martes, 28 de agosto de 2012

Triatlón Alto Ebro

19 de agosto de 2012. Echo la vista unos meses atrás y para nada podía llegar a imaginarme haber llegado aquí. A finales de abril reaparecí en el Duatlón de Reinosa, y este día cerraba la temporada a orillas del Ebro también. Con el Triatlón de Alto Ebro cumplo diez pruebas entre duatlones y triatlones y mi inminente marcha a trabajar a Irlanda me hace dar por concluida esta temporada de ensueño en mi mejor momento.

El día de descanso en Corvera con la familia nos llevó a La Población, a orillas del Pantano, bastante más frescos que en el duatlón de Solares de la semana pasada. La previsión, día de fuerte calor en Campoo y la noticia, que el neopreno no estaba permitido en el agua. Todos a nadar sin neopreno. El triatlón, de distancia sprint, 750 a nado, 20 km en bici y 5km corriendo para acabar, contó con una participación de lujo, sobre todo con la reciente diploma olímpica en Londres, la triatleta Ainhoa Murua.

Con retraso, todos al agua en un Pantano con mucha menos agua que ediciones anteriores. Cada año se disputa en una orilla. Este tocaba en La Población, no habiendo fallado nunca en esta orilla desde que empecé a correr allá en la temporada 2008. Hoy si que me coloqué bien y atento a la ya esperada salida al despiste. La ausencia de neopreno se notaba. La flotabilidad era mucho menor, aparte de nadar en aguas dulces, y hasta la primera boya, intentando seguir la estela de mi hermano Juan, tragué bastante agua. Perdí posiciones pero me daba la sensación de estarlo haciendo bien. Segundo largo y conseguí encontrar un buen ritmo. Como no había neoprenos, la natación fue mucho más entretenida porque podías identificar la equipación del que llevabas al lado. Segunda boya y último largo hasta la salida del agua. Fue en este largo cuando me ví nadando junto a mi compañero de entrenamientos Oliver. Me dió mucha moral verle y luché para aguantar con él hasta la salida. Bastante gente en boxes, entre ellos mis padres, que hacía mucho tiempo que no me veían correr. Caras de alegría de todos nosotros y transición tranquila pero rápida sobre el prao donde estaban situados los boxes.

Llegaba el sector de bici, mi favorito. Cruzamos el puente de La Población e intenté alcanzar a la máxima gente posible. Nada más superar el puente había un buen repecho de un kilómetro en el cual tenía que aprovechar para recuperar posiciones. Iba fuerte, pero de repente me pasó un hombre del Ozono. Cómo iba, este tiene que ser de los buenos. En efecto era Lastra y me enganché a él. Cómo subía. Conseguí aguantar con él hasta más allá de la mitad del repecho pero me soltó, sin embargo continué manteniendo un gran ritmo utilizándole como referencia. Al coronar formé un buen grupeto con varios triatletas, Palencia y Cesar Herrera entre otro que sabía que en el llano irían bien. Nos costó un poquitín, pero entre Palencia y yo conseguimos implicar a todos los de nuestro grupeto, que era de unos 8-10 triatletas. A relevos cortos no conseguimos alcanzar a muchos, pero sí que abrimos mucho hueco con los de atrás. Completamos la ida y vuelta ahora con el viento a favor. Sin embargo, la gente dejó de entrar y sólo tirábamos tres. En uno de mis relevos, me escapé unos metros y vi que nadie daba continuidad a mi relevo, por lo que decidí seguir tirando a mi ritmo para adelante. Me estaba encontrando super fuerte en la bici. Nadie salió a buscarme por lo que fijé mi mirada en el grupo de delante en el que rodaba Lucía Blanco. Iban organizados y no fue fácil, pero poco antes del repecho de vuelta conseguí darles caza. Qué satisfacción. Descansé lo que pude, porque no iban despacio y comencé a meter ritmo en la subida. Ya no quedaba nada. Sin quitar el plato grande tiré para adelante, y de nuevo me escapé de mi nuevo grupo. Un kilómetro, solo un kilómetro y se acaba. No sabía hasta el pasado duatlon de Solares y hoy en Alto Ebro que podía conseguir sufrir tanto. Pero sabía que era sólo hasta la cima. Abrí hueco y en la bajada también llegando en solitario a boxes ante los ánimos de mis padres.

