Muchos
meses de sueños, de entrenos, de miedos, de ilusión… hasta que pasaron los días
rapidísimos hasta el día del año: 14 de mayo, Half Triatlón de Pamplona.
Triatlón con distancia medio Ironman 1,9 kms a nado, 85 km en bici y 20 kms a
pie. Todo un reto personal. Sería la segunda vez que me atrevía con esta
distancia después de aquel Triatlón de Buelna 2010. Aquel año, preparando el
triatlón en mi último junio de universidad y siendo aún jovencísimo, no me fue
muy bien. Me salió 5h 46’, pero lo peor fueron las sensaciones y el sufrimiento
que pasé sobre todo durante todo el último sector a pie donde colapsé y me
salió una media maratón de más de 2h 15’ y un pajarón de espanto que tardé en
recuperar hasta la noche. Recuerdo que nada más llegar pensé… no vuelvo hacer
otro ni loco. Pero fueron pasando los años, una larga lesión me hizo tener más
cabeza, poco a poco fui haciendo más el cuerpo a la larga y, sin parar de
disfrutar cada carrera, me volvieron las ganas de quitarme esa espinita que aún
tenía clavada desde 2010 para repetir y disfrutar, ahora sí, de un medio
ironman.
Pamplona era el destino. Y encima Pamplona. Mi
madre y mi familia vienen de aquí. Nunca había corrido en Navarra, y que mejor
manera de homenajear a mi apellido con este precioso Half Pamplona que celebraba
su segunda edición. La carrera tomaba una connotación emocional increíble, la
distancia y el lugar. En noviembre, ya estábamos apuntados. Vamos!!!
Con la preparación a pie para la Media
Maratón de Santander en marzo gracias a Planes Deportivos, tenía gran parte del
camino preparado. Sólo tuve que mantener el gran nivel que había conseguido.
Ahora bien, mis miedos recayeron sobre la bici, que hasta marzo no había
tocado. Las vacaciones hicieron que pasaran los días de forma vertiginosa, y yo
sin kilómetros en las piernas, pero en abril acumulé tappones por Cantabria,
disfrutando de las carreteras de la Tierruca y con el objetivo acechando.
Sorprendentemente alcancé rápido un nivel de forma digno que me hacía llegar a
Pamplona con garantías de acabar el
triatlón dignamente. El sector de natación me lo tomaría como un trámite,
sabiendo que superaría los 1900 metros sin problemas sin importarme el tiempo.
Todo preparado!! Pero la experiencia de aquel Buelna 2010 no me dejaba perder
el respeto a la distancia. Qué nervios.
Gracias a Puy, el viernes establecimos el
campamento base en Cirauqui. Juanillo, Oli, Nanduco, Aitor y yo correríamos.
Puy, Inés y la espartanuca Inés estuvieron ahí todo el finde semana para hacer
posible con sus ánimos y la compleja logística este sueño. Buenos momentos
cenando en Puente La Reina, en el desayuno, preparando los bártulos con la
motivada para plantarnos a medio día del sábado en el Pantano de Alloz.
Nunca había participado en un triatlón tan
numeroso, 800 participantes. Una pasada de organización. Nadábamos en Alloz,
para ir en bici hasta Pamplona después de 85 kms hasta la Plaza del Castillo, y
una vez allí correr la media maratón por todo el centro de la ciudad, las murallas,
la ribera del Arga y los lugares más emblemáticos de mi segunda ciudad, la
Cuesta de Santo Domingo, el Ayuntamiento y la Estafeta como en los encierros.
Esto va a ser increíble. Ya se habían acordado de mí el año pasado Juan Espino
y Luis Lopez. Significaba muchísimo para mí y hoy estaba aquí. Pero aún no, aún
había que superar la natación que no iba a ser fácil y la temida bici con las
dudas si llegaba con suficiente preparación para este reto. Y ese era el reto a
priori, acabar dignamente. Si todo iba bien me saldrían 5h 30’, pero el reloj
era lo de menos.
Empieza la carrera!! A pesar de la
numerosísima participación, la salida fue tranquila por un estrecho pasillo. La
dificultad estaba en la temperatura del agua. Hubo rumores de que estuvieron a
punto de suspender el sector por el frío. 13 grados. La primera sensación nada más
tocar el agua fue de que estaba helada, pero no tardé en encontrar ritmo,
abierto por la derecha, ya que levanto la cabeza hacia la izquierda, y en
ningún momento lo pasé mal por el frio. La licra de cuello que decidí llevar
por dentro me vino muy bien. El campo de boyas constaba de cuatro boyas en
forma de rectángulo que había que dejar a hombro derecho. Muy cómodo fui
superando las boyas, pensando como siempre en mis cosas, disfrutando de la
belleza del pantano e intentando seguir alguna referencia entre tantos gorros
rojos. Así que seguí el gorro blanco de una chica con la que hice prácticamente
todo el sector sin golpes ni apreturas salvo los normales en los giros. Se me
pasó volando y me encontré fenomenal. La última parte se hizo un poco más dura
por las ligeras olas de viento que había y en apenas 35 minutos ya estaba
saliendo del agua. Es una frase ya casi hecha pero… qué bien me lo estaba
pasando!! A por la bici!
