miércoles, 27 de octubre de 2010

Blog "Y acabamos en Torino"

Esta temporada, una parte importante de los amigos que forman nuestro seisymediosobresiete, les ha tocado vivir y disfrutar una experiencia increíble, increíble como imborrable para sus vidas. Abriendo sedes por toda Europa, Eindhoven, Paris, Roma, Varsovia, Udine, Turín... este año es su año Erasmus.

El Erasmus, como fue para el que escribe, es algo más que una experiencia única, académica y personal, es algo que va más allá aún, es la oportunidad de buscar y encontrar todo aquello que persigue cada uno, una oportunidad más de alcanzar sueños inimaginables que, como sabemos en seisymedio, se pueden conseguir... y se consiguen. Nuestro amigo "Litri", con sede en Torino, y su inseparable compañero Damián, quieren compartir con nosotros al menos un pedacito de ese cúmulo de aventuras y sueños, lugares y vivencias fascinantes que les está tocando vivir este año.

Os invitamos muy vivamente a que visiteis su blog:

http://www.yacabamosentorino.blogspot.com/

Encontrareis historias Erasmus, viajes y hazañas y os recomendamos sobretodo las rutas de montaña que nos relatan por el país transalpino. De la Cordillera Cantábrica a los Alpes, todo un reto. Un sueño absolutamente de seisymediosobresiete que seguiremos desde aqui.

Un abrazo a los torineses y al resto de sucursales europeas!

Grimpeur!

jueves, 14 de octubre de 2010

Viaje a los puertos míticos de los Pirineos

Tourmalet. Sólo escuchar ese nombre lo dice todo. El puerto más mítico y famoso del ciclismo y un sueño para todo ciclista el estar allí y subirlo. Con esa intención se fraguó el viaje y el grupo de 7 hombres formado por Jose Luis, Diego, Javi, Carlos y los hermanos Martín Sarobe Javier, Juan y Pablo, que aprovechamos el puente del Pilar para atacar el mítico Col del Tourmalet y otros dos grandes puertos del Pirineo francés en tres días brutales.






Cima del Tourmalet


Antes del amanecer del sábado 9, pusimos rumbo Francia desde Santiurde de Toranzo. Las 7 máquinas ya estaban en la furgo y con un coche más iniciamos la expedición. A mediodía, llegamos a nuestro campo base, Luz St.Sauveur, auténtico corazón del ciclismo pirenaico. Con un tiempo espléndido, con nubes pero buena temperatura, subimos a nuestro apartamento que estaba fenomenal y es para recomendar. No había nadie y nos habían dejado las llaves puestas. Nos echamos al estómago dos buenas tortillas de patatas y nos montamos en la bici. Primer objetivo del viaje: Luz-Ardiden, a donde se ascendía desde el mismo Luz St.Sauveur. 13km por delante a una pendiente media del 7,7%. Con ritmo acorde para el disfrute de todos fuimos superando las rampas donde el mismo Arsmtrong sufrió aquella famosa caída con Mayo por la gorra de un niño y Jan Ullrich decidió esperarle. Armstrong ganó esa etapa. La primera parte del puerto transcurría entre bosque con grandes vistas sobre el país de Toys. Los colores otoñales daban aún más belleza al paisaje. Bonitas curvas de herradura y llegados a una altura ya considerable los árboles fueron desapareciendo y sólo quedaron ante nosotros los últimos 3km llenos de herraduras enlazadas que nos separaban de la meta, la estación de esquí de Luz-Ardiden. Comenzaron las hostilidades y el grupo se fragmentó llegando primero Pablo seguido de Carlos y Juan en tercera plaza. Un puerto precioso y con un tiempo ideal. Tarde recuperadora en el jacuzzi de los apartamentos y gran cena con “almoóndigas”!! Fue a la noche cuando comenzó a llover.