Transición rapidísima, eso sí, seco ante el infernal calor. 5 km me separaban de la meta. Pero se me habían olvidado las plantillas y empecé con algo de miedo porque desde que volví a correr nunca he prescindido de ellas. Sin embargo, enseguida me encontré cómodísimo corriendo, con buena zancada y yo creo que con buen ritmo. No quería mirar atrás porque sabía que por detrás tenía a mis dos pelotones que había dejado en bici. Solo para adelante hacia la tórrida carretera infinita hasta el cono de vuelta. A pesar del calor, disfruté. Empecé a ver pasar a la cabeza de carrera. Jon Unanue en cabeza, detrás un trío formado por Correa, el asturaino Barroso y la gran Ainhoa Murua. Dí ánimos a todos los amigos con los que me cruzaba y tuve la lucidez como para contarles a todos hasta que me crucé con mi hermano que pasaba por el puesto 50, de repente, ya tenía el cono ahí delante. Vuelta. Por detrás me alcanzó Cesar que llevaba un pedazo ritmo, le intenté seguir pero me fue imposible. Fue el único que me superó de mis grupos. Alcancé a Manu Díaz, miembro del "dream team" que corría con los colores de la Politécnica de Valencia. Y a la vista, mi hermano. No podía ni soñar conseguir llegar a correr tras su estela, y tanto en Solares como aquí lo estaba consiguiendo. Disfruté y mucho, teniendo en mi mente durante toda la carrera a la persona con la que pasaría toda la soleada tarde de domingo.

La cara, sobretodo de mi padre, feliz y contento viéndome pasar tan cerca de Juan nunca se me olvidará! quién me lo iba a decir a mí después de todo lo pasado, estar volando de tal manera y sobre todo con una sonrisa tan amplia en la boca. Último puesto ganado en los últimos metros y metaaaa!!


Otro triatlón más, el último del año. Qué lástima acabar en mi mejor momento, pero imposible acabar con tanta satisfacción. Aún quedan los triatlones de sepetiembre, pero yo los viviré desde Irlanda. No me aburriré, ya que me he inscrito a la media maraton de Dublin. Sé que dije que este año nada de medias maratones, pero las piernas me lo piden, así que el siguiente reto deportivo ha aparecido por sí solo. De momento, las grandes sensaciones que me ha brindado esta temporada han sido de lo mejor que he vivido desde que ando metido en esta aventura del triatlón. Gracias una vez más a los que estuvieron ahí en los momentos de la lesión y gracias a todos aquellos que lo habéis estado disfrutando conmigo durante las carreras de este año. Me voy, pero tened por seguro y sabéis bien que... volveré!!!! 

Grimpeur!

sábado, 25 de agosto de 2012

DUATLÓN DE MEDIO CUDEYO

12 de agosto de 2012. El trabajo me impidió participar en el Triatlón de Castro que habia marcado en el calendario y que se disputaba el sábado por la tarde con distancias olimpicas y un nuevo recorrido, pero me permitió volver al mítico Duatlón de Medio Cudeyo al que no falto desde mi primera participación allá por 2007, salvo el año pasado que lo tuve que ver desde las cunetas por la lesión.


Volvía, y con más ganas e ilusión que nunca. En todas las ediciones había mejorado mi actuación respecto a la anterior hasta llegar a hacer top ten en 2010. Este año no lograría repetir puesto pero, de nuevo, creo que logré completar mi mejor Duatlón de Solares, en una edición donde había mejor participación que nunca, a pesar de ser popular, y donde se había cambiado el recorrido, ubicándose los boxes abajo en Solares, junto al Bar Ges, a diferencia del habitual emplazamiento en Valdecilla junto al Ayuntamiento.