Transición larguísima. Nos cambiamos en la
carpa. Yo me lo tomé con calma, más de 7 minutos. Me cambié todo, todo seco, y
cargué bien los bolsillos del maillot de comida. Empieza el sector. Juanillo
por la mañana en el “briefing técnico” del equipo nos hizo una descripción
buenísima del recorrido. Primera bajada de curvas del pantano, y primeros 30
kms con viento a favor con algún repecho hasta Larraga. Desde allí cambio de
orientación hacia el norte donde nos pegaría viento en contra total hasta
Puente la Reina. Desde ahí, hasta Pamplona, últimos 40 kms “favorables” dijo
jejeje!! Y la verdad que la primera parte fue tal y como contó. Con viento a
favor, fuimos superando pequeños repechos de no más de dos kilómetros que me
venían muy bien. Con mi bici, la Gavia, pasaba cabras en los repechos, mientras
que en el llano me quitaban las pegatinas. Pero no tantos como creía. Es más,
adelanté a más gente que la que me pasó. Adelanté sin enterarme a Aitor el
Pistolero, saludé a Juanillo al que dejé ir para adelante, y Chano me pasó como
un avión. El plan de la bici era tomarmela con cabeza, mucha cabeza, para
llegar con piernas al sector a pie. Y así hice. Siempre con cadencia rodé
tranquilo pero a la vez rápido ayudado por el viento, sin dejar de tirar
tampoco, hasta Larraga.
Giro y vientazo en contra. Mucha cabeza, cadencia y mucha comida. Creo que lo hice genial. Llevaba un montón de comida. Cada diez kilómetros comía algo. Barrita, bocadillito de nocilla, bocadillito de jamon y queso o gel. Como me puse. En los avituallamientos sólo cogi líquidos. Con tranquilidad llegamos a Puente La Reina. Ya aquí me había superado Edu del Triflavi que llevaba tras de sí a unas cuantas rémoras. Yo a lo mío. Repechón después de Puente. Aquí en teoría paraba el viento. Pero fue en teoría porque no dejó de dar de cara hasta Pamplona, aunque es cierto que con menos intensidad. Iniciamos un tramo sinuoso atravesando zonas preciosas de bosques y pantanos. Falsos llanos en los que pasé quizá los peores momentos sobre la bici… uff todavía quedan 40!! Eché mano de la gente que tenía grabada en los brazos, pensé un poco en mi vida, en lo que estaba haciendo, en lo afortunado que era y en donde estaba en ese momento. Qué pasada la verdad. Y me pasó un grupillo en la que rodaba una chica de C.N. Mataró. La verdad que iba muy bien, y dejé a dos compañeros de carrera con los que iba rodando para apretar un poco y seguir la estela de la chica. Vaya ritmo más bueno que llevaba Leonor Font que era como se llamaba. Fue un punto de inflexión en la carrera. Nos acercábamos a Pamplona y la motivada subía aún más si cabe, y cambié un poco la mentalidad conservadora para dar un poco de candela a los pedales. Muy buenas sensaciones siguiendo a distancia el ritmo exigente de Leonor y adelantando muchas posiciones. Todavía quedaban un par de encerronas en forma de repechones hasta llegar a la cuenca de Pamplona. Buaaahh los pelos de punta. El viento nos dio una tregua y nos fuimos internando en las afueras de la ciudad por rapisísimos polígonos sin tráfico. Llegaba el momento con el que tanto había soñado, la subida en bici por la cuesta de Santo Domingo. Cruzamos un puente empedrado y nos dirigimos por una zona arbolada hasta los Corralillos. Fue aquí donde ví que dábamos caza a mi amigo Juanillo! ¿¿Tan bien iba?? La verdad que me salió un sector con mucha cabeza y de menos a más, llegando a tope al final. Tan a tope que pasé a Juanillo y decidí subir a bloque la cuesta de Santo Domingo.
Este era mi momento, y esta era la manera de disfrutar como nunca este sueño!! Increíble!!! Sin cabeza subi la cuesta como si fuera final de etapa! con el pasillo de gente animando no me pareció ni tan dura! Saludé a San Fermín en su vitrina y miré para atrás para ver la fachada del ayuntamiento para adentrarnos por la calle Chapitela hasta la Plaza del Castillo. Momento imborrable! Me bajé de la bici con una sonrisa enorme, la voluntaria me cogió la bici y un primo de mi madre, el Kirru, un Sarobe, me reconoció entre tantos triatletas y me animó: Vamos Pablo!!
