La mañana para nada acompañaba y el duatlón
no era un duatlón corto. Nuevo Duatlón de Castro Urdiales con distancias
10km+42km+5km. La semana en el trabajo había sido especialmente dura, y a mitad
de semana, además, me puse medio malo de la garganta, pero la fecha estaba
señalada desde hacía tiempo y acudimos a la llamada de nuestro compañero y
amigo Juanillo, hoy corríamos en su casa, y no íbamos a fallar. Hoy era algo
más que otra carrera, hoy tocaba compartir además de kilómetros, un
desplazamiento y un día con buenos amigos espartanos con un solo objetivo,
disfrutar de lo que hacemos.
Quedamos para ir juntos hasta Castro,
Nanduco, Manolo y yo, y aunque una de las furgonetas se resistió un poco, el
plan B funcionó a la perfección, y con tiempo suficiente, ya estábamos
aparcados en el paseo frente al Cantábrico. Vaya mañana… frío y amenaza de
lluvia, aunque aguantaba. Entre charlas, confirmamos inscripción y fuimos
entrando en boxes situados en el Parque Amestoy y nos reunimos con Juanillo y
el resto de conocidos. Unos boxes de lujo, montados con barras para colgar las
bicis. Los chicos del Triflavi se esmeraron para organizar un buen duatlón, con
buenos boxes y trazado a pie perfectamente señalizado con pequeños conos. La
salida se daba frente al Ayuntamiento y el primer sector constaba de tres
vueltas.
Qué frío, las dudas sobre la ropa que llevar,
fue la conversación más frecuente antes de salir. Yo opté por llevar una térmica
larga por debajo del trimono y braga para cuidar un poco la garganta de la que
seguía bastante tocado. Así que como siempre, la idea de carrera era muy
conservadora, pero como siempre, una vez dado el pistoletazo, todo fue muy
diferente a lo planeado. Rápidamente, busqué la estela de Juanillo, que andaba
también convaleciente de un golpetazo que tuvo en la cabeza. Poco a poco fuimos
encontrando nuestro sitio, buscando también a Edu del Triflavi con el que
estamos compartiendo ritmos a pie. Antes de llegar al primer giro, ya habíamos formado
un pequeño grupeto, y fue aquí, a pesar de la perfecta señalización del trazado
con conos, dos jueces estaban mal colocados y dieron el giro bastante antes del
lugar indicado. Correríamos menos distancia.
Después de la confusión iniciamos la vuelta hasta Amestoy. El recorrido
era completamente llano y me fui encontrando muy bien y muy a gusto con mi
ritmo, por lo que me animé a liderar el grupo en el que iba gente como
Zubiaurre, Javi Hoz, Menocal o Edu, junto a Juanillo, el cual me contuvo muy
bien a no apretar demasiado. Qué bien nos lo pasamos y sólo por la foto mereció
la pena. Además al día siguiente aparecimos los dos en el artículo del Diario
Montañes como premio.
Foto: Nuria GD |
Segunda vuelta. La primera mitad seguimos al
frente aunque poco a poco fui refugiándome en el grueso del grupo. Ahora sí
llegamos hasta el final, con una pequeña subidita y dando vuelta con bonitas
vistas de Castro. Metido en el grupo completamos la segunda, y nos tiramos a
por la última vuelta. Qué gran carrera estaba saliendo! En esta última vuelta
nos pasaron unos componentes del Polanco, lo que hizo apretar el ritmo, lo que
acusé. En el último giro, perdí unos metros e intenté mantener el ritmo. Otro
de los momentos del día fue cuando Juanillo, que se mantenía en las primeras
unidades del grupo gritó: “Pablo!!!”… a lo que yo respondí, veinte metros más
atrasado: “Estoy aquí!!”. Los compañeros de grupo se debieron quedar flipados.
Quedaba poco y tras el grito de Juanillo eché el resto e hice un cambio de
ritmo. Con relativa facilidad contacté y al llegar pensé, ¿por qué no seguir? Y
aguanté ese ritmo sobrepasando a todos e incluso a los chicos del Polanco que
rompieron el grupo y que rodaban delante. Al menos iba a cuajar una gran
primera carrera a pie, que después de la dura semana, me hacía estar más que satisfecho.
Me ví liderando nuestra parte de la carrera y entré el primero de todos.
Foto: Aboitiz |
Con calma, como si ya hubiera hecho los
deberes, me tomé con tranquilidad la transición preocupándome de abrigarme
bien. Me puse un chaleco cortavientos y completé la transición, bastante lenta
y en la que me pasó la mayoría. Inicié el sector de la bici que empezaba por
terreno ascendente a lo largo de todo Castro dirección Islares donde Juan me
pasó.
Foto: Aboitiz |
La bici se preveía dura así que me lo tomé con calma y con cadencia.
Perdí muchas posiciones, pero lo importante era completar entero los 42 kms de
sector, que incluía la ascensión a Hoyomenor, de unos cinco o seis kilómetros
donde se daba la vuelta, puerto entre Guriezo y Ampuero que nunca había subido.
Conocía el puerto que está al otro lado, La Granja, cuando el triatlón de
Castro transcurría por allí, el primer año que lo corrí al menos en 2008.