Realmente este día estaba llamado a ser un día especial, y lo fue, no solo por motivos deportivos. La increíble noche del sabado no fue exactamente una noche de descanso y sin apenas dormir, nos presentamos mi hermano Juan y yo con una gran pereza frente a la carrera que veníamos a correr. Juan estuvo a punto de no venir y yo me caía de sueño... Pero allí estábamos entrando a boxes, charlando con los compañeros y dejando nuestras bicis preparadas para la competición. A pesar del cansancio, yo tenía la moral por las nubes.

Arco de salida y pistoletazo! El nuevo recorrido a pie, de unos 4,2 km consistía en dos vueltas a un circuito en el que el primer kilómetro era una subida constante por la carretera dirección Pámanes. La vuelta, en bajada, por callejos y entre prados nos llevaba por detrás otra vez al Bar Ges. Sorprendentemente salí fortísimo y en el primer tramo ascendente comencé a progresar hacia cabeza de carrera. Me estaba encontrando super cómodo picando hacia arriba, hasta el punto de alcanzar a Pando. quién me lo iba a decir a mi hace unos meses... corriendo junto a uno de los hombres que copan lo más alto del podium en los duatlones cántabros. Estaba asombrado pero seguí manteniendo el ritmo, incluso superando a Pando y alcanzando a Lastra... esto no podía estar pasando...! Sabía que iba por encima de mis prestaciones, pero iba cómodo y disfruté el momento de correr con los grandes del duatlón. Comenzó el tramo de bajada y ya aquí me fue imposible seguir sus zancadas. Perdí su estela y rodé detrás de otro grupo de tres. Mi hermano Juan, que debía estar flipando de a dónde iba este, iba justo por detrás. Paso por el arco y segunda vuelta, segunda subida. Aquí, lógicamente, pagué los excesos y sufrí mucho más. Me alcanzó el grupillo de Juan e intenté engancharme. Fue aquí donde Juan comenzó a animarme y a tirar de mí. Llegó incluso a descolgase y esperarme. Realmente me ayudó muchísimo y desde aquí se lo agradezco orgulloso de la máquina que es mi hermano. Bajamos juntos y llegamos juntos a boxes.



Transición que ni me acuerdo y en la salida, cuando salía justo detrás de Juan, el juez me paró para decirme que no llevaba bien el dorsal (lo llevaba correcto detrás, pero más abajo de lo normal según Julio...) esos pocos momentos me hicieron salir con unos metros de desventaja con Juan y otros dos duatletas a los que no conseguí dar caza. El sector de bici constaba de 24 km dando tres vueltas al tradicional circuito de la carretera de Alisas-Hermosa-Valdecilla que conozco como la palma de mi mano. En el llano mantuve la distancia, pero poco a poco se me iban escapando. Primer repechuco y les tenía a tiro, pero en la bajadilla por el bosque, a pesar de que arriesgué se me fueron más. Es lo que tiene ir adelante en carrera, que es más dificil cazar a gente. Sufrí bastante en la primera vuelta. Pasada por delante de boxes con la carretera abarrotada de gente y segunda vuelta. Sufrí mucho también, pero rodando en solitario confirmé eso que dicen que la cabeza tiran más que las piernas, y pensando en cierta persona conseguí tirar más y más fuerte. Repechuco, Hermosa y subida a Valdecilla. Por detrás me alcanzó un duatleta y con él comencé la última vuelta que fue la mejor. Muy fuerte conseguí descolgar al que me había cogido por detrás y como un tiro completé el último giro. Disfruté muchísimo, después de la noche anterior, después de toda la lesión del año pasado... aquí estaba de nuevo... y disputando, disfrutando!!