Foto: Mujika |
Giro y vientazo en contra. Mucha cabeza, cadencia y mucha comida. Creo que lo hice genial. Llevaba un montón de comida. Cada diez kilómetros comía algo. Barrita, bocadillito de nocilla, bocadillito de jamon y queso o gel. Como me puse. En los avituallamientos sólo cogi líquidos. Con tranquilidad llegamos a Puente La Reina. Ya aquí me había superado Edu del Triflavi que llevaba tras de sí a unas cuantas rémoras. Yo a lo mío. Repechón después de Puente. Aquí en teoría paraba el viento. Pero fue en teoría porque no dejó de dar de cara hasta Pamplona, aunque es cierto que con menos intensidad. Iniciamos un tramo sinuoso atravesando zonas preciosas de bosques y pantanos. Falsos llanos en los que pasé quizá los peores momentos sobre la bici… uff todavía quedan 40!! Eché mano de la gente que tenía grabada en los brazos, pensé un poco en mi vida, en lo que estaba haciendo, en lo afortunado que era y en donde estaba en ese momento. Qué pasada la verdad. Y me pasó un grupillo en la que rodaba una chica de C.N. Mataró. La verdad que iba muy bien, y dejé a dos compañeros de carrera con los que iba rodando para apretar un poco y seguir la estela de la chica. Vaya ritmo más bueno que llevaba Leonor Font que era como se llamaba. Fue un punto de inflexión en la carrera. Nos acercábamos a Pamplona y la motivada subía aún más si cabe, y cambié un poco la mentalidad conservadora para dar un poco de candela a los pedales. Muy buenas sensaciones siguiendo a distancia el ritmo exigente de Leonor y adelantando muchas posiciones. Todavía quedaban un par de encerronas en forma de repechones hasta llegar a la cuenca de Pamplona. Buaaahh los pelos de punta. El viento nos dio una tregua y nos fuimos internando en las afueras de la ciudad por rapisísimos polígonos sin tráfico. Llegaba el momento con el que tanto había soñado, la subida en bici por la cuesta de Santo Domingo. Cruzamos un puente empedrado y nos dirigimos por una zona arbolada hasta los Corralillos. Fue aquí donde ví que dábamos caza a mi amigo Juanillo! ¿¿Tan bien iba?? La verdad que me salió un sector con mucha cabeza y de menos a más, llegando a tope al final. Tan a tope que pasé a Juanillo y decidí subir a bloque la cuesta de Santo Domingo.
A por Santo Domingo. Foto: FotoTri |
Este era mi momento, y esta era la manera de disfrutar como nunca este sueño!! Increíble!!! Sin cabeza subi la cuesta como si fuera final de etapa! con el pasillo de gente animando no me pareció ni tan dura! Saludé a San Fermín en su vitrina y miré para atrás para ver la fachada del ayuntamiento para adentrarnos por la calle Chapitela hasta la Plaza del Castillo. Momento imborrable! Me bajé de la bici con una sonrisa enorme, la voluntaria me cogió la bici y un primo de mi madre, el Kirru, un Sarobe, me reconoció entre tantos triatletas y me animó: Vamos Pablo!!
Transición esta vez sí, rapidísima y a
correr!! Pasé por contrameta y ví el reloj luminoso 3h 28’! 20 kms por delante
y a tiro el sub5h!!! Buahh increíble. No sé a cuanto empecé la carrera a pie
pero iba embalado. Tres vueltas por delante. La primera para encontrar las
piernas y conocer el recorrido, en la segunda estaría la carrera y la tercera
para acabar. En la curva de Telefónica estaban las espartanas animando, se
habían sumado Sonia y Javi. Vamos que vas muy bien!! Me adelantó Leonor Font,
ella sí que iba bien, qué manera de correr. Intenté seguirla pero rápidamente
me dijo la cabeza… calma que el objetivo es llegar entero. Cómo iba! Después ví
que acabaría la séptima, por detrás de Lucía Blanco. Desde aquí enhorabuena a
las dos, qué nivelazo había! Con buen ritmo atravesé el precioso tramo de la
muralla por el Caballo Blanco, El Redín y bajamos por el Portal de
Zumalacárregui hacia el parque de Aranzadi. No cogía nada en los
avituallamientos, sólo líquido, con la empachada que llevaba de la bici jejeje.