Acoplado, mantuve la concentración y el ritmo, pero iba mucho menos que el
resto. Sigo muy falto de kilómetros en bici, una pena. Repechines hasta
Islares, sin mucho viento por fortuna, y bajadilla a la ría de Oriñon mirándo
la playa, para adentrarnos en el Valle de Guriezo. Esta parte fue en la que
peor me encontré, me molestaba la posición de triatleta y el frío en la parte
del culo, y sólo deseaba una cosa, comenzar la ascensión para cambiar la
posición. Por fin, giro a la derecha y subida. Con el plato pequeño fui jugando
con los piñones hasta encontrar una buena cadencia y un ritmo decente. El
puerto no era duro y se subía bien, un 6% o así calculo. Me pasó una moto con
web cam que comenzó a animarme y se colocó delante de mí en un tramo de curvas.
No sé de quién serían esas grabaciones, pero qué motivada imaginándome salir en
un video apretando los dientes. Esperando coger la herradura de derechas que
era la única referencia que tenía del puerto, situada casi al final, fui
cruzándome con todos los primeros. El nazarro Arnáiz iba destacado, por detrás
Pando, Bizkarra, Felipe y el resto de gallos. Los fui contando uno a uno para
entretenerme como suelo hacer y di el giro en el cono en la posición 76
aproximadamente.
4ºC decían que hacía en el puerto. Subiendo
no pasé frío, y bajando el frío no fue la mayor preocupación. Sólo me marqué un
objetivo: no caerme. Bajé arriesgando cero, ya que había bastante agua en la
calzada, en perfecto estado, eso sí. Bajada a Guriezo y otra vez a dar pedales.
Me encontré bien y tranquilo, pero los kilómetros iban pasando y la gasolina se
iba gastando. Me había comido un plátano en el alto, y no tenía más, ya que
algún “duatleta” me había robado las dos chocolatinas que había dejado en boxes…
y últimos diez kilómetros. Frío y agua para hacerlo más duro. Junto a Vallejo
del Buscadores, con el que me fui pasando, yo le pasaba en el llano acoplado, y
él en los repechos. Al final se me fue del todo en los repechos antes de
Castro, y por detrás me alcanzó Bauti.
Bajada a Castro. Los voluntarios y miembros
de la Guardia Civil estaban perfectamente situados controlando el tráfico y
manteniendo la seguridad. Nos adentramos en las calles y con frío en los pies
sobre todo, me descalcé para desmontarme antes de entrar a boxes… ufff se acabó
la bici! Que dureza! Pero no había acabado… sólo quedaba lo peor!
Foto: Aitor Anton |
No sentía los pies, me calcé aunque no estoy
seguro de haberlo hecho bien, ya que la plantilla se quedó arrugada… creo. Y
eché a correr con las patas como palos! Uffff!! Dirección al Ayuntamiento,
pasamos por debajo de la preciosa iglesia de Castro y bajo el castillo, qué
bonito. A pesar de no ir bien, si que empecé a un ritmo “bueno”, al menos
suelto, con zancadas cortas. Y a por todo el espigón. Muy bonito sector, aunque
el sufrimiento de un último sector de cinco kilómetros después de un día tan
duro no era nada agradable, qué sufrimiento. Pero ahí es donde entra la cabeza,
y la cabeza es quien te tiene que llevar a meta. Puy me animó con la
hamburguesa que nos íbamos a tomar luego, los mejores ánimos que te pueden dar
en estos momentos. Tras el paso por contrameta, fui notando empeorar las
piernas, con síntomas de calambres. Por detrás venía mi compañero Ruben
Rasines, y tomé que no me alcanzara como objetivo ya que quería puntuar, una
vez más este año, para el equipo. Giro en el cono y ahora sí, se me iban a
subir las bolas. Me paré! Hacía siglos que no me paraba en carrera a estirar,
pero tuve que hacerlo. Algún duatleta me animó y continué. Y aquí es donde la
cabeza jugó un papel fundamental. Luego lo comentábamos con Manolo, y decíamos
que la cabeza puede llegar a controlar el estado físico, y yo estoy convencido
también. Concentré toda mi fuerza mental en que no se me subieran los isquios…
y pude controlarlos!! Me fui recuperando y junto a un duatleta vasco que me
animó, conseguí apretar al final y llegar dignamente. No le disputé para nada
la posición y le dejé entrar delante, pues hoy la posición más que nunca era lo
de menos, hoy el verdadero premio era acabar este bonito y duro duatlón. Nada
más y nada menos que 2h 25min corriendo.
Foto: Aboitiz |
Foto: Aboitiz |
Foto: Nuria GD |
Gracias desde aquí a todos los que hicieron
posible la organización de este duatlón, enhorabuena! Y gracias a la compañía,
porque, vaya reventada, pero nada que no cure unas buenas cañas y una deseada
hamburguesa en gran compañía. No paramos durante todo el día de charlar, de
hablar de nuestras historias, de hacer planes y en definitiva compartir
momentos. Gran día, y eso que hizo malísimo. Y es que se puede disfrutar de un
oscuro domingo de invierno, con frío y lluvia, incluso estando malo, si uno se
lo propone!! Y todavía hay más, domingo que viene… Duatlón de Torrelavega! Tom
a ya!!
Grimpeur!!
pd. Muchas gracias, además de a los organizadores, a los pedazo fotógrafos que nos hacen sentir grandes!
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