Sábado 11 septiembre 2010, soleado y buena temperatura para ascender. El día perfecto para el esperado final de etapa de la Vuelta en Peña Cabarga. La subida, cerrada al tráfico desde la tarde del viernes, sólo se podía atacar a pie o en bici para poder presenciar el paso de los corredores retorciéndose en las rampas más duras situadas en los dos kilómetros finales.
Ya desde por la mañana, la marea humana era impresionante. Mi primera subida del día, fue a hacer tiempos. Imaginando en cada metro cómo subirían los profesionales y siendo alentados por los aficionados en las rampas del 18%, conseguimos llegar a la cima en 31’30’’, ¿cuánto tardarían ellos en subir esos 6km? La segunda ascensión, acompañando a buenos amigos como Devu, Jose y Chete que se atrevieron a atacar este coloso fue disfrutando de cada detalle y de cada cara de ilusión de todos los aficionados que nos dirigíamos hacia arriba de diferente manera. Unos en bici de corredor con plato de 39 dientes, otros con las bicis de montaña recién sacadas del garaje aún con el polvo de varios años en algún caso, la gente con banderas de Cantabria, los naranjas venidos del Pais Vasco, neveras repletas de cervezas y refrescos y grandes bocadillos amarrados en los cuadros. Ríos y ríos de gente de todos los estilos, pero todos con algo en común, a todos nos unía la Vuelta ese día en Peña Cabarga con la Bahía de Santander como testigo.
Tras coronar, por gloriosa primera vez para alguno, nos reunimos con mis hermanos que también subieron en bicicleta. Comimos con el ambiente de la Vuelta inhundando todo y viendo llegar a cientos y cientos de ciclistas, aficionados y globeretes, que no paraban de subir. Escogimos la rampa, nuestra rampa y empezó la ansiosa espera que sin embargo pasó volando con la tensión y emoción de todo el mundo viendo cómo se acercaba el momento. La cantidad de gente era impresionante cubriendo los bordes de la carretera y las laderas de los últimos kilómetros. Desde nuestra posición vimos pasar por el valle de Penagos al pelotón por ahí abajo. Los helicópteros avisaban dónde se encontraban. Estarían a punto de comenzar a subir cuando nos enteramos de la caída del líder de la Vuelta, de Igor Antón, claro favorito, que tuvo que abandonar. Una verdadera lástima pues todos le esperábamos como uno de los que daría espectáculo. Un pequeño bajón que se olvidó sin pensar cuando vimos pasar por el descansillo al grupo de cabeza con unas diez unidades. ¡La subida ya había hecho daño! Situados entre los dos rampones definitivos ya con los pelos de punta, llegaron Nibali y Purito a la rampa del 18%, y en la curva dónde dicen que la pendiente es en realidad del 24% atacó Purito Rodríguez. Haciéndole un pasillo de medio carril en medio de la calzada pasó Purito junto a nosotros. Nos dejamos la voz a gritos. A pocos segundos el Tiburón Nibali con la cara desencajada por el esfuerzo, completamente al límite, y pasando a escasos centímetros de nosotros. Impacatante el rostro del italiano. Luego el resto, Mosquera, Frank Schleck y los restos del grupeto Roche, Velits, Sastre, Luisle... La algarabía era tremenday la emoción indescriptible. Uno a uno, fueron subiendo, clavados, los demás ciclistas, alguno con mejor cara que otros. Los top20 luchando por cada segundo y pedalada, Freire bien delante, Pozzato y Gilbert haciendo caballitos, Bruseghin ensangrentado por la caída, los de Euskaltel alicaídos, Zabriskie con un pajarón que se caía, y detrás el pelotón con Mark Cavendish a la cabeza y el resto del furgón de cola. Un sueño, un sueño hecho realidad y además con la posibilidad de compartirlo con mis amigos y mis hermanos quienes no paramos de identificar a todos los ciclistas.
Qué gran día, cero euros y todo un día de emociones. Un día esperado y una vez más unas altísimas expectativas superadas. Un gran día que tuvo como colofón el compartir carretera con muchos de estos ídolos del ciclismo bajando junto a nosotros en bicicleta y junto a toda la afición cántabra del ciclismo. Hombro con hombro con ellos, cómo uno más. Qué deporte si no el ciclismo puede dar esto. Aunque haya que haber esperado tantos años, ha merecido la pena, y creo que a la organización de la Vuelta también, pues ha sido, sin duda, el final de etapa con más aficionados. Esperemos que repitan experiencia el año que viene y volvamos a vivir y disfrutar un final de etapa como este en la Vuelta’11.
Final de Etapa en Peña Cabarga:
1º Purito Rodriguez, 2º Vincenzo Níbali a 20'', 3º Ezequiel Mosquera a 22''.
General Final de la Vuelta:
1º Vincenzo “L’Esqualo” Níbali, 2º Ezequiel Mosquera, 3º Peter Velits, 4º Joaquim Rodriguez, 5º Frank Schleck
Grimpeur!
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