miércoles, 21 de marzo de 2012

MONTE AA

  • Salida-Llegada: Pista entre Ruente y el Monte Aa, 275m
  • Tiempo: 3h 30min
  • Desnivel: 340m
  • Máxima cota: Collado del Monte Aa, 615m
  • Nivel Dificultad: Fácil aunque algo larga.

17 de marzo de 2012. Soleado amenazando mal tiempo que solo llega al final de la ruta. Montañeros: Chisco y Pablo. Rastros: huellas de jabalí, corzo, zorro, tejón… Arboles singulares: Cagigas del Cubilón: el Mellizo y el Belén.

Ruta y perfil por el Monte Aa

Las previsiones meteorológicas anunciaban mal tiempo, pero habíamos estado planeando hacer una ruta toda la semana y no nos echamos para atrás. Increíblemente el día amaneció bien soleado. Llegamos a Cabuérniga y el tiempo era aún mejor. A los pocos metros de pasar Ruente, nos desviamos por una carreteruca que cruza el Saja por un puente y que se dirige directo al Monte Aa donde estaba nuestro objetivo: ir a ver las cagigonas milenarias. Como la pista estaba bien, pudimos avanzar con el coche hasta una gran estabulación donde aparcamos e iniciamos la marcha a pie.

Primeras curvas de la pista del Monte Aa

Con buen ánimo y sin parar de hablar fuimos ascendiendo por la pista que se encontraba en perfectas condiciones para el tráfico rodado. De hecho, durante todo el día nos encontramos con numerosos ciclistas que probablemente estarían entrenando para el Soplao, ya que es un tramo mítico de esta famosa carrera de bici de montaña. Pasamos una bifurcación tomando la pista de la derecha. Tras unas curvas y habiendo ganado altura sin casi esfuerzo llegamos en menos de una hora a una curva de herradura de izquierdas donde nos salimos hacia la derecha por un senderuco marcado que lleva hasta las cagigonas milenarias. No están lejos pero hay que avanzar un rato, disfrutando del bosque de robles y pisando la hojarasca que lo cubre todo.En unos minutos se llega hasta el Mellizo. Una vez que se descubre no hay duda de que es uno de las tres grandes cagigas. Un tronco ancho y alto aunque con la copa truncada. Un poco más adelante se encuentra el Belén, realmente espectacular, cuyo tronco abierto tiene tales dimensiones que pueden entrar varias personas en su interior, de ahí su nombre. Nos encontramos con una pareja y comentamos el calibre de los árboles. Se dice que son los robles más antiguos que se conocen en Cantabria, y probablemente cuenten con más de mil años. La tercera de las cagigas que era la más grande, El Cubilón, fue derribado por un rayo en los noventa, y ni la pareja ni nosotros conseguimos encontrar sus restos.

Roble milenario del "Belén"

Habíamos llegado al objetivo del día pero las fuerzas estaban intactas y el día favorecía para seguir aprovechándolo, así que continuamos para arriba, una vez vuelto a la pista, con la intención de llegar al collado que separa el Saja del Nansa. Hablando y hablando avanzamos sobre la pista que se puede hacer larga por lo monótono del piso y el trazado pero entretenidos llegamos con algo más de hora y media de caminata desde que salimos. Seguía haciendo sol y entonces tuvimos que decidir si bajábamos por donde habíamos subido o si por el contrario buscábamos un atajo atravesando el bosque hacia abajo. La pista continuaba y bajaba haciendo la ruta circular, pero la distancia de 17kms y lo duro del piso nos hizo decantarnos por salirnos del camino.

Vistas del Monte Aa desde el collado

Avanzamos un kilómetro más por la pista y nos salimos por un ancho camino de tierra lleno de huellas. No sabíamos bien a dónde llegaríamos pero eso lo hacía más entretenido si cabe. Atravesamos un par de riachuelos, prados abandonados y una cabaña caída, y por fin nos tiramos hacia abajo adentrándonos en el bosque. Sin camino alguno y con cuidado de no embarrancarnos descendimos con cuidado esquivando los acebos que crecían bajo la selva de robles que poblaba la empinada ladera. Realmente nos sentíamos en un lugar salvaje y escogimos un bonito enclave entre la espesura para comer, degustando el bocadillo de Chisco y unos emparedados riquísimos.

Último tramo de la ruta después de atravesar el Monte Aa bosque a través.

