26 de abril, sábado por la tarde y campeonato
regional de duatlón en Polanco. Duatlón mítico y duro. Algunas bajas por el
temido perfil del circuito a pie y el exigente circuito en bici a las que se
sumaron alguna otra baja de última hora por el día lluvioso que amaneció, lo
cual se preveía se mantendría durante toda la tarde. Este es un duatlón que me
encanta: es larguillo, duro y el circuito en bici tiene de todo, un clásico en
mi calendario siempre que he podido correrlo y este año llegaba muy bien. Está
siendo una temporada muy completa y era la octava prueba del año y sexto
duatlón. Ojalá podamos seguir este buen ritmo de carreras.
Con bastante tiempo nos presentamos en
Polanco Ibarguren y yo y aparcamos sin problemas. Pronto vimos que los boxes
cambiaban de ubicación. Se quedaban pequeños los habituales boxes junto al
ayuntamiento. Había dejado de llover y, animados, departimos con los amigos del
triatlón, buena gente y buen ambiente como siempre, y nos reencontramos con un
mítico de aquel Dream Team de la Universidad de Cantabria con el que empecé en
esta aventura. Dani Lanza que vestía nuevos colores, los del madrileño
Aguaverde. Qué ilusión volver a compartir carreras. Aquel mítico Dream Team de
la UC merece una entrada a parte. Nombres como Hugo Cagigas, Juanjo, Iñaki,
Manu Díaz, Iriondo, Dani Lanza, Alex Flores, mis hermanos Andrés, Javier y Juan,
yo… todos iniciamos nuestra andadura de la mano de Pablín Ibarguren quien nos
descubrió esto. Un equipo que vio aparecer a grandes nombres del triatlón
cántabro que copan ahora los primeros puestos de la clasificación, nombres como
Esteban Cerro, Marcos Bardón, Iván Cazorla, Pelayo Menéndez o Felipe Santamaría
vistieron los colores de la UC. Hoy, aunque defendemos distintos colores,
mantenemos una bonita relación y un espíritu que nos une y que nació bajo ese
trimono rojo y azul de la cantera de la UC. En la actualidad, la UC se ha
regenerado y de los míticos de aquel Dream Team no queda nadie, salvo Cobo e
Iñigo y Galilea que empezaron más tarde, pero estoy seguro que seguirá dando
nombres de cara al futuro, pues la gente que conozco y que forma parte del
equipo tiene ilusión y ganas de competir. Sólo falta que no sigan recortando el
apoyo que esta institución pública estaba dando a un deporte tan bonito y que
aporta tanto como este.
Reencuentro del Dream Team. Ibarguren, Dani Lanza y yo. Foto: Dani Lanza |
Pese a ir con mucho tiempo, nos entretuvimos entre
charla y charla y metimos el material a boxes de los últimos y calentamos
brevemente, pues la carrera saldría con puntualidad. No tantos como en otros
duatlones, 122 corredores, pero no faltaba prácticamente ninguno de los
favoritos para disputarse el Campeonato Regional. El cielo respetaba y aunque
completamente nublado, la temperatura no era mala. Por delante 6,4 kms a pie,
27 kms en bici (drafting no permitido) y 3,2 km para acabar de nuevo a pie.
Salida! El temido circuito a pie, como
siempre, consistía en dos exigentes vueltas de 3,2 km, iniciando el giro en una
bajada, serpenteando por una zona sinuosa y arbolada de captaciones de la
Solvay y tomar la carretera de vuelta al pueblo que ascendía mediante dos
repechones por la amplia calzada que hacía infinita la subida. Ya son muchas veces
las que he sufrido aquí y me sé el camino de memoria. Durante la semana,
durante los entrenos en bici por la zona, había comentado con mi compañero
Martín la estrategia a seguir. El año pasado, llegando en un gran momento a pie
también, opté por tirar a muerte en este primer sector, cosa que pagué luego en
bici. Hoy, trataría de reservar algo más durante los 6,4 kms iniciales y llegar
con más fuerzas para los siguientes sectores. Sin embargo, con esa bajada inicial
era difícil reservar. Piummm! Como locos para abajo! Me posicioné demasiado
atrás en la salida y en la bajada decidí recuperar puestos. En la zona llana
estabilicé y en la subida me vi subiendo con mis compañeros Cifrián y Poo,
fondista nato, que llevaba un ritmito buenísimo y con el que subí toda la
cuestona intentando no gastar de más. En el pueblo me pasó Grijuela, que iba de
menos a más. Seguí a mi ritmo ‘reservando’, colocándome detrás de un duatleta
del Campoo-Reinosa que me defendió del aire que soplaba gallego de cara antes
de la segunda subida. Sólo faltaba la ascensión final repartida en los dos
repechones. Tenía fuerzas y apreté. Agradecí el trabajo al del Campoo
animándole y recuperé algunos puestos antes de llegar a boxes sobrepasando a
Cifrián y Poo y cogiendo la bicicleta el quinto del equipo tras Pelayo, Chisco,
Javi Bravo y Grijuela.