Me bajé de la bici en una buena transición y a correr. Sólo 2,1 kilómetros, y cuesta para arriba. Con cadencia, yo creo que recorté algo a los de adelante que alcanzaba a ver al fondo de la cuesta. Uno de ellos era Juan que se estaba jugando la victoria sub-23. No lograría alcanzarles pero tampoco nadie consiguió darme caza. Mantuve la posición y conseguimos llegar a meta con una sonrisa de boca a boca. La gente animando, me gritó que entraba dentro de los 17 primeros, y exactamente esa fue la posición que ocupe de entre los 83 participantes. Juan entró poco antes. Todo un sueño lograr entrar tan cerca de él, su ayuda fue crucial. Y el premio le llegó cuando le comunicaron que había ganado la carrera en su categoría, mientras que Pando ganaba la prueba absoluta.

Uno no quería venir y el otro no había dormido, pero vaya carrerón nos marcamos. El Duatlon de Medio Cudeyo nunca defrauda, y ya es toda una tradición correr aquí, el año que viene volveremos como todos los años e intentaremos superar nuestras actuaciones, aunque realmente, será algo difícil, porque la satisfación y la emoción fueron espectaculares con la sensación de haber dado más de lo que tenía, haber encontrado una nueva capacidad de sufrimiento por encima de lo que creía que estaban mis posibilidades.

Contento y feliz, así acabé el día, después del increíble duatlón y una merecida barbacoa muy bien acompañado. Un día para el recuerdo y que nunca olvidaré. Gracias a los que lo habeis hecho posible! 

Grimpeur!

miércoles, 8 de agosto de 2012

CARRERA VERTICAL TORREÓN DE VALDECEBOLLAS 2012, BRAÑOSERA, PALENCIA


Nada más acabar el gran día del Km Vertical de Fuente Dé, Lucía Ibañez me comentó la existencia de otro Km vertical en Brañosera, Palencia, y que pintaba muy bien. Carlos se perdió la ascensión al Cable y un día, en un sólo momento, nos motivamos y marcamos esa fecha en el calendario, 5 de agosto de 2012.

Iba a ser la primera carrera de montaña juntos, y pese la ausencia importante de Luis, la expedición se completo con tres campeonas, Lucía, Gema y Paz. Quién lo iba a decir, de cinco que íbamos, había más chicas que chicos.

A diferencia de Fuente Dé, la carrera de Brañosera era una cronoescalada de 7,8kms de distancia, salvando casi los 1000m de desnivel existentes entre el pueblo de Brañosera y la cima del Valdecebollas, a 2139m de altitud.

Muy temprano, antes de las 7am, salíamos de Santander con una climatología malísima. ¿A dónde íbamos? Habíamos sacrificado otra noche de sábado para levantarnos de madrugada en un día de lluvia, niebla e incluso frío. Pero a medida que nos íbamos acercando al objetivo de la salida, el tiempo fue suavizando, sobretodo cuando atravesamos el puerto entre Campoo y Brañosera, desde donde las nubes nos dejaron vislumbrar parte del recorrido hacia el Golobar.

Momentos previos a la carrera

Llegamos a Brañosera, dorsales, ambiente, algún que otro conocido, ropa para la cima y la vista puesta en el gran reloj que marcaba la salida a partir de las 9am. Lucía empezaba a las 9:07:30, Gema salía a las 9:12:00, y yo 30 segundos más tarde. Después Carlos y Paz. Salida. Al ser cronoescalada íbamos en solitario, pero todos vivimos y pisamos el mismo recorrido.