Sin saber lo que quedaría continuamos bajando y sorprendentemente poco después encontramos un camino que nos llevaría más adelante a la pista por donde habíamos subido. Nos había salido perfecta la estrategia. Comenzó a llover, pero sólo restaban 15 minutos para cerrar la ruta que al final fue de 3h 30min. Una merecida cerveza en Ruente fue el colofón a un bonito día de monte.

Grimpeur!

miércoles, 14 de marzo de 2012

GUÍAS DE RUTAS DE MONTAÑA POR CANTABRIA


Guía de 50 rutas por Cantabria

Rutas 1 a la 17

Rutas 18 a la 50

2009
RUTA 1: SUBIDA A TRESVISO
RUTA 2: TÚNEL DE LA ENGAÑA
RUTA 3: FUENTE DÉ – ÁLIVA – ESPINAMA
RUTA 4: BRAÑAVIEJA-CUENCAJEN-EL CORDEL
RUTA 5: SIERRA DEL CORDEL
RUTA 6: MONTABLIZ
RUTA 7: PORRACOLINA desde Calseca
RUTA 8: PEÑA SAGRA desde Aniezo
RUTA 9: CASTRO VALNERA
RUTA 10: GAMONAL, MACIZO DE PEÑARRUBIA
RUTA 11: PICO JANO (Liébana)
RUTA 12: PUERTOS DE SEJOS Y LA JERGUERA
RUTA 13: OBIOS
RUTA 14: TETAS DE LIERGANES Y PICO LEVANTE
RUTA 15: TABLAU Y BERANA
RUTA 16: TÚNELES DE LA ENGAÑA-VEGA DE PAS
RUTA 17: PICONES DE SOPEÑA

2010
RUTA 18: CILDAD Y ESPINA DEL GALLEGO
RUTA 19: EMBALSE DE ALSA, MEDIAJO FRÍO Y PICO JANO
RUTA 20: BRAÑA DEL MORAL
RUTA 21: TUNELES DE LA ENGAÑA Y RIO AJAN (como ruta16)
RUTA 22: SENDERO DE SAJA
RUTA 23: MONTE DE UCIEDA, TORDÍAS y RUTA DE LOS PUENTES
RUTA 24: CAMPLÉ y LOS MONTES DE CORVERA
RUTA 25: CIRCUITO DEL MONTE CABALLAR
RUTA 26: CUETU AGERO, JONTANIELLA Y PARIJORCAU
RUTA 27: PICA DE PEÑAMELLERA
RUTA 28: SEJOS Y LA CONCILIA desde Jaya Cruzá
RUTA 29: BISTRUEY desde Caloca
RUTA 30: INVERNAL AL TRES MARES desde la cafetería del Chivo
RUTA 31: PEÑA SESTIL DESDE EL GOLOBAR
RUTA 32: CORISCAO. Circuito desde el Collado de Llesba
RUTA 33: PEÑA LABRA desde Piedrasluengas
RUTA 34: CUCHILLÓN Y COTOMAÑINOS
RUTA 35: PICOS DEL JOU SIN TERRE
RUTA 36: PEÑA VIEJA POR LA CANAL DE LA JENDUDA
RUTA 37: ROMERIA DEL SAN CARLOS. Macizo de Ándara
RUTA 38: PEÑA PRIETA desde San Glorio
RUTA 39: HAYAL DE ALOÑOS
RUTA 40: VALDECEBOLLAS desde El Golobar
RUTA 41: Berrea en LA SIERRA DEL CORDEL
RUTA 42: CORDAL DEL TAMBUEY Y SOBRECOMILLAS
RUTA 43: LA BRAGUÍA-RASILLO. Travesía por Berana y Tablau
RUTA 44: MONTE DOBRA desde Viérnoles
RUTA 45: PICO IBIO desde el Alto de San Cipriano
RUTA 46: OTERO. Circuito desde San Miguel de Aguayo
RUTA 47: LAGO LOS VENEROS (Asturias)
RUTA 48: MOZAGRO desde Coo
RUTA 49: RUTA DEL EXTRAPERLO. Desde Las Estacas de Trueba
RUTA 50: CHURRÓN DE BORLEÑA
Grimpeur!

martes, 13 de marzo de 2012

RUTA 11: PICO JANO (Liébana)

