Todos los días desde que me vi recuperado ya
fueron de disfrute deseando que llegara el día. Los momentos previos de
recogida de dorsal, preparar el material, pincharte con los imperdibles, entrar
a bóxes, colocar tus zapatillas, tu casco y tu bici. Sin darme cuenta estaba
bajo el arco de salida rodeado del resto de participantes. ¡Un sueño! Pero un
sueño que había que consumar.
Empieza la carrera. Mis aspiraciones, de
momento, simplemente completar los 5km a pie. Las sensaciones bastante buenas.
De las tres vueltas que se daban la única dura fue la segunda. La primera
demasiado fuerte y la tercera, fuerte a voluntad. Disfrutando, y venía lo
mejor.
Duatlon de Reinosa 2012. Imagenes del Diario Montañes
Era consciente que después de tanto tiempo y
tras la paliza en bici lo más normal era que lo pagase corriendo en el último
sector, con problemas de gemelos o algo por el estilo, pero sorprendentemente
tras una transición rápida, comencé a correr
sintiendo fuerza en las piernas. En todas las carreras hasta la fecha, después
de haberlo dado todo en bici, siempre me dejan atrás corriendo la gran mayoría
del pelotón, pero hoy fue diferente. Hoy empecé a pasar, uno a uno, a
prácticamente todos los corredores de mi grupo, y para adelante! Increíble. 2km
para la gloria y con una sonrisa de oreja a oreja disfruté de cada zancada
hasta el final yendo a más mano a mano con mi compañero Iñaki. Las calles
llenas de gente, como siempre en Reinosa, adoquines mojados y un arco que significaba
la meta de un sueño que añoraba desde hacía 15meses! META!! No sé ni cómo habré quedado, pero ¿acaso importa? Javier García se impuso a Pepin Fuentespila y la gran Inma Pereiro fue la vencedora en féminas.
Yo por mi parte, lo había logrado y muy entero. Había
completado un duatlón después de tanto tiempo. He de reconocer que se me
humedecieron los ojos al recordar todo este año, al recordar que hubo gente que
me insinuó que me olvidara de esto de correr, al recordar pasear por Roma cojo,
al recordar los días de no poder ni andar… al recordar esos duros momentos en
los que llegué incluso yo a pensarlo, aunque en mis adentros sabía
profundamente que volvería. Pero sobretodo al recordar a todos aquellos que me
han estado sosteniendo y dando ánimos estos meses. A los amigos que he tenido siempre
a mi lado, a mi fisio Laura a la que nunca podré pagarle todo lo que ha hecho
por mí, a ese amigo que me devolvió al monte sin dejar perderlo nunca de vista, a mi hermano Juan con el que me he sentido correr viéndole ganar
carreras sub23, y a todos esos grandes compañeros y familia que no se cansaron
de darme nunca ánimos y se alegran tanto como yo de mi recuperación. Os aseguro
que cada uno de ellos contó y mucho ¡¡GRACIAS!!
Y ahora me toca a mí decir a todos aquellos
que caen en una lesión, que atraviesan momentos duros o se ven envueltos en una
espiral sin final, que todo se recupera, que de todo se sale y sobretodo que de
todo se aprende y se crece. No imaginaría mi vida sin este año porque, por muy
mal que lo haya pasado, ha sido muy grande aunque me faltara algo, como grandes las personas con las
que me he cruzado, todo lo que he descubierto y aprendido. Cada momento suma y no perder las ganas y la ilusión es la clave. Este
año ha sido la búsqueda de un objetivo y, como sabéis, la satisfacción de
lograrlo es inmensa. ¡Imaginad como me siento ahora!
Ahora sólo queda… buscar la siguiente meta, o
las siguientes, que ya las hay desde el mismo momento de cruzar esa línea de
Reinosa que ha supuesto volver, volver a volar. Muchas gracias a todos, de verdad!
Grimpeur!