En mi periplo europeo en las tierras bajas de Flandes, una de las sensaciones que más se echaba de menos era el despertar con un horizonte dibujado por montañas. A mi regreso, el reencuentro con La Montaña ha sido un reencuentro completo. Con ganas de respirarlas de nuevo, estos meses nos hemos echado al monte y he re-descubierto el paraíso interminable que supone adentrarse en esos pequeños valles, bosques y senderos que llevan a un coloso que parece infranqueable desde abajo pero que paso a paso siempre se logra coronar.
Hacer cima. Es difícil describir la sensación. Cuando estás arriba, cuando estás en esa roca, la piedra más alta, con el mundo a tus pies, te sientes más cerca del cielo. A la vez que muy pequeño, con esos 360º de paisajes infinitos, te sientes muy grande, lleno, de estar allí disfrutando de esa maravilla y habiendo sido tú y solo tu el que ha conseguido llegar a hacer cima. Observas, a lo lejos, de donde has iniciado tu marcha ahí abajo, has pasado dificultades, has disfrutado del camino, has dudado de poder llegar, has caminado, has sabido sufrir en la subida, has llegado y has gritado: cima!
Sabes que siempre habrá montañas más altas, pero hoy tu cumbre es la más importante de todas. Una vez arriba, todo va para abajo, y una vez abajo empiezas a pensar en la siguiente y soñar con alcanzarla. Cada vez que subes una, aprendes más para la siguiente, coges experiencia y motivaciones, quizá quieras ascender cotas más altas, quizá prefieras otras con menos altitud pero con mejores vistas, puede que te atrevas con aquellas que te parecen imposibles desde la base o a lo mejor te veas obligado a subir paredes verticales. Lo que es verdad es que siempre hay que buscar esa vía que, aunque te lleve más tiempo, va ganando altura poco a poco para llegar. Lo que es verdad es que lo único que te hace continuar es esa fe que te hace ascender, y es eso lo que hemos de buscar en nuestro interior para poner pie a tierra, levantar la cabeza, coger tu mochila con lo que necesites y empezar a patear, si es con alguien en quien confíes mejor, creer en ti y coronar. Porque, aunque parezca increíble, se puede llegar, y se llega. Se hace cima.
Grimpeur!
y ver ese amanecer por el Liguardi mientras haces cima en el Cuetu Hijan no tiene precio!
ResponderEliminarlitri
Buena foto y gran descripción de la sensación montañera! Ya sabeis que a la próxima me apunto.
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