12 de agosto de 2012. El trabajo me impidió participar en el
Triatlón de Castro que habia marcado en el calendario y que se disputaba el
sábado por la tarde con distancias olimpicas y un nuevo recorrido, pero me
permitió volver al mítico Duatlón de Medio Cudeyo al que no falto desde mi
primera participación allá por 2007, salvo el año pasado que lo tuve que ver
desde las cunetas por la lesión.
Volvía, y con más ganas e ilusión que nunca.
En todas las ediciones había mejorado mi actuación respecto a la anterior hasta
llegar a hacer top ten en 2010. Este año no lograría repetir puesto pero, de
nuevo, creo que logré completar mi mejor Duatlón de Solares, en una edición
donde había mejor participación que nunca, a pesar de ser popular, y donde se
había cambiado el recorrido, ubicándose los boxes abajo en Solares, junto al
Bar Ges, a diferencia del habitual emplazamiento en Valdecilla junto al
Ayuntamiento.
Realmente este día estaba llamado a ser un
día especial, y lo fue, no solo por motivos deportivos. La increíble noche del
sabado no fue exactamente una noche de descanso y sin apenas dormir, nos
presentamos mi hermano Juan y yo con una gran pereza frente a la carrera que
veníamos a correr. Juan estuvo a punto de no venir y yo me caía de sueño...
Pero allí estábamos entrando a boxes, charlando con los compañeros y dejando
nuestras bicis preparadas para la competición. A pesar del cansancio, yo tenía
la moral por las nubes.
Arco de salida y pistoletazo! El nuevo
recorrido a pie, de unos 4,2 km consistía en dos vueltas a un circuito en el
que el primer kilómetro era una subida constante por la carretera dirección
Pámanes. La vuelta, en bajada, por callejos y entre prados nos llevaba por
detrás otra vez al Bar Ges. Sorprendentemente salí fortísimo y en el primer
tramo ascendente comencé a progresar hacia cabeza de carrera. Me estaba
encontrando super cómodo picando hacia arriba, hasta el punto de alcanzar a
Pando. quién me lo iba a decir a mi hace unos meses... corriendo junto a uno de
los hombres que copan lo más alto del podium en los duatlones cántabros. Estaba
asombrado pero seguí manteniendo el ritmo, incluso superando a Pando y
alcanzando a Lastra... esto no podía estar pasando...! Sabía que iba por encima
de mis prestaciones, pero iba cómodo y disfruté el momento de correr con los
grandes del duatlón. Comenzó el tramo de bajada y ya aquí me fue imposible
seguir sus zancadas. Perdí su estela y rodé detrás de otro grupo de tres. Mi
hermano Juan, que debía estar flipando de a dónde iba este, iba justo por
detrás. Paso por el arco y segunda vuelta, segunda subida. Aquí, lógicamente,
pagué los excesos y sufrí mucho más. Me alcanzó el grupillo de Juan e intenté
engancharme. Fue aquí donde Juan comenzó a animarme y a tirar de mí. Llegó
incluso a descolgase y esperarme. Realmente me ayudó muchísimo y desde aquí se
lo agradezco orgulloso de la máquina que es mi hermano. Bajamos juntos y
llegamos juntos a boxes.
Transición que ni me acuerdo y en la salida,
cuando salía justo detrás de Juan, el juez me paró para decirme que no llevaba
bien el dorsal (lo llevaba correcto detrás, pero más abajo de lo normal según
Julio...) esos pocos momentos me hicieron salir con unos metros de desventaja
con Juan y otros dos duatletas a los que no conseguí dar caza. El sector de
bici constaba de 24 km dando tres vueltas al tradicional circuito de la
carretera de Alisas-Hermosa-Valdecilla que conozco como la palma de mi mano. En
el llano mantuve la distancia, pero poco a poco se me iban escapando. Primer
repechuco y les tenía a tiro, pero en la bajadilla por el bosque, a pesar de
que arriesgué se me fueron más. Es lo que tiene ir adelante en carrera, que es
más dificil cazar a gente. Sufrí bastante en la primera vuelta. Pasada por
delante de boxes con la carretera abarrotada de gente y segunda vuelta. Sufrí
mucho también, pero rodando en solitario confirmé eso que dicen que la cabeza
tiran más que las piernas, y pensando en cierta persona conseguí tirar más y
más fuerte. Repechuco, Hermosa y subida a Valdecilla. Por detrás me alcanzó un
duatleta y con él comencé la última vuelta que fue la mejor. Muy fuerte
conseguí descolgar al que me había cogido por detrás y como un tiro completé el
último giro. Disfruté muchísimo, después de la noche anterior, después de toda
la lesión del año pasado... aquí estaba de nuevo... y disputando, disfrutando!!
Me bajé de la bici en una buena transición y
a correr. Sólo 2,1 kilómetros, y cuesta para arriba. Con cadencia, yo creo que
recorté algo a los de adelante que alcanzaba a ver al fondo de la cuesta. Uno
de ellos era Juan que se estaba jugando la victoria sub-23. No lograría
alcanzarles pero tampoco nadie consiguió darme caza. Mantuve la posición y
conseguimos llegar a meta con una sonrisa de boca a boca. La gente animando, me
gritó que entraba dentro de los 17 primeros, y exactamente esa fue la posición
que ocupe de entre los 83 participantes. Juan entró poco antes. Todo un sueño
lograr entrar tan cerca de él, su ayuda fue crucial. Y el premio le llegó cuando
le comunicaron que había ganado la carrera en su categoría, mientras que Pando ganaba la prueba absoluta.
Uno no quería venir y el otro no había
dormido, pero vaya carrerón nos marcamos. El Duatlon de Medio Cudeyo nunca
defrauda, y ya es toda una tradición correr aquí, el año que viene volveremos
como todos los años e intentaremos superar nuestras actuaciones, aunque realmente,
será algo difícil, porque la satisfación y la emoción fueron espectaculares con
la sensación de haber dado más de lo que tenía, haber encontrado una nueva
capacidad de sufrimiento por encima de lo que creía que estaban mis
posibilidades.
Contento y feliz, así acabé el día, después
del increíble duatlón y una merecida barbacoa muy bien acompañado. Un día para el recuerdo y que
nunca olvidaré. Gracias a los que lo habeis hecho posible!
Grimpeur!
que fuertes estais los Martin Sarobe!!!no hay quien os siga!!
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