Rampona del primer sector a pie con buena cara y con Poo. Foto: Pablo Gutiérrez |
Los boxes, bien montados para igualar las
transiciones, se hicieron kilométricos, y la transición fue larga. Cogí la bici
con ganas comentándolo con César Herrera que hoy actuaba de juez: “¡¡Ahora
empieza lo bueno!!”. Ufff… pese a no haber forzado mucho corriendo, cómo me
pesaban las piernas! Máss de lo habitual, y me quemaban en las primeras
pedaladas fuertes tras la bajada que coincidía con el repechón de subida a pie.
Pronto vi a mi compañero Martín con la cabra que me alcanzó antes del primer
repecho camino a Sierrapando. Ahí superamos a Grijuela que parecía que le
costaba coger ritmo. Le animé y le dije que quedaba mucho, que las piernas le
responderían. Yo me iba encontrando mejor y en Torrelavega cacé a Javi Bravo.
Me había superado alguno pero estaba recuperando puestos. Pero cada vez era más
difícil. Tramo de curvas hacia Zurita, bajadilla y larguísima recta de Zurita
con viento a favor. Grijuela me había superado y le volví a pasar todo lo
acoplado que podía y con prácticamente todo metido rodando a unos 45-50 km/h
por la recta. Cruce a la izquierda para tomar la carretera del Paraíso del Pas
por Salcedo, y fue en Salcedo cuando me atrapó un “grupo” de unos 6-7 corredores.
No iban a rueda, pues el drafting no estaba permitido, pero se iban siguiendo
la estela y al mismo ritmo, con Bauti tirando como loco a la cabeza. Javi me
pasó pero le volví a pasar antes del Paraíso del Pas. Repechín de la Bajo Pas
en Oruña y tras bajar, cogimos la carretera de Torrelavega para afrontar el
Alto de Pedroa… con el viento en contra ahora. Se hizo duro, pero conseguí
mantener un buen ritmo. De repente, me pasó por la izquierda una bala verde,
era Dani Lanza! Ese Dani!! Grité! Qué bien iba! No pude mantener su ritmo y
seguí al mío dejando atrás a varios integrantes del grupillo. Este año si que
iba bien, no como el año pasado, cuando aquí se me subieron las bolas de los
muslos por el esfuerzo, aunque echaba de menos algo más de chispa en las
piernas. Dani y Grijuela, que iba a más se fueron, y este último alcanzó a
Martín al cual veía en la lejanía. El viento pegaba, pero pegaba para todos.
Costó pero ya estaba arriba no muy lejos de Dani. En la rápida bajada, a pesar
de ir a tope, me alcanzó el grupillo con bicis que parecían aviones, por
primera vez me vi en inferioridad ante esos pepinos. Yo sigo contento con mi
Orbea Gavia de aluminio, pero en estos tramos, esas maquinotas con esas ruedas
de perfil se ve que van mucho más rápido que la mía, como la de mi compañero
Carrera que me pasó acoplado como una moto. Pero todavía tenía piernas. Últimos
repechos junto a la autovía con el viento como enemigo más que la pendiente,
giro a la izquierda y último tramo ascendente con el asfalto roto hasta Polanco
junto al sub23 del Campoo Carlos García. Por tercera vez se me salió la cala…
toca cambiar y más aún con lo que me pasaría al entrar a boxes. Alcancé a Dani
e hice el último esfuerzo para llegar con él a los boxes y sacar así alguna
buena foto que inmortalizara el reencuentro en carrera, como así fue.