  • Salida-Llegada: Dobarganes 850m
  • Tiempo: 1h 10min hasta arriba, 2h 30min en total
  • Desnivel: 600m
  • Cimas: Pico Jano 1446m
  • Máxima cota: Pico Jano 1446m
  • Nivel Dificultad: Intermedio

CRÓNICA Y FOTOS

5 diciembre 2009, nublado, sur. Montañeros: Carlos, Pablo

Fauna avistada: un ciervo entre las escobas


Ruta corta de media montaña en la que se intercalan zonas de pista con bosque y campo a través. En el corazón de Liébana, en la divisoria que va desde el Coriscao hacia el noreste perdiendo altura hasta la Viorna y separa el valle de Camaleño y la Vega de Liébana, se encuentra el Pico Jano, de 1446m. La ruta comienza en el bonito pueblo de Dobarganes al que se llega desde la carretera de San Glorio. Se coge una pista a la entrada del pueblo hacia la izquierda. Enseguida se va cogiendo altura y nos internamos en un bonito robledal como los que cubren la mayor parte de la Vega de Liébana. Tras pasar un pequeño pantano artificial construido por los habitantes del pueblo para asegurar el suministro de agua, nos encontramos unos restos megalíticos, un menhir, o lo que queda de él. Existen carteles informativos donde se explica su origen y el de otros similares repartidos por estas montañas. A nuestras espaldas, un paisaje precioso hacia el sur, el valle, los bosques, el puerto de San Glorio, las primeras cumbres y detrás cortando el horizonte de este a oeste las grandes cimas de la Cordillera: el Bistruey, Curavacas, Peña Prieta, el Tres Provincias y más a la derecha, el Coriscao, que se adivinaba entre la niebla amenazando la llegada de un frente. La pista se sigue sin pérdida hasta un collado, momento en el que van asomando los imponentes Picos detrás. Una vez en el collado comenzamos a cumbrear hacia la derecha y coronamos poco después el Pico Jano, donde hay un mojón del IGN en perfectas condiciones. Un mirador con 360º de vistas de toda la Liébana y de todas las montañas que la mantienen protegida: el macizo Central, con Peña Vieja bien arriba, el macizo Oriental y las cimas de Ándara, más allá el macizo de Peñarrubia, Peña Sagra al este, y ya al sur toda la Cordillera. Continuamos avanzando un poco más hacia otra cumbre más baja pero que goza mejores vistas del valle. Comenzamos a descender campo a través por una cuenca en dirección sureste. Se atraviesa un alto escobal, en el que nos salió un venado, luego un robledal precioso, y poco después un amplio depósito de agua parecido al anterior en el que se reflejaban las montañas de enfrente. Pasado este nuevo pantano, en una bifurcación próxima tomamos el camino de la derecha. Tras avanzar unos metros por esta nueva senda, el olor a leña de las chimeneas proveniente del suroeste nos reveló que Dobarganes no se encontraba lejos, y así fue. Unos pasos más y nos plantamos en Dobarganes habiendo cerrado el círcuito.
Vistas hacia la Cordillera al sur desde la subida del Pico Jano

CONSEJOS Y RECOMENDACIONES

Lo mejor del Pico Jano es sin duda las vistas de toda Liébana dada su localización, que junto los bosques de robles la hacen una ruta preciosa y fácil. La única complicación se presenta en la bajada propuesta que se realiza campo a través y la que hay que buscar la mejor opción, que no siempre está clara. Sin embargo si se sigue el curso del agua siempre se llegará a la represa y una vez allí la ruta está casi acabada. Otras rutas opcionales pueden ser la ascensión desde Cosgaya, con mayor pendiente, o continuar nuestra ruta cumbreando hacia la Viorna y finalizar en Potes.

