jueves, 25 de noviembre de 2010

Esto está muy mal ehh!

Lamentablemente, esta es la frase más repetida y oída por las calles aquí estos últimos meses en España. No hay conversación en la que no aparezca el comentario: es que.. esto está muy mal, ehh!”. Al final, se acaba hablando siempre de lo mismo, pues es lo que nos rodea y afecta, un grave problema común a todos estos días, la situación de la economía y al fin y al cabo la situación de la vida futura que nos espera.

La sociedad española lleva mucho tiempo esperando paciente, e incluso escéptica la mayoría, a la salida de esta crisis. Una crisis de la que hemos oído hablar mucho pero que ha tardado, en muchos casos, en afectar a la vida real de la gente. Y es que desde la entrada de lleno en la crisis allá en 2008, hace ya dos años, no se ha dejado de seguir llevando un ritmo de vida similar al de antes de esta situación, demasiadas veces superior a las oportunidades reales. Lo real es que hay que irse concienciando que esto se acabó y que realmente se tardaran muchos años volver a esos años de bonanza. Desgraciadamente, ahora viene lo peor y hay que apretarse el cinturón y arrimar el hombro.

No quiero parecer pesimista, pero llega un momento en que hay que coger el toro por los cuernos y afrontar la dura realidad. Ahora nos llega la crisis a nosotros, a la ciudadanía de a pie. Los más de 4 millones de parados (registrados) ya saben de lo que hablo y el resto también presiente lo que nos espera. Parar la destrucción de empleo es primordial, pero lo grave es que después de esto, no se vuelva a crear, y esto, poco a poco, para el país. Si la gente no trabaja, no hay dinero para pagar impuestos, no hay dinero para el Estado, no hay pensiones ni dinero público para infraestructuras, ni para crear a su vez trabajo. Si la gente no trabaja no hay dinero para consumir, no hay dinero para mover, unos dejan de dar y otros dejan de recibir y vuelta a empezar. Una dinámica fatal y crítica.

Esto se empieza a vislumbrar en la situación de los jóvenes que puede tomar una grave y preocupante tendencia de cierta pasividad y obligada resignación. No necesitamos datos, sólo hay que escuchar la experiencia de la gente que tenemos al lado. Miles de jóvenes titulados y con preparación, como el que escribe, que comenzaron sus estudios en un mundo de oportunidades y futuro esperanzador que de repente llegan a su objetivo y se ven envueltos en una dinámica de parada total, ausencia de ofertas y futuro completamente incierto. Suerte que al menos quedan lugares donde se les hace el “gran favor” de poder trabajar sin cobrar. Tristemente es lo único que hay. Pueden acumularse varias generaciones, buenas generaciones de jóvenes, sin una simple oportunidad de demostrar y trabajar por avanzar. ¿Una generación perdida como ya hablábamos aquí hace unos meses?

A parte de los problemas macro y micro, laborales y financieros, además de estos problemas económicos, yo creo que uno de los más graves y en los que más habría que incidir es en la situación de estas nuevas generaciones que al fin y al cabo serán los que llevarán este país dentro de, esperemos, no muchos años. Evitar la aparición de esta resignación, desconfianza y al final pérdida de toda esperanza es crucial para salir adelante. No hay que quedarse parados, no hay que dejar de luchar ni desistir. Continuar la formación, atreverse con las oportunidades que salgan y lanzarse por un sueño. Ese sueño es trabajar, y hay que cumplirlo como sea. De toda época de crisis, guerra o inestabilidad salen las mejores ideas, inventos y soluciones. Esa es nuestra misión y el reto de esta nuestra generación. ¿Generación perdida? ¡NO! Nos esperan dificultades, de eso no hay duda y hay que ser muy conscientes, pero pase lo que pase hay que seguir adelante pues saldremos de esta, saldremos adelante.

Sin desistir, mucho ánimo a quienes va dirigida esta misiva sin perder la esperanza.
Un abrazo!
Grimpeur!

2 comentarios:

  1. Grande Pablo, animos desde Sudáfrica!! Podremos!

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  2. manuu! gente como tu es el mejor ejemplo de esfuerzo y esperanza para el resto! un abrazo!

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