Salida-Llegada: Selviejo 553m
- Tiempo: 3h 30min
- Desnivel: Unos 350 de bajada y de subida.
- Cimas: Ninguna
- Máxima cota: 730m (La Cerradona y alrededores)
- Mínima cota: 376m (N-623)
- Nivel Dificultad: Principiante
4 de enero de 2012, niebla. Montañeros: Nando y Pablo. Fauna avistada: un corzo, arrendajas. Rastros de jabalí y corzo. Huevos de anfibios.
Uno tiene que saber de dónde viene, y mi familia, por parte de mi abuela, viene de aquí, del corazón de Luena. Hacía años que no me acercaba de donde provenían mis orígenes, y con la iniciativa de mi tío Nando pusimos rumbo hacia allá nada más salir de trabajar. El tiempo para nada acompañaba y la niebla nos obligó a posponer el objetivo inicial del día, que era subir a la cabaña de Brenaportillo, propiedad de mi abuela. Pero sin ningún problema, rápidamente diseñamos otro paseo para recorrer los pueblos de la zona e internarnos en la Luena perdida que, cubierta por la niebla, inspiraba una profunda sensación.
Perfil del circuito por Luena
Desde el pueblecito de Selviejo iniciamos la marcha con la intención de llegar a Carrascal de San Miguel al otro lado de la garganta que formaba el río Selviejo. Tras preguntar a un frío lugareño que después nos atendió muy educadamente, pusimos dirección al monte por una embarrada pista. Enseguida alcanzamos la niebla lo que nos hizo extremar la atención. Al subir demasiado, desandamos unos cuantos metros para meternos por un senderuco de barro que salía a la altura de un pequeño depósito de aguas. Luego descubriríamos que lo más inteligente hubiera sido seguir la pista. Quizá más inteligente pero no tan espectacular. Rodeamos primero un joven pinar y luego nos internamos en él, siempre siguiendo el camino. De repente, de apenas 15m de nosotros salió brincando un corzo que habíamos sorprendido y se encontraba tumbado. Con la ilusión de haber divisado fauna continuamos y en un arrebato de emoción, Nando decidió abandonar el camino e internarnos en un impresionante hayedo. Descendimos por la hojarasca bajo las impresionantes hayas que tenían un porte vigorosísimo. Disfrutando del