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RUTA 1: SUBIDA A TRESVISO

  • Salida-Llegada: Urdón-Tresviso
  • Tiempo: 2h
  • Desnivel: 825m
  • Máxima cota: 900m
  • Nivel Dificultad: Intermedio

30 junio 2009, soleado. Montañeros: Jóse, Carlos, Pablo y Paco

La ruta comenzó temprano dejando el coche en Urdón, en el Desfiladero. El camino no tiene pérdida, sólo hay que seguirlo. Pasamos la central hidroeléctrica. La primera parte asciende suavemente por la garganta, entre zonas con árboles y sombra, que se echan de menos más arriba. Más adelante empezamos el primer zigzag importante que salva la primera canal. Piedras sueltas y bastante pendiente. A destacar el agujero en la roca que encontramos horadado a la derecha. Seguimos subiendo y la cabeza le jugó una mala pasada a Paco viéndose incapaz de llegar. Se dio media vuelta y bajó al coche. Los tres restantes continuamos con paso constante bajo el fuerte sol y descubriendo vistas cada vez más espectaculares. Otro fuerte zigzag un poco más duro y la parte final. El terreno suaviza poco a poco adentrándonos por zonas de pequeños prados entre los roquedales y pronto avistamos ya los tejados de Tresviso.

El desnivel es importante y hay zonas del camino con piedras sueltas que incomodan, pero por lo demás ninguna dificultad, solo hay que seguir el camino. Se puede sufrir en algún tramo, pero al final se llega a Tresviso. No tiene que suponer ningún problema.

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RUTA 23: MONTE DE UCIEDA, TORDÍAS y RUTA DE LOS PUENTES

  • Salida-Llegada: Casas del Monte de Ucieda (250m)
  • Tiempo: 7h 45min
  • Desnivel: 713m
  • Cimas: Cueto de la Forcada 768m, Tordías 968m
  • Máxima cota: Tordías 968m
  • Nivel Dificultad: Avanzado

CRÓNICA Y FOTOS

1 de abril de 2010, soleado la primera mitad del día y lluvia intensa al final.

Montañeros: Jose, Carlos, Manu Villar, Món, Rocío y Pablo.

Fauna avistada: 5 ciervos, pajarillos de bosque, cuervos y arrendajas.

El grupo de seis excursionistas comenzó la ruta en un bonito día soleado desde el enclave de las Casas del Monte de Ucieda. Pasando la idílica campa, nos adentramos en la espesura del cagigal más extenso del Saja. Tomamos la pista de la izquierda que rapidamente empezó a ascender con buenas rampas. El ambiente de ilusión, alegría y amistad reinaba en la expedición. Distrayendonos con rastros, anéctodas y charlas y la belleza del bosque fuimos ganando altura hasta una zona más abierta con acebales y espinos albares, momento en el cual decidimos dejar la pista y tirarnos hacia la derecha hasta las brañas del Cueto de la Forcada. Subiendo campo a través por las laderas, sorprendimos un grupo de unas cinco venadas que rápidamente iniciaron la carrera hacia la ancha boscosa. Coronamos la Forcada y nos encontramos en una espectacular pradería propia con una capa de fina hierba propia del mejor green de un campo de golf. Al llegar a la divisoria descubrimos las cumbres altas de la Cordillera nevadas, pudiendose reconocer todas las grandes cimas. Debajo los bosques de la Reserva del Saja y los infinitos vallejos y brañas tirando hacia abajo hasta los montes, ya menos conservados del valle de Cabuérniga.

Cambiamos de rumbo orientación Este y caminamos cumbreando por encima de todo el monte Los Vados, o Monte Ucieda hasta llegar al pico Tordías ya después de comer junto a un pequeño refugio entre un gran acebal. En el Tordías divisamos las vistas hacia la Braña del Moral y los montes del Tornillo y Montequemao. Aquí el tiempo ya empezó a cambiar. Hubo momentos de reflexión y debate acerca por donde íbamos a bajar. La decisón final fue adentrarnos sin miramientos en la selva de hayas arriba y cagigas en el resto del monte que forman el bosque del Monte Ucieda. Bajando campo a través, sorteando torrentes y barrancos nos adentramos en el bosque. El paso no fue sencillo y comenzó a caer una fina capa de lluvia de las que mojan. Siempre con buena cara y con la emoción de la aventura, encontramos el camino de los Puentes y lo cogimos yendo hacia la derecha. Con un montón de vueltas y revueltas, el camino atraviesa la ladera boscosa sorteando los pequeños vallejos por donde transcurrían bonitos y salvajes arroyos. La humedad era increíble y la caladura ya importante, pero por suerte estábamos equipados. La caminata por este tramo no fue para nada corta, es más se hizo bastante larga hasta encontrar la pista que se dirigía directamente hasta las Casas del Monte donde cerramos el circuito.

Una ruta preciosa, larga, pero en la que todos los integrantes disfrutamos muchísimo teniendo de todo durante toda la jornada del Jueves Santo.

