jueves, 10 de mayo de 2012

Puertos míticos de los Pirineos 2012

Como en octubre de 2010, Javier puso en marcha un ambicioso viaje para atacar los puertos míticos del Tour que nos habían quedado pendientes en la zona de Luz St. Sauveur, el corazón del Pirineo francés. El pelotón en esta edición contaba con 7 integrantes, dos de los cuales debutaban en los Pirineos, Andrés y Nacho juntándose a Diego, Jose Luis, Carlos, Javier y Pablo. Juan y Javi fueron dos notables bajas. Con una furgoneta que más bien parecía un autobús pusimos rumbo una lluviosa madrugada de Jueves Santo a las carreteras francesas en las cuales lo que más sorprendió nada más pasar la frontera fueron las máquinas excavadoras prácticamente extintas en la maltrecha economía española.

Las ganas e ilusión nos hicieron obviar que abril en los Pirineos no era lo mismo que octubre. Las previsiones no eran malas, sino malísimas con aviso incluso de nieve, pero había que intentarlo. A mediodía del primer día llegamos a la residencia Val de Roland que conocíamos bien, y tras unas exquisitas tortillas de patata nos vestimos para afrontar el primer gran puerto de esta aventura: Hautacam.

Comenzamos con los chubasqueros enfundados y bajo una fina lluvia descendimos el tramo entre Luz y Argeles-Gaszost que cogimos “cariño”. Un tramo de agradable llano precedía al inicio del puerto que constaba  de 16,3 km al 7,5km. Tranquilos ganamos altura poco a poco superando buenas rampas que caracterizan el transcurso del puerto y a 5km de la cima se desataron las hostilidades. Fue sin duda el tramo más duro de los tres días. Rampones. Andrés tomó la delantera aunque Javier y Jose Luis  nunca llegaron a perderle de vista. Andrés superó la estación de Hautacam y para desgracia el resto continuó y coronó Tramassel 2km más arriba. Jose Luis y Javier se jugaron el segundo y tercer cajón tras un bonito duelo, como bonita fue la lucha por el cuarto y quinto entre Pablo y Carlos, sucediéndose las crisis y recuperaciones en ambos. Durísimo. Nacho y Diego lograron alcanzar la cima poco después consiguiendo bravamente el primero de los objetivos bajo una leve niebla. Un precioso descenso, avituallamiento y ascensión a Luz con las fuerzas mermadas, pero no lo suficiente para luchar por la victoria de etapa que se llevó Jose Luis por delante de Pablo y Javier después de una agónica y ya mítica última recta a la entrada del pueblo. La piscina, jacuzzi y sauna fueron un merecidísimo premio a esta etapa de 66,7 km. Y un rico arroz de Diego puso final al primer día.

 Todo el grupo con Argeles-Gazost desde la ascensión a Hautacam

 Subida a Hautacam

 Coronando Hautacam-Tramassel

 Vencedor en Hautacam-Tramassel

Duríisimo!

Diego y Nacho coronando Hautacam


Entre los ganadores de etapa de Tour de Francia en Hautacam

A pesar de las previsiones, el segundo no amaneció malo, aunque lamentablemente supuso la baja de Diego que había caído enfermo. Como día grande, habíamos elegido coronar el Aubisque superando antes el Soulor, lo que supondrían casi 100km de etapa. Preparamos las previsiones y ropas de abrigo porque el día iba a ser largo, y comenzamos a dar pedales. De nuevo bajamos a Argeles Gaszost y una vez allí nos desviamos hacia el Oeste para atacar la primera parte del Soulor, que se alargaba durante unos 7km para alcanzar otro bonito tramo de falso llano atravesando bonitos pueblos franceses y con unas amenazantes montañas nevadas cerrando el valle. En Arrens comenzaba el verdadero puerto. Una subida preciosa y muy tranquila de 8km que cuyas rampas sin embargo no bajaban del 8%, aunque se hizo mucho más llevadero que Hautacam. Quizá las piernas iban cogiendo tono. Hubo disputa a 2 de la cima por coronar, Andrés sin rival abandonó el pelotón con insultante superioridad. Atrás Javier rompió el grupo y sólo le pudo responder Pablo que a falta de 1km perdió rueda. Segundo y tercero respectivamente. Jose Luis que se reservaba para el Aubisque cometió el error de ser conservador, porque el Aubisque nos brindaba una amarga sorpresa.
Subida del Soulor