Herraduras de Luz-Ardiden



El segundo día era el día señalado, era el día del Tourmalet. Y el tiempo y las previsiones meteorológicas eran malísimas. Preparamos la comida, los víveres y la ropa de abrigo, pues nos esperaba una jornada larga con una vuelta de más de 100km y con el Tourmalet de por medio. Desde el mismo Luz St.Sauveur comenzamos la ascensión a este coloso de 18,8km de subida sin descanso a una pendiente media de 7,5%. Brutal. Tuvimos suerte que la lluvia nos respetó en los primeros kilómetros hasta bien entrada la ascensión. La primera parte muy bonita, con trazado rectilíneo y alguna herradura entre arbolado, y a partir de la estación de SuperBarèges los árboles desaparecían y la altitud ya se empezaba a notar. Nos metimos de lleno en la niebla y en los rigores de la alta montaña. Con frío, lluvia y sin ver lo que faltaba comenzaron los movimientos. Juan lanzó un ataque a 4,5 km de meta. Los carteles informativos del puerto eran nuestra única referencia ya que no había casi fuerzas para sacar el perfil del interior del maillot. Y es que quedaba lo peor, los dos últimos kilómetros infernales a una pendiente constante del 10% sin descanso. Con casi 18km de subida en las piernas el último tramo fue durísimo. Pablo llegó de atrás y coronó los 2115m de altitud primero seguido de nuevo de Carlos y Juan. Javier repitió cuarto puesto y el quinto puesto se lo disputaron en un cerradísimo sprint Javi y Jose Luis en la gloriosa cima del Tourmalet. Diego, no muy lejos alcanzó la meta en séptima posición. El Tourmalet nada más y nada menos. Fotos, satisfacción y alegría.





Col du Tourmalet, 2115m


Con el subidón decidimos seguir la ruta planeada a pesar del temporal. Hacía un frío increíble y eso que faltaba la bajada por el otro lado, por La Mongie. El descenso fue uno de los peores momentos que haya pasado sobre la bicicleta y sin duda lo más duro del viaje. Mojados hasta los huesos, el frío era inimaginable y el sufrimiento fue notable, hasta el punto de pasarse por la cabeza deseos de dejar la bici para siempre o querer volver a casa y abandonar, pero seguimos. En los famosos túneles de la La Mongie nos detuvimos y nos reagrupamos intentando recuperar el calor, cosa que no conseguimos hasta después de comer en Bagnères de Bigorre. Comenzamos un tramo de llano por el valle con gran cantidad de agua en la calzada. Nos desviamos hacia la izquierda rumbo Lourdes por una carreteruca preciosa y muy bien cuidada, con algunos repechos que dieron guerra. Muy divertido. Alcanzamos Lourdes ya con bastantes kilómetros en las piernas y con una lluvia incesante, y comenzó el último tramo hasta Luz St.Sauveur subiendo por el valle picando para arriba constantemente. Los kilómetros pesaban y mucho y a falta de 10 de meta lanzó el hachazo el potente Juan en un terreno que le favorecía. Poco a poco fue abriendo hueco por la espectacular garganta boscosa por donde transcurría la carretera y donde el agua precipitaba por todos lados en forma de cascadas y torrentes. Juan cogió una distancia peligrosa y empezaron los relevos de Carlos y Pablo atrás donde sólo aguantó Javier hasta que no pudo más y se quedó. Juan aguantó de forma increíble y no fue hasta el último repechuco ya en Luz St.Sauveur donde cedió y fue neutralizado en la última curva. Etapón de 103,5km con lluvia, frío y el Tourmalet. Inimaginable y un sueño hecho realidad. El esperado baño en la piscina fue reparador. El sufrimiento de la bajada ya se había olvidado y sólo quedaba la gloria de haber coronado el Tourmalet el 10/10/10. Una fecha imborrable. En la cena, donde engullimos toneladas de comida con una gran lasaña y arroz, planeamos la última aventura del viaje para antes de regresar. La subida al Circo de Troumousse.

El puerto que elegimos para el tercer y último día, el Circo de Troumousse, no es muy famoso ya que no es un puerto mítico del Tour, sin embargo, no nos equivocamos en nuestra decisión. Sin duda el puerto más bonito de los que hemos subido. Saliendo de nuevo directamente desde Luz St.Sauveur a unos 800m, nos esperaban 27 km de ascensión ininterrumpida hasta la cima situada a 2103m de altitud. La lluvia nos respetó todo el día y eso se agradeció después de lo del día anterior. Nos internamos por un estrecho y precioso valle boscoso en pleno otoño con una suave pendiente ascendente directos hacia el sur. Pasamos el Puente de Napoleón III y una espectacular central hidroeléctrica hasta el bello pueblo de Gédre, donde la pendiente cambió y empezó el puerto en sí. Pasamos el cruce de la carretera de Gavarnie y nos dirigimos hacia las espectaculares paredes nevadas del Circo de Troumousse tras las cuales se encontraba España.