Salida de Lucía

Tras unos 600m de pista de hormigón neutralizados de salida del pueblo, rápidamente se empezaba a subir por un empinadísimo prado que era realmente duro. Por suerte era sólo un pequeño tramo y la carrera continuaba con una larga aproximación de llano y pequeña subida en la que se podía correr de aproximación al valle de Golobar. Precioso camino entre bosque y atravesando varios ríos. Más bien vadeándolos, pasando de piedra en piedra. Muy bonito. POco a poco se iba empinando la carrera. Primero suavemente, lo que permitía seguir corriendo. Luego ya se abría y siguiendo el recorrido por banderines, empezaban las cuestas de verdad. Primer tramo andando. Me pasaron varios corredores, yo pasé a una chica a la que animo. Voy cómodo, pero sin dejar de mirar de vez en cuando para atrás esperando la caza de mi amigo Carlos. Nos metemos en la niebla. SI viene por detrás ya no me verá, como no le veré llegar. Así que para adelante, no queda otra. Algo vacío, llego al punto de avituallamiento donde me paro bastante tiempo y sólo me preocupo en comer sólidos. El plátano me viene de maravilla y seguimos para adelante después de pasar el chip. Empieza lo bueno.

Hasta aquí había sido un bonito juego de niños comparado con lo que venía. La ladera se iba empinando cada vez más, y la única referencia era el banderín siguiente. La niebla no dejaba ver más. Casi que mejor. A buen ritmo, andando claro está, voy ganando metros y veo como empiezo a recortar a un corredor que me pasó corriendo el tramo anterior. Voy cómodo, ahogado pero cómodo, con fuerza. Mi técnica de subida se torna en subida a gatas apoyándome y agarrándome con las manos a los brezos y cardos. El terreno era herboso, con pocas piedras a las que utilizar como escalones, lo que hacía la ascensión más dura que Fuente Dé a mi parecer. Una ladera pindia pindia y los banderines nos llevaban a atacarla directamente hacia arriba. Brutal!

Realmente se hizo eterna, pero de repente ví al de adelante alcanzar un banderín y empezar a correr hacia la izquierda. Llegábamos al Cueto Canaleja que ya habíamos coronado allá en 2010 Carlos y yo nevado volviendo de una San Isidro en Palencia. Arriba en la cumbre hacía frío y se empezaba a cumbrear por la amplia divisoria. Corriendo y picando para abajo, ya sabía que lo tenía pero faltaba el último esfuerzo. Un par de bjadas un poco técnicas por rocas y dos Guardia Civiles me indicaron que sólo me quedaba el último repecho al Valdecebollas. En la montaña había gente entre la niebla, pero nada comparado a lo que había en la cima. Glorioso cartel de 300m a meta y a correr a todo lo que daba. AL fondo el Torreón, y el arco de meta. Un motivante speaker cantaba mi nombre y me animaba, contrameta, giro y recta e increíble final. Cimaaaa!!

Nada más llegar nos daban nuestros tiempos de carrera, en mi caso 1h 12min 29seg, 20 más que una grandísma Lucía, la mejor de los cinco, y sorprendido porque Carlos no me había alcanzado, y es que subí fortísimo, con unas grandes sensaciones y una espectacular fuerza. Carlos hizo unos 50 segundo más, muy parejos y mientras Gema alcanzaba el avituallamiento, Paz lograba alcanzar la cima ante una emocionada expresión en la cara de Carlos. Reto conseguido, aunque la verdadera aventura había sido presentarse ante tal coloso como el Valdecebollas, en carrera y con estas duras condiciones climatológicas.

Nos dejamos de comentar la carrera y hablar de otras potenciales mientras nos cambiábamos e íbamos a comer a Aguilar con la maratón de Londres de mujeres en la tele. Gran día y gran reto. Ansiosos no hacíamos más que pensar: ¿¿Cual es la siguiente?? Ni más ni menos, y sin esperar, al día siguiente teníamos el siguiente objetivo: La mítica Salcedo-Soña-Salcedo. Pero eso, eso es otra crónica dando como cada día, otro pasito más adelante, con la moral, y por lo que se ve, las patas, in crescendo cada momento, cada evento único que es cada día. 

Grimpeur!