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RUTA 21: TUNELES DE LA ENGAÑA Y RIO AJAN (como ruta16)

  • Salida-Llegada:Estación de Yera(700)–Km2 carretera Estacas de Trueba (350)
  • Tiempo: 3h 30min
  • Desnivel: 300m de bajada
  • Máxima cota: 750m
  • Nivel Dificultad: Principiante

CRÓNICA Y FOTOS

21 marzo de 2010. Nublado y llovizna. Montañeros: Jose, Ester, Gerar y Pablo.

Durante toda la semana se habia estado hablando de hacer una marcha conjunta con varios amigos quienes sabían de nuestras numerosas rutas. Cuando parecía que medio santander se animaría, al final los únicos valientes fueron Gerar y Ester junto con los guías Jose y Pablo. El madrugón, la neblina matutina con su calabobos y, sobretodo, la fiesta, echaron para atrás al resto del grupo quienes se quedaron sin conocer lo que reporta la montaña y la grata sensación después de una buena ruta. Salimos dirección Vega de Pas. Nuestra intención hacer la ruta de los Túneles de la Engaña bajando por el río Aján hasta la carretera de Estacas de Trueba (Ruta 16). Decidimos esta ruta por su facilidad, pero también por la belleza y la cantidad de detalles y curiosidades a lo largo de todo el trayecto que transcurre por lo que iba a ser la vía ferrea entre Santander y el Mediterráneo construida en la postguerra y que nunca llegó a funcionar. Dejamos un coche en la carretera y con el otro subimos a la Estación de Yera. El tiempo era nublado, pero parecía estable, y la cota de niebla se encontraba a unas decenas de metros por encima de nosotros, lo que hacia el paisaje precioso con las nubes contactando con las ramas desnudas de los robles. El primer túnel lo rodeamos por el exterior, pasando junto al polvorín de la dinamita que se utilizó para la construcción de los túneles. Atravesamos los siguientes y llegamos hasta los barracones donde dormían los prisioneros de guerra que construyeron los túneles.

Recordamos durante toda la ruta la película de Gutierrez Aragón que se rodó hace pocos años en la zona, “La vida que te espera”, que trata sobre los pasiegos y cuyas escenas centrales transcurren en lugares de la ruta. Cruzamos el último túnel antes de llegar al Túnel de la Engaña. La humedad del ambiente hacía sentir aún más la sensación de estar inmersos en las montañas pasiegas. Llegados al famoso túnel que atraviesa la montaña con sus casi 7km de longitud, decidimos adentrarnos para ver como se encontraba su interior. Comenzamos a andar y al poco tuvimos que sacar las linternas. Se dice que el túnel está derrumbado hacia la mitad del mismo, pero sorprendentemente nosotros lo encontramos en perfecto estado. La bóveda de hormigón, salvo en los primeros metros por los que trasnscurria el agua, estaba intacta, y el suelo llano, sin baches ni agujeros, cubierto por una fina capa de polvo seco como si de la luna se tratara. Aún se veían perfectamente huellas que llevarían ahí bastante tiempo. Recorrimos exactamente un kilometro hacia dentro hasta el punto kilométrico 5,900 y nos dimos la vuelta. La boca del túnel apenas era un punto de luz a lo lejos. Toda una experiencia que quizá en el futuro y, si la seguridad ante todo lo permite, lleguemos un dia a cruzar de boca a boca. A la salida nos encontramos con un grupo de excursionistas con los que comentamos un poco el estado del túnel y seguidamente tomamos el camino que comienza junto a lo que era la pequeña estación hidroeléctrica para adentrarnos en el bosque de Churingrán. Tras unos metros subiendo un poco, nos salimos del senderuco para bajar el bosque hasta encontrar el río Aján, el que seguiremos. Encontramos el puente que lo cruza y continuamos por el senderuco utilizado por los pasiegos para llegar a sus prados y cabañas. Nos detuvimos en más de una ocasión para observar y curiosear alguna de ellas y estudiar el modo de arquitectura y vida pasiega. Pasadas unas cuantas cabañas encontramos la que puede ser la más bonita de todas, llamada la cabaña de Vegalasgubias, con un precioso soportal de madera como entrada. Junto a esa cabaña crece un árbol a la derecha del camino que nos indica el paso para llegar a la mejor cascada de las muchas que cuenta el bonito río Aján. Desafortunadamente, al fijarnos en la bonita cabaña nos despistamos y nos saltamos la gran cascada. Sin embargo, no perdimos la oportunidad de llegar y ver otros espectaculares saltos de agua encajados en la espesura de verdes intensos de la vegetación que nos rodeaba en todo el río. El camino estaba bastante embarrado y la humedad cada vez era mayor hasta el punto de convertirse en llovizna. Pese a todo disfrutamos mucho de la ruta. El valle se fue abriendo y salimos al grupo de cabañas que se llaman El Lastrón. Una gran roca, lastra que comparten el río y el camino da nombre al lugar. El momento difícil llego cuando, ya atravesadas varias cabañas, subimos a la carretera. No sabíamos donde habíamos dejado el coche exactamente. Arriba o abajo. Fijarse en los hitos kilométricos hubiese servido de ayuda pero este error de principiante nos hizo dar un para de medias vueltas hasta que finalmente tiramos para abajo y milagrosamente lo encontramos. Un lección aprendida. Subimos a por el otro coche y nos pegamos una buena comida en la Vega de Pas. Curiosamente en el restaurante tenían unas cuantas fotos del equipo de rodaje y actores de la película “La vida que te espera” que habíamos estado recordando. Comimos fenomenal y a buen precio y satisfechos dimos por concluída la jornada, lamentándonos de los que se la habían perdido. Otra vez será.