Ascensión del Soulor

 Col du Soulor

De la cima del Soulor salía la bajada de tres km para comenzar el Aubisque de unos 7km pero una barrera cortaba la carretera. Pensando que nuestras bicis no tendrían problema decidimos continuar. No había mucha nieve, pero la que quedaba cubría la calzada en forma de neveros. Unos paisajes espectaculares, las nubes cubriendo las cimas y los bosques de hayas rojizos queriendo abandonar el invierno. Pero el invierno aún estaba en el Aubisque y no pudimos continuar hasta la cima por los neveros y desprendimientos que hacían impracticable la ascensión. Habíamos llegado hasta donde nos fue posible y por ello la satisfacción fue igualmente grande, y los paisajes salvajemente increíbles. Iniciamos la vuelta. Rápido descenso a Arrens, donde repusimos fuerzas y rumbo Argeles de nuevo. Estaba siendo un etapón pero quedaba el temido último tramo entre Argeles y Luz. Andres nos subió a buen ritmo bajo una intensa lluvia y a unos 4 para meta decidí probar fortuna ya que sabía que mis condiciones no me brindarían las mismas oportunidades este año que el anterior. Pero Andrés esta vez no permitió sorpresas. Personalmente no podía pedir más, después de un año en el dique seco, estos Pirineos suponían mi regreso, y el simple hecho de estar ahí era ya todo un triunfo, además encontrándome cada día mejor. Con un agradable paseo a pie hasta el Puente de Napoleón III hicimos más hambre si cabe para que a la noche, las famosas almóoondigas de Tinuca volvieran a triunfar en la mesa de unos hambrientos ciclistas.  

Col d'Aubisque

Carretera del Aubisque cortada

El tercer y último día tuvimos otra baja que se sumó a la de Diego, Jose Luis. El pelotón quedaba reducido a cinco hombres pero sin embargo el día amaneció climatológicamente perfecto, con un sol radiante que permitía ver las blancas cimas de las montañas que rodeaban Luz St. Sauveur. Nuestro objetivo hoy: Gavarnie-Boucharo. Por la preciosa carretera que asciende suavemente pasando el Puente de Napoleón, llegamos al bonito pueblo de Gedre desde donde en 2010 atacamos el Circo de Troumousse. Este año tocaba el de Gavarnie. La subida se endureció un poco pero las impresionantes vistas de las paredes de más de 3000m que iban apareciendo frente a nosotros nos hizo disfrutar inmensamente del recorrido hasta nuestra llegada al pueblo de Gavarnie donde pudimos contemplar una excepcional vista del Circo de Gavarnie, Patrimonio de la Humanidad. Tras sus paredes, España. Nosotros cogimos una carretera hacia la derecha, al Oeste, que rápidamente empezó a ganar pendiente fuertemente. Boucharo. Curvas de herradura, desaparición del arbolado e increíbles riscos. Con duras rampas ganamos altura y alcanzamos la cota de nieve. La carretera perfectamente limpia y en las cunetas y laderas decenas de marmotas. ¡Qué paisaje! Andrés, Javier y Pablo se entretuvieron con unas marmotas y Carlos y Nacho no quisieron desaprovechar la oportunidad. Con un buen ritmo continuaron ascendiendo con fuerza. Hemos de alabar la persistencia de Carlos y sobretodo de Nacho que con menos kilómetros que nadie se atrevió a embarcarse en esta aventura de la que estoy seguro ha vuelto con una satisfacción inimaginable. Javier, Andrés y Pablo iniciaron la persecución y la llegada a la Estación de Les Especières estaba próxima. Javier no pudo aguantar el ritmo y Pablo también se quedó. La escapada parecía que iba a llegar pero una nueva exhibición de Andrés evitó la victoria de Carlos que había atacado a su compañero de fuga y que finalmente se quedó con la miel en los labios. Carretera de nuevo cortada. A una altitud de más de 1800m habíamos llegado al final, ya que a partir de allí hacia Boucharo (Bujaruelo en España) todo estaba cubierto por la nieve. 

Rumbo a Gavarnie

 Circo de Gavarnie

 Ascendiendo Gavarnie-Boucharo

 El campeoni

Col de Boucharo

Preciosa subida a Boucharo

 Tirando a por los escapados

A la caza 

Estación de las Especiéres. casrretera cortada

La satisfacción llegó a más cuando vimos aparecer la furgoneta con Diego y Jose Luis pudiendo compartir todos las maravillosas y espectaculares vistas de este puerto. Iniciamos la última bajada del viaje disfrutando de cada kilómetro. Una gozada. Pasado Gedre, Nacho, que estaba en su mejor jornada desde que llegamos, lanzó un hachazo ante la indecisión del pelotón. Sin entendimiento alguno, abrió un importante hueco. A poco del final se inició una sucesión de ataques que acercaron al grupo. El nerviosismo reinaba en el pelotón con Nacho delante y se aproximaba la última larga recta con la llegada a Luz. Se lanzó el sprint atrás y de nuevo con una asombrosa superioridad, Andrés venció en la última llegada superando a Nacho. Disfrute máximo!

Las previsiones eran las peores pero al final hasta pudimos despedirnos con un increíble día de sol. La experiencia del año anterior nos ayudó a mitigar el frío que no melló a los corredores y el compañerismo fue el auténtico protagonista, junto a las 103 almóondigas. Gran viaje, grandes sensaciones y una satisfacción infinita. Una vez más, otro gran sueño hecho realidad.


Ni rastro de las almóoondigas!
Grimpeur!

1 comentario:

  1. Una crónica preciosa Pablo, que refleja fielmente las sensaciones vividas: compañerismo, entusiasmo, esfuerzo, superación, alegría,...Personalmente estoy enormemente satisfecho de haber ido a pesar de mis dudas (razonables por otra parte) porque ha resultado una experiencia inolvidable. No puedo acabar este comentario sin dedicarle el reconocimiento merecido a Tinuca por sus maravillosas almóoondigas. Gracias a todos globeros por tres fantásticos días.

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