viernes, 25 de marzo de 2011

Cerves y Traqueteo

Se trata de una combinación perfecta, cervezas en compañía de buenos amigos unidas a un continuo traqueteo y balanceo de tren, tranvía o cualquier cosa que se mueva por raíles, cuanto más imperfectos mejor. Grandes momentos en días lejos de casa como estos días que acontecieron en la ciudad eterna de Roma.


El periplo romano, sorprendentemente, comezó sobre raíles. Primera noche en Roma y primera fiesta en un tranvía recorriendo todo Roma. Algo único e inimaginable. La sensación del traqueteo de un viejo tram, en el que Tonino ha de bajarse para cambiar las vías, avanzando directo al Colosseo romano iluminado e inmersos en una gran fiesta Erasmus, no tiene parangón. Increíble experiencia.


Y es que es la vida Erasmus, una vida que cada día te sorprende y cada día es una vida diferente. Dos años después del Erasmus belga del que escribe, tocaba responder visita. Roma. La fecha fue elegida con miras imposibles y de ensueño que al final no pudieron alcanzarse, pero de una cosa salió otra completamente brutal, un condominio del bueno en el que nos juntamos una buena cantidad de amigos y gente de Santander dispuestos a quemar Roma como Nerón y a disfrutar de la ciudad eterna recorriendo su historia grabada en cada una de sus calles y lugares.


Venidos de Torino, el reencuentro se produjo en Colli Albani y las caminatas bañadas en cerve se sobrevinieron desde el primer día. Todos y cada uno de los lugares de la Roma mágica y cultural, más mágica aún que otras veces. Gelattos, pizzas y raviolis en el Trastevere. Iglesias y Basílicas con santos y reliquias. Cúpulas gigantes subidas a pie y vistas inigualables. Fuentes y Fontanas. Monedas al aire para volver. La casa de Giussepe de Calasanzio e himnos de colegio. Obeliscos entre el barroco de Bernini. Los restos y edificios en pie de la Roma Imperial de hace más de dos mil años. Los adoquines sobre los que se corría la Maratona di Roma el domingo. Las gentes de todo el mundo con zapatillas y algún loco hasta en chanclas en pleno marzo. Y como no, los buses y metros con birra en la mochila conociéndo la Roma profunda y cotidiana.

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Perdiendo la noción del tiempo nos sumergimos en el Erasmus romano. Vino frizzante, porteros, cánticos e himnos del Toro. Caos perfecto de sartenes, barras y carteles. Lunas llenas inmensas. Felicidad absoluta. Erasmus. Y a los dias siguientes de salir, en pie a visitar y no perder un segundo. Pasta y gnocchis de olla común y a patear con pies maltrechos. Ruinas romanas y puestas de sol en el mar Tirreno. Y entre medias, traqueteo y cervezas. Cerves y traqueteo. Birra Peroni vs birra Moretti, y de premio alguna que otra Duvel para recordar aún más esa vida en Bélgica de hace dos años.

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Y todo compartido, compartido con amigos de esos de abrazo de verdad. Pocos días, cansancio extremo. Aislados del mundo y del tiempo. Felicidad, erasmus. Despedidas fugaces y vuelta a la realidad. Llega lo realmente duro, recuperarse de cinco días infinitos, haciéndose infinitos cada día que pase hasta hacer que vuelvan de nuevo. ¿Volverán? Ya se está gestando lo que será la próxima huida de la realidad absoluta. Ya se están cerrando los ojos para volver a empezar a soñar.

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Grimpeur!

4 comentarios:

  1. Buenisimo Pey!!!
    Me ha encantado este articulo y lo comparto al 99% (por cierto tu estilo se parece un poquito al de Perez Reverte),

    Mon!

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  2. Jajajaja si hombre jaja, al de Cervantes más bien... Gracias mou! Es facil compartiendo momentos con vosotros, de verdad!

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  3. Así que de guateque en un tram, eh! Vaya pájaros!

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  4. ya sabes bien amigo mio que el traqueteo es la autentica felicidad, eso y correr bajo la luz de la luna!

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