El Aján desde los Barracones

Meses después, el grupo de folk “El Hombre Pez”, sacó un videoclip de su tema “Amanecer en Yera” rodado en estos parajes de Yera y el Aján seguramente bien guiados por su bajista, Gerar, que conoció este bello enclave de Cantabria en esta ruta.

Grimpeur!

jueves, 8 de marzo de 2012

La vuelta del regreso

Sólo un fin de semana pero ha sido como volver a esa libertad de mente donde no existía el tiempo ni preocupaciones. El reencuentro con buenos amigos después de años y sentir como si no hubiera pasado el tiempo es una de las grandezas de haber vuelto “a casa”. Es un nexo común lo que nos une, y es ese nexo con el que continuamos adelante cada uno con nuestras vidas, pero con una complicidad especial. Para nada somos iguales pero muy parecidos al mismo tiempo. Nos escuchamos, seguimos aprendiendo cosas unos de otros, nos alegramos de conocer como han sido estos años después de aquella vida común. Nos entendemos muy bien.

Este fin de semana hemos viajado por todo el sur del continente africano, hemos visto elefantes e hipopótamos, unos en África y otros en Cabárceno. Hemos estado en las Victoria Falls y hemos viajado a la India en esos autobuses de cuarta generación. Hemos ido a Nueva York, los Alpes y a Riga. Todo sin salir de Ávila. Canciones en catalán, rock español y hasta hemos bailado esa música imbailable en un bar donde todo estaba dado la vuelta. Las conversaciones infinitas nos han acompañado sin pausa entre cañas y tapas. Como le va a cada uno en nuestros diferentes trabajos o segundas carreras, debatiendo lo que nos espera a partir de ahora. Debates económicos, musicales y de todo tipo. Ganas increíbles y positividad que quizá choca con el pesimismo generalizado que nos envuelve, solucionando el mundo mil veces y sintiendo lo bien iría todo si estuviese en nuestras manos. En cierta manera lo está!

El recordar nuestra ciudad ha sido una constante. Las calles, clases, happy hours y pirámides. Las cervezas que no hemos vuelto a probar desde que lo hicimos juntos. Miles de historias y anécdotas, y sobre todas esas decenas o cientos de personas que hemos recordado poniéndonos un poco al día de los poco que sabía cada uno de ellas. Algo nos une y no sólo es una ciudad.

La despedida en la estación era inevitable, pero esta vez ha sido diferente. Ha desaparecido esa sensación de “puede ser la última vez”. La extraña y nostálgica sensación de hace tres años, ahora es un aliento de seguir adelante, con ganas y fuerza para en la siguiente quedada volver a contarnos cómo nos va. Pueden pasar meses, pueden pasar años, pero no importa. Seguimos en contacto. Ese algo que nos une nos acompaña, como si todos llevásemos a cada uno dentro.

Vuelvo sólo en el tren, pero con la mochila bien llena. Necesitaba un momento así para que, recordando de dónde venimos, confirmar en dónde estamos y lo que somos, y con un único objetivo común que no es otro que seguir soñando hacia delante con la fuerza que irradiamos casi sin saberlo. Muchas gracias y otra bolleke pronto con la forma y sabor que sea!

Grimpeur!

lunes, 5 de marzo de 2012

Entre raíl y raíl

Qué sensación. Viajando da igual donde pero siempre con un objetivo. Siempre con ganas y donde ese pequeño bote entre raíl y raíl se torna en un suave balanceo que te hace recordar grandes momentos y reflexionar más allá de lo que eres capaz un día cualquiera sobre tierra. Para mí siempre es una sensación espectacular, y más aún tras recorrer toda Europa entre raíles o siendo una pieza esencial compañera de viaje y sentimientos en los mejores momentos de mi pequeña vida en el Benelux. Siempre es un placer desde entonces viajar en tren, entre amigos y unas buenas cervezas, o sólo, como hoy con los campos de Castilla en la ventana con unos colores increíbles y el sol de la tarde cayendo sobre ellos.

Este traqueteo me ha acompañado desde aquel instante que subimos a un tren en Hendaya. Aquel tren no traqueteaba como los de Europa del Este, desde luego no brincaba como aquel coche-cama entre Sofia e Istambul en el que había que agarrarse para no caerse del camastro, pero significó el comienzo de sin duda la mejor etapa de mi vida. Esa etapa en la que comencé a darme cuenta que los sueños de niño se podían hacer realidad. Y no solo podían hacerse, sino que se cumplían. Volar a más de 300km/h, despertar en un vagón con el amanecer sobre el lago Lehman en Suiza, subirse a un tren por la noche y despertar en otra ciudad, otro país. Son muchas las horas dentro de un tren soñando en llegar al siguiente objetivo. Nunca hubiese imaginado ir en un tren que se metía dentro de un barco para llegar a la isla de Copenhague. Tampoco viajar en un vagón con las puertas abiertas hacia Auschwitz o en uno antiquísimo de congeladora madera en Bosnia-Herzegovina. También hemos vivido experiencias duras donde uno aprende lo que puede aguantar. Desde entonces no existen los insulsos escrúpulos tras tener que utilizar esos “excelentes” baños de vagón con vistas directas a la vía. Recuerdo una “agradable” noche entre Dinamarca y Alemania durmiendo hacinados en el pasillo del vagón, recibiendo patadas del ticketeur y trajín de extraña gente subiendo y bajando, sin saber aún como pudimos sobrevivir, u otra durísima entre Polonia y Budapest en la que en plena noche tuvimos que hacer dos transbordos con peligro de pasarnos de estación. Hoy lo recuerdo con un inmenso cariño y daría cualquier cosa por poder volver a vivirlo. Volver a estar en cualquiera de esos trenes europeos, rodeado de gran parte de los mejores amigos y compartiendo esas cervezas calientes, que por cierto, tampoco me han abandonado desde entonces y también fueron protagonistas en la etapa belga y en siguientes experiencias Erasmus: Cerves y traqueteo.

La etapa belga, mi vida belga. Trenes a Bruselas, a Gante o Brujas. Trenes de fiesta, de visita o yendo a ver dos de las mejores Clásicas del ciclismo. Trenes cumpliendo sueños. Trenes a Charleroi para viajar a Polonia. Trenes a Charleroi para volver a España. Espero que pronto, trenes de Charleroi para volver a “casa”. Y como no ese expreso de color blanco y rosa entre Bruselas y Amsterdam, con dos estaciones importantísimas entre ambas capitales. Todo un año en un tren y toda una pequeña vida en el tren.

Hoy estoy aquí. Balanceándome ligeramente, de un lado a otro, disfrutando. Se me está haciendo corto el viaje y eso que he cogido el Regional, el barato. El objetivo: reencontrarme con buenos amigos que hace años que no veo. El significado, aún tengo el viaje de vuelta para reflexionarlo con emoción. Echaba de menos un viaje como este, esta vez solo, pero el próximo espero que acompañado, y si es con una buena cerveza, mejor. De mientras, este momento me lo dejo para mí, esperando al menos poder compartir un poco de lo que trasmite este traqueteo. Este mundo entre raíl y raíl.

Grimpeur!