Llegando a boxes junto a Dani. Foto: Dani Lanza |
Pero al
bajarme de la bici, habiendo sacado los pies de los botines con tiempo, uno de ellos, el izquierdo que se me había
salido anteriormente, se desprendió del pedales en el momento de empezar a
correr con la bici en la mano. Vaya… nunca me había pasado. Vi mi botín en el
suelo y nada… sólo quedaba dar la vuelta y cogerlo. Perdí unos segundos
preciosos, además llegábamos muchos duatletas a la vez. Con resignación, lo
cogí y realicé la transición como si no me hubiera pasado nada. En boxes vi a
Dani buscar como loco su sitio por lo que salió detrás mio. Dos incidencias que
nos hizo a ambos perder bastante tiempo.
Empecé a correr, un poquitín desanimado. Mi
compañero de equipo Carrera era mi objetivo, pero ya estaba muy muy lejos,
además le ví con un ritmo muy sólido y en vez de recortar, parecía que me iba
sacando metros. Una breve mirada atrás me permitió ver no muy lejos de mi el trimono
verde de Dani. Reestructuré mis objetivos, ya que acabar entre los cuatro
primeros de mi equipo era ya imposible con Pelayo y Chisco disputando los
primeros puestos de la clasificación y Grijuela y Martín ya inalcanzables y sin
ni siquiera a la vista. Sólo Carrera, quinto, podría estar al alcance, pero mis
esfuerzos se centraron en controlar a Dani y si me cogiera y fuera posible,
entrar juntos a meta. Centrado en mantener un ritmo y sin mirar atrás fui
tirando para adelante guardándome algo. Sólo cuando llegó el momento de
afrontar el último de los repechones, miré atrás y vi que Dani había
desaparecido. Sin nadie próximo delante y sin nadie detrás, me dejé llevar y
encaré la dura subida muy tranquilo y disfrutando. Aunque la verdad como más
disfruto es llegando con alguien y disputando de verdad la llegada. Entero y
con una sonrisa saludando a la cámara de la hoy fotógrafa Cris Ruiz, finalicé
el Duatlón de Polanco 2014 en 1 h 28’ 40’’, entrando el 59º de 122, y sexto del
Camargo Astillero que finalizó por equipos en quinta posición por apenas 3
segundos sobre el Campoo-Reinosa. Bien luchada cada zancada y pedalada equipo
porque valió más que nunca!!!
Llegada disfrutando y saludando a la cámara. Foto: Cris Ruiz |
Triplete del Santander con Pando, Jubera y
Gutierrez copando el podium, cuarto fue Felipe y noveno entró nuestro Pelayo
cuajando una gran carrera en un duatlón que no le favorecía tanto. Sin embargo,
no hay quién le saque del top10! Alles, incombustible, ganó en féminas.
Con una ligera sensación de haber hecho buena
carrera pero de no haber tenido que dar todo lo que podía dar, el cuerpo y la
mente me pide más. Una sensación rara porque, pese a haber llegado muy entero,
no estoy del todo satisfecho. Corrí controlando muy bien el primer sector, en
bici fui a todo lo que daba, un poco de mala suerte en la T2 y sí que es cierto
que en el último sector me dejé llevar un poco, pero realmente no me jugaba ya
mucho. Pero bueno, estoy haciendo bien los deberes, a pie estoy fuerte y sólido
sobre todo, en bici estoy acumulando muchos kilómetros disfrutando de las carreteras de Cantabria un montón con buenos etapones y en las carreras estoy cumpliendo y compitiendo bien!
Pero me falta un puntín más para conseguir hacer algún puesto o para cumplir el
objetivo de puntuar para el equipo! Ganas de conseguirlo no me faltan y
esperemos seguir ahi para dejar de rozar el palo y marcar por fin en los dos
bonitos duatlones que restan para cerrar la temporada, Cabezón y Ribamontán al
Monte! Aparte, hay ganas ya de tri, esta semana pasada nos estrenamos en el
mar, el agua fría, pero no tanto para ser aún abril, y a falta de poco más de un mes para dar
comienzo a la temporada, habrá que centrar esfuerzos en mejorar lo que se pueda
la natación. Esto no para!!
Grimpeur!!