Hacia el Cirque de Troumousse


Desde el pueblecito de alta montaña de Héas comenzaron las preciosas herraduras, por las cuáles, en gran parte, habíamos elegido este gran puerto. Todas seguidas, más de 25 curvas en este último tramo de más de 7km de ascensión con pendiente media de más del ocho y un descanso a mitad que se agradecía ya que restaban rampas de hasta el 13%. En Héas, donde había un peaje para vehículos motorizados, nos tomamos un ligero avituallamiento y fue cuando Jose Luis decidió intentarlo en solitario desde lejos. Con una renta de unos 50 segundos se mantuvo en cabeza incluso aumentando la ventaja hasta el minuto. La sucesión de curvas de herradura hacía sin duda más divertida la ascensión ya que en todo momento teníamos referencias hacia arriba y hacia abajo. La manera de ganar altura era espectacular. Tras el descansillo, donde había un refugio, las rampas se endurecieron aún más, y en gran medida. Carlos dio síntomas de hacérseles largos los tres duros días de alta montaña y Pablo lo aprovechó incrementando el ritmo del grupo y logrando cortarle poco después que a Javier. Juan aguantó muy bien, y en las rampas más duras se dio caza a Jose Luis. Las últimas rampas y herraduras fueron agónicas y por fin se coronó el último puerto de este gran viaje. Completamente fragmentado, el grupo de 7 fue llegando cada uno en solitario y con las fuerzas justas, pero con la satisfacción de haber hecho cima en estos tres colosos del ciclismo. Con la nieve de las laderas, o más bien los muros del Circo de Troumousse frente a nosotros, y con el pico de La Munia con sus 3133m de altitud adivinándose entre la niebla, comenzamos la última bajada, esta vez con buena temperatura para disfrutar del precioso descenso, donde se vivieron las últimas hostilidades llegando a Luz St.Sauveur en un vertiginoso final. Otro etapón. Dimos cuenta de la “almóndigas” que quedaban y volvimos a casa, parando en el Santuario de Lourdes, y con una satisfacción que no cabía en el pecho.

Los sueños de niño, una vez más se van haciendo realidad. Un gran finde, un gran viaje y un honor compartir carretera con tan buena compañía. El dolor de piernas continua todavía pero…¡Hemos coronado el Tourmalet amigos!



Grimpeur!

viernes, 8 de octubre de 2010

Resumen Temporada de Triatlón 2010

El pasado 25 de septiembre concluyó la temporada de triatlón en Cantabria. Una temporada personalmente muy completa que, aunque no ha sido muy regular en los últimos meses debido a viajes y a estudios, sí ha estado marcada sobre todo por grandes eventos y grandes retos que se consiguieron superar no sin esfuerzo.

El año comenzó lesionado. Una rotura fibrilar forzó un parón de casi tres meses desde noviembre’09 que me impidió llegar con la preparación deseada para el circuito de duatlón. Pero en la recuperación de esa lesión surgieron los grandes retos y las ganas de superación empezando casi desde abajo del todo. El primer gran reto del año, la Media Maratón de Madrid a principios de abril, cuya preparación durante el mes de marzo tuvo su colofón con un gran fin de semana en la capital y un importante contenido emocional.

Antes de esa parada, y tras la reaparición a finales de febrero en el Duatlón de Astillero, en las semanas de marzo fui progresando poco a poco y con mucho entreno conseguí una buena actuación en el Duatlón de Basauri, en el País Vasco, donde el sector de bici fue buenísimo y nos llevamos una grata impresión de la organización fuera de Cantabria, lo que nos animó a repetir en Euskadi con la cicloturista Bilbao-Bilbao.

Tras la Media Maratón de Madrid, el 11 de abril de 2010, el siguiente reto no se hizo esperar, y sin esperármelo fui seleccionado para acudir al Campeonato de España Universitario de Triatlón. Con la moral muy alta y la exigencia y obligación de hacerlo bien, los duatlones de Azkoitia, Polanco y Santander previos al Campeonato de España fueron muy buenos y serios, sobre todo en el País Vasco de nuevo, en un fuerte Duatlón de Azkoitia y en el Duatlón de Santander donde, gracias en buena parte al apoyo de mis amigos, conseguí el tercer puesto en el Campeonato Universitario de Duatlón en Cantabria. Con estos buenos resultados viajamos a Alicante donde se celebraban los Campeonatos de España. Conocedor de mis limitaciones en el agua y ante tanto gallo, mis objetivos se centraron en, además de hacer un digno papel personal, conseguir puntuar para el equipo y conseguir así algo histórico para la Universidad de Cantabria. Y se consiguió. Fue sin duda una gran experiencia deportiva y única que supuso todo un premio para mí. Con el Duatlón de Reinosa, di por concluida la temporada de duatlón y entre exámenes comencé a centrarme en el siguiente gran objetivo y gran reto del año: el Triatlón Larga Distancia Valle de Buelna, es decir, el Medio Ironman.