Pero llegué con muchas energías. En la zona de abajo nos cruzábamos y tuve la
oportunidad de saludar y animar a Miguelín, a Cazorla, a esteban Cerro… menudas
máquinas! No ví a Chano ni a Oliver, irían en mi misma vuelta. Alcancé a Edu y
me sorprendí de que no me diera caza Juanillo. Pero la verdad que iba muy bien,
sin calambres y con muy buen ritmo. Subida de Santo Domingo. A pie se hacía más
dura que en bici, pero la gente animaba y mucho, qué gusto. Ayuntamiento, curva
de Mercaderes y Estafeta abarrotada de gente tomando algo y animando. Vaya cñas
se estaban tomando algunos!! Accedimos a la Plaza del Castillo por unas
escaleras y primera vuelta!! Vamos!!
Segunda vuelta y el reloj marcaba 4 horas!!
Madre mía que el sub5 está a tiro qué tiempazo. Sin embargo tuve la sangre fría
de no importarme el tiempo y cuidar las piernas para llegar al objetivo, que
seguía siendo acabar entero y dignamente, acabar disfrutando del sector a pie
de principio a fin, en lo que era, en este triatlón, el mejor y más emotivo sector
de la carrera. Me emparejé a Edu e íbamos muy bien, pero lamentablemente me
tuve que parar a mear, no aguantaba más. Ya desde la bici no me aguantaba y
llegó el momento de parar. Una pena porque habíamos formado un tándem muy
bueno. Perdí por lo menos un minuto en la parada, no paraba, pero bueno, solté
lastre y a correr otra vez. Perdí algo de ritmo la verdad y ví que Edu se me
había escapado mucho. En esta vuelta me crucé con Oli, vamos máquina!! Esta era
la vuelta importante y la superé muy bien! Antes de iniciar la cuesta de Santo
Domingo doblé a Aitor. Qué mentalidad la de este chaval! La de disfrutar de lo
que hacemos!! Subida, otra vez este precioso tramo, y última vuelta! Estaba
hecho!! El reloj ya hacía imposible la gesta del sub5h pero realmente me daba
igual!! Antes de Redín me cogió Juanillo. “Hoy vas a llorar Pablo” me dijo, a
lo que le respondí tras mis gafas de sol “Ya estoy llorando”! Qué emoción.
Le animé porque él si que se podía acercar al
tiempo, sin embargo se quedó conmigo un rato. Al final le convencí para que
tirara yme invitó a que le siguiera. Pero yo lo tenía claro. Iba a disfrutar de
esta última vuelta. Quizá tenía piernas, pero quería disfrutar de este momento,
me daba igual el reloj y así hice. Ya se notaba la fresca de la tarde cuando
tras más de cinco horas de carrera me disponía afrontar la última ascensión a
Santo Domingo. Sonrisa infinita. No dejaba de chocar a los niños que me
ofrecían su mano, a alguno yo creo que les hice hasta daño con el ímpetu que
les chocaba jeje! Una auténtica pasada. Ayuntamiento, Estafeta y Plaza del
Castillo para encarar el arco de meta.
Meta. Foto: Cano Fotosport |
El momento tan deseado y soñado. Enseñé las inscripciones
de mis antebrazos con los brazos abiertos. SAROBE, en homenaje a mi apellido
navarro, nunca hay que olvidar de donde vienes, y ELI, siempre hay que saber a dónde
vas! Y con quién, con mis amigos de toda la vida, mi familia, mis compañeros
del 4147 que tanto me han apoyado, que tanto aguantan mis historias cada día,
mis compañeros del Triatlón Costa Quebrada, vaya locura llevamos, vaya forma de
disfrutar de esto, y al resto de compañeros del triatlón cántabro. Esto que
hacemos es precioso!! Gracias a todos!! Estoy que no quepo en mí. No quiero
olvidar a Planes Deportivos ni a Motopie, quién iba a decir que iba a hacer
esto cuando compré esa bici hace 9 años a lo loco, esa misma bici que me ha
llevado volando a Pamplona para lograr este sueño.
Caña de la victoria en la Plaza del Castillo |
La cerveza de la victoria supo a gloria y las
risas de después fueron la caña. Satisfacción de todos y ganas de más triatlón,
da igual la distancia. Esta me ha encantado la verdad, esta vez sí! Sin
dolores, sin pájaras y sin ni siquiera agujetas! Ahora, después de la semana de
ver fotos, leer crónicas y volver a revivir estos momentos mientras escribo
esta crónica, vendrán en junio los triatlones más bonitos de Cantabria, el de
Suances en Los Locos, allí donde debuté en 2008, y Laredo, que me vienen como
anillo al dedo con repechos y repechos!
Un sueño hecho realidad, sólo hay que soñar,
entrenar, y disfrutar de cada brazada, cada pedalada y cada zancada que damos, no
sólo en carrera!