El día de descanso en Corvera con la familia
nos llevó a La Población, a orillas del Pantano, bastante más frescos que en el
duatlón de Solares de la semana pasada. La previsión, día de fuerte calor en
Campoo y la noticia, que el neopreno no estaba permitido en el agua. Todos a
nadar sin neopreno. El triatlón, de distancia sprint, 750 a nado, 20 km en bici
y 5km corriendo para acabar, contó con una participación de lujo, sobre todo con
la reciente diploma olímpica en Londres, la triatleta Ainhoa Murua.
Con retraso, todos al agua en un Pantano con
mucha menos agua que ediciones anteriores. Cada año se disputa en una orilla. Este tocaba en La Población, no habiendo fallado nunca en esta orilla desde que empecé a correr allá en la temporada 2008. Hoy si que me coloqué bien y atento
a la ya esperada salida al despiste. La ausencia de neopreno se notaba. La flotabilidad
era mucho menor, aparte de nadar en aguas dulces, y hasta la primera boya,
intentando seguir la estela de mi hermano Juan, tragué bastante agua. Perdí
posiciones pero me daba la sensación de estarlo haciendo bien. Segundo largo y
conseguí encontrar un buen ritmo. Como no había neoprenos, la natación fue
mucho más entretenida porque podías identificar la equipación del que llevabas al
lado. Segunda boya y último largo hasta la salida del agua. Fue en este largo
cuando me ví nadando junto a mi compañero de entrenamientos Oliver. Me dió
mucha moral verle y luché para aguantar con él hasta la salida. Bastante gente
en boxes, entre ellos mis padres, que hacía mucho tiempo que no me veían correr.
Caras de alegría de todos nosotros y transición tranquila pero rápida sobre el
prao donde estaban situados los boxes.
Llegaba el sector de bici, mi favorito.
Cruzamos el puente de La Población e intenté alcanzar a la máxima gente
posible. Nada más superar el puente había un buen repecho de un kilómetro en el
cual tenía que aprovechar para recuperar posiciones. Iba fuerte, pero de
repente me pasó un hombre del Ozono. Cómo iba, este tiene que ser de los buenos.
En efecto era Lastra y me enganché a él. Cómo subía. Conseguí aguantar con él
hasta más allá de la mitad del repecho pero me soltó, sin embargo continué
manteniendo un gran ritmo utilizándole como referencia. Al coronar formé un
buen grupeto con varios triatletas, Palencia y Cesar Herrera entre otro que
sabía que en el llano irían bien. Nos costó un poquitín, pero entre Palencia y
yo conseguimos implicar a todos los de nuestro grupeto, que era de unos 8-10
triatletas. A relevos cortos no conseguimos alcanzar a muchos, pero sí que
abrimos mucho hueco con los de atrás. Completamos la ida y vuelta ahora con el
viento a favor. Sin embargo, la gente dejó de entrar y sólo tirábamos tres. En
uno de mis relevos, me escapé unos metros y vi que nadie daba continuidad a mi
relevo, por lo que decidí seguir tirando a mi ritmo para adelante. Me estaba
encontrando super fuerte en la bici. Nadie salió a buscarme por lo que fijé mi
mirada en el grupo de delante en el que rodaba Lucía Blanco. Iban organizados y
no fue fácil, pero poco antes del repecho de vuelta conseguí darles caza. Qué
satisfacción. Descansé lo que pude, porque no iban despacio y comencé a meter
ritmo en la subida. Ya no quedaba nada. Sin quitar el plato grande tiré para
adelante, y de nuevo me escapé de mi nuevo grupo. Un kilómetro, solo un
kilómetro y se acaba. No sabía hasta el pasado duatlon de Solares y hoy en Alto
Ebro que podía conseguir sufrir tanto. Pero sabía que era sólo hasta la cima.
Abrí hueco y en la bajada también llegando en solitario a boxes ante los ánimos
de mis padres.
Transición rapidísima, eso sí, seco ante el
infernal calor. 5 km me separaban de la meta. Pero se me habían olvidado las
plantillas y empecé con algo de miedo porque desde que volví a correr nunca he
prescindido de ellas. Sin embargo, enseguida me encontré cómodísimo corriendo, con
buena zancada y yo creo que con buen ritmo. No quería mirar atrás porque sabía que
por detrás tenía a mis dos pelotones que había dejado en bici. Solo para
adelante hacia la tórrida carretera infinita hasta el cono de vuelta. A pesar
del calor, disfruté. Empecé a ver pasar a la cabeza de carrera. Jon Unanue en
cabeza, detrás un trío formado por Correa, el asturaino Barroso y la gran
Ainhoa Murua. Dí ánimos a todos los amigos con los que me cruzaba y tuve la
lucidez como para contarles a todos hasta que me crucé con mi hermano que
pasaba por el puesto 50, de repente, ya tenía el cono ahí delante. Vuelta. Por
detrás me alcanzó Cesar que llevaba un pedazo ritmo, le intenté seguir pero me
fue imposible. Fue el único que me superó de mis grupos. Alcancé a Manu Díaz,
miembro del "dream team" que corría con los colores de la Politécnica
de Valencia. Y a la vista, mi hermano. No podía ni soñar conseguir llegar a
correr tras su estela, y tanto en Solares como aquí lo estaba consiguiendo.
Disfruté y mucho, teniendo en mi mente durante toda la carrera a la persona con
la que pasaría toda la soleada tarde de domingo.
La cara, sobretodo de mi padre, feliz y
contento viéndome pasar tan cerca de Juan nunca se me olvidará! quién me lo iba
a decir a mí después de todo lo pasado, estar volando de tal manera y sobre todo
con una sonrisa tan amplia en la boca. Último puesto ganado en los últimos
metros y metaaaa!!
Otro triatlón más, el último del año. Qué
lástima acabar en mi mejor momento, pero imposible acabar con tanta
satisfacción. Aún quedan los triatlones de sepetiembre, pero yo los viviré
desde Irlanda. No me aburriré, ya que me he inscrito a la media maraton de
Dublin. Sé que dije que este año nada de medias maratones, pero las piernas me
lo piden, así que el siguiente reto deportivo ha aparecido por sí solo. De
momento, las grandes sensaciones que me ha brindado esta temporada han sido de
lo mejor que he vivido desde que ando metido en esta aventura del triatlón.
Gracias una vez más a los que estuvieron ahí en los momentos de la lesión y
gracias a todos aquellos que lo habéis estado disfrutando conmigo durante las
carreras de este año. Me voy, pero tened por seguro y sabéis bien que... volveré!!!!
Grimpeur!