, has dudado de poder llegar, has caminado, has sabido sufrir en la subida, has llegado y has gritado: cima!
Sabes que siempre habrá montañas más altas, pero hoy tu cumbre es la más importante de todas. Una vez arriba, todo va para abajo, y una vez abajo empiezas a pensar en la siguiente y soñar con alcanzarla. Cada vez que subes una, aprendes más para la siguiente, coges experiencia y motivaciones, quizá quieras ascender cotas más altas, quizá prefieras otras con menos altitud pero con mejores vistas, puede que te atrevas con aquellas que te parecen imposibles desde la base o a lo mejor te veas obligado a subir paredes verticales. Lo que es verdad es que siempre hay que buscar esa vía que, aunque te lleve más tiempo, va ganando altura poco a poco para llegar. Lo que es verdad es que lo único que te hace continuar es esa fe que te hace ascender, y es eso lo que hemos de buscar en nuestro interior para poner pie a tierra, levantar la cabeza, coger tu mochila con lo que necesites y empezar a patear, si es con alguien en quien confíes mejor, creer en ti y coronar. Porque, aunque parezca increíble, se puede llegar, y se llega. Se hace cima.
Grimpeur!
Hacer cima. Es difícil describir la sensación. Cuando estás arriba, cuando estás en esa roca, la piedra más alta, con el mundo a tus pies, te sientes más cerca del cielo. A la vez que muy pequeño, con esos 360º de paisajes infinitos, te sientes muy grande, lleno, de estar allí disfrutando de esa maravilla y habiendo sido tú y solo tu el que ha conseguido llegar a hacer cima. Observas, a lo lejos, de donde has iniciado tu marcha ahí abajo, has pasado dificultades, has disfrutado del camino, has dudado de poder llegar, has caminado, has sabido sufrir en la subida, has llegado y has gritado: cima!
Sabes que siempre habrá montañas más altas, pero hoy tu cumbre es la más importante de todas. Una vez arriba, todo va para abajo, y una vez abajo empiezas a pensar en la siguiente y soñar con alcanzarla. Cada vez que subes una, aprendes más para la siguiente, coges experiencia y motivaciones, quizá quieras ascender cotas más altas, quizá prefieras otras con menos altitud pero con mejores vistas, puede que te atrevas con aquellas que te parecen imposibles desde la base o a lo mejor te veas obligado a subir paredes verticales. Lo que es verdad es que siempre hay que buscar esa vía que, aunque te lleve más tiempo, va ganando altura poco a poco para llegar. Lo que es verdad es que lo único que te hace continuar es esa fe que te hace ascender, y es eso lo que hemos de buscar en nuestro interior para poner pie a tierra, levantar la cabeza, coger tu mochila con lo que necesites y empezar a patear, si es con alguien en quien confíes mejor, creer en ti y coronar. Porque, aunque parezca increíble, se puede llegar, y se llega. Se hace cima.
Grimpeur!
martes, 24 de noviembre de 2009
SEISYMEDIOSOBRESIETE
Hoy es uno de esos dias, hoy es un dia de seis y medio, pero de seis y medio sobre siete. Uno de esos dias que llegas a la cama y te sientes bien, realizado, bueno, pequeño… pero muy grande! No sabes exactamente qué has hecho, pero tienes la sensación de haber caminado, tienes la sensación de estar vivo. Muchas veces para sentirte así no tienes más que aprovechar lo que tienes a tu alcance, las maravillas que te brinda la tierra, el saber disfrutar de la lluvia en un dia gris, el subir una montaña, o el comerte un pescado salido de tu bahía, no tienes más que aprovechar el contacto humano de los que tienes a tu lado, y de los que no están tan cerca pero están, o simplemente de las personas con las que te cruzas cuando vas tu solo a clase o a la biblioteca, el saber disfrutar de las cara de felicidad de una persona desconocida con la que el tiempo y el espacio te ha hecho coincidir este día. Saber aprovechar y disfrutar de esos detalles, esos cientos, miles de detalles que tenemos la oportunidad de vivir, para sentirnos vivos, y poder correr libres, eso es lo que te hace llegar a la cama… y dormir feliz.
Días de seis y medio, eso es lo que gustaría vivir todo el mundo, eso es lo que podemos tener todos los días, pues ahí están, y con ese cero punto cinco que resta para seguir soñando y nunca dejar de hacerlo!
Grimpeur!
Días de seis y medio, eso es lo que gustaría vivir todo el mundo, eso es lo que podemos tener todos los días, pues ahí están, y con ese cero punto cinco que resta para seguir soñando y nunca dejar de hacerlo!
Grimpeur!
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