Con apenas mes y medio de preparación sabía que iba a llegar justito, pero por primera vez planifiqué bien las seis semanas que tenía para conseguir alcanzar este gran reto. Objetivo: acabar. Una semana antes del medio Ironman, el Triatlón de Suances, como prueba de fuego. Llegué muy bien y probablemente realicé una de mis mejores carreras de mi corto currículum deportivo entrando el 25º en meta. Fue el último empujón que me faltaba para llegar con la moral y confianza necesarias a la fecha señalada.

26 de junio de 2010. 1,9 km a nado por la playa de Comillas, 90 km hasta los Corrales de Buelna en bicicleta, y para acabar, 21,1 km, una media maratón a pie. La natación y la bici fueron increíblemente bien pero al llegar el sector a pie llegó el sufrimiento y el mayor dolor de piernas que haya sentido jamás. Después de 5 horas y 46 minutos alcancé el objetivo de sobrepasar esa delgada línea en el suelo que indicaba la meta. Probablemente, el mayor sufrimiento físico que haya vivido nunca al borde de la extenuación, y estoy convencido que la cabeza y la moral fueron las que me hicieron llegar a la meta. El sufrimiento se olvida, pero esa satisfacción de haberlo conseguido dura para siempre.
A la semana siguiente, con el cuerpo cansado, nos hicimos el doblete Alto Ebro – Bansander, donde mi mayor satisfacción, a parte de la buena carrera en Alto Ebro sobre todo, fue el bautismo en el agua de mi hermano Juan. Actuando como padrino conseguí convertirle en triatleta, como me convirtieron a mí hace tres años. Después, tras unas merecidas vacaciones de más de un mes sin competir, reaparecimos en el ya mítico Duatlón de Medio Cudeyo. A la cuarta participación, por fin entre en el top ten en Solares. Un par de semanas después el tri de San Vicente de la Barquera, acompañando gratamente a mi hermano Juan y tirando de él consiguiendo que llegara a meta. Para acabar, después de un duro agosto estudiantil, se cerraba el circuito con el triatlón de casa, en el Sardi, el Triatlón de Santander que puso punto y final a esta gran temporada llena de retos superados y sobre todo sueños cumplidos. Además, este año el equipo de Triatlón de la Universidad de Cantabria ha conseguido grandes éxitos como el campeonato regional de Acuatlón en Noja, la victoria en el Bansander y el tercer puesto en Polanco y Suances.

Nada más acabar, ya hay ganas de pensar en nuevos retos. Como guinda al pastel, de momento, nuestras bicis disfrutaran del premio de poder ascender algunos de los puertos más míticos del Pirineo francés. Quizá en las rampas del Tourmalet, Luz-Ardiden o el Aubisque aparezcan o surjan los siguiente objetivos para el año que viene. Lo que es seguro es que no serán lejanos en el tiempo y, grandes o pequeños, supondrán nuevos retos a superar, nuevas aventuras de seis y medio, pero de seis y medio sobre siete.



Temporada 2010:
  • Medio Maratón de Madrid 1h 33min 48seg
    I Carrera Popular Nocturna Ayuntamiento de Santander
  • Duatlón Astillero (61º)
    Duatlón de Basauri (Vizcaya) (106º)
    Duatlón de Azkoitia (Guipúzcoa) (71º)
    Duatlón de Polanco (31º)
    Duatlón Ciudad de Santander (36º) 3ºCto.Universitario
    Duatlón de Reinosa (38º)
    41º Circuito Cántabro de Duatlón
    Duatlón Medio Cudeyo (10º)
  • Cto.de España Universitario de Triatlón, Alicante (88º)
  • Triatlón Larga Distancia Valle Buelna 5h46min (199º)
    Triatlón Suances (25º)
    Triatlón Alto Ebro (54º)
    Triatlón Bansander (34º)
    Triatlón San Vicente de la Barquera (107º)
    Triatlón Ciudad de Santander (49º)
  • 38º Circuito Cántabro de Triatlón

Grimpeur!

lunes, 4 de octubre de 2010

Ruta 41: BERREA EN LA SIERRA DEL CORDEL

· Salida-Llegada: Brañavieja 1640m
· Tiempo: 8 horas y media
· Desnivel: 500m aunque algo más en desnivel acumulado
· Cimas: Cuetu de la Horcada 2111, Bóveda2060, Cornón 2140m
· Máxima cota: Cornón 2140m· Nivel Dificultad: Avanzado


2 de octubre de 2010, nubes y claros y fuerte viento sur. Montañeros: Jose y Pablo. Fauna avistada: más de cien venados, rebecos y buitres.

Llegó la berrea 2010. Un año después volvíamos a Campoo buscando aquello que vivimos y tanto nos ha marcado todo este año. Con la notable ausencia de Carlos que disfrutaba no obstante de la montaña y berrea transalpina, Jose y yo pusimos rumbo a Brañavieja en la madrugada de un sábado que presentaba unas previsiones buenísmas. A las 6:00 am salimos de Santander, y a las 7:30 am ya estábamos caminando con la oscuridad, aún, de la noche. Poco a poco empezó a aparecer el sol tras las nubes que cubrían parcialmente el Embalse del Ebro y las luces de Reinosa. Con los colores increíbles del alba, el fuerte viento sur no dejaba escuchar los berridos de los venados, pero estábamos seguros de que estaban allí. Y así era. No llevábamos ni veinte minutos andando por la pista de Cuencagén y aparecieron los primeros entre las escobas. Comenzamos a contar.


Llegamos a Cuencajén y tras revisar el estado de la cabaña, que estaba bastante deteriorada respecto el año anterior, atacamos la pared del bonito circo directamente hacia el Iján. A media ascensión un gran macho que venía de Sejos nos mostró su gran cornamenta que se dibujaba en el horizonte del perfil de la montaña. Imponente. Cada poco seguíamos avistando ciervas y machos solitarios. Una vez alcanzada la divisoria nos asomamos a la vertiente de Sejos y en la misma braña donde les vimos en 2009, sorprendimos a un gran rebaño de unas 20 hembras con un enorme macho de buena cornamenta. Los pudimos observar durante varios minutos junto los corretones rebecos. Precioso.


Siendo aún muy temprano continuamos andando a lo largo de la sierra. Coronamos el Cueto de la Horcada con el fortísimo sur tirándonos hacia la impresionante caída hacia los Puertos de Sejos. Decidimos continuar y completar toda la sierra del Cordel. Teníamos aún todo el día. Superamos el espectacular Paso de la Muerte, que sin embargo no entrañaba demasiado peligro. Aún así, existían zonas bastante técnicas. Hicimos otra cima y coronamos el Bóveda. Todo el occidente de Cantabria se divisaba como un paisaje inigualable. Abajo, los puertos de Sejos, salvajes, La Concilla y la Jerguera, Polaciones, las cumbres de Peña Sagra, Liébana, los impresionantes Picos de Europa, con el Macizo Oriental dominándo iluminado por el sol en primer plano y reconociéndose sus cumbres, a la izquierda el Central, el Coriscao, Peña Prieta, el Curavacas, el Espigüete, toda la Cordillera y Montaña Palentina, y ya más cerca de nosotros Peña Labra, el Tres Mares y nuestra última cima, el Cornón. Hacia allá nos dirigimos pero en un pequeño balcón nos detuvimos al divisar otro grupo más. Nos sentamos, y sólo mirando descubrimos otros muchos grupos más de ciervos. Tranquilos, libres, salvajes. Vimos además casi una pelea cuando un buen macho se lanzó ladera abajo contra otro macho que huyó despavorido. Ambos tenían buenas cornamentas. La persecucón prosiguió con violencia a lo largo de toda la extensa braña. Pero al final hubo vencedor y vencido sin tener que cruzar sus astas. Espectacular, toda la escena espectacular. La cuenta llegaba ya hasta los 90 ejemplares y camino ya al Cornón decidimos dejar de contar porque avistamos otra manada de unos 16 venados. Más de 100, parecería una exageración, pero era la realidad. Verlo para creerlo. Increíble.


Coronamos el Cornón donde había un monumento que rezaba “…el más noble de los deportes”. Satisfacción. Satisfacción y belleza ante nosotros. Sin haberlo planeado nos habíamos recorrido toda la sierra y llegaba la hora de la merecida comida. Bajamos al aparcamiento de la Fuente del Chivo y decidimos evocar aquel mítico momento de hacía un año cuando nos sentamos asomados a las faldas del Tres Mares y Peña Labra y divisamos nuestros primero venados. Recordando el momento y viviendolo otra vez, sólo pensamos en que el año siguiente volveríamos sin duda, y junto al que faltó, pues le echamos de menos, y los que faltaron.




Estómago lleno, con las expectativas una vez más, más que sobrepasadas, nos lanzamos ladera abajo hacia Brañavieja que no estaba cerca. Atravesando las pistas de esquí y los diferentes telesillas llegamos a la carretera que nos llevó, en menos de una hora, a finalizar la ruta a media tarde. Excelente, qué más se puede decir. La berrea en Cantabria.



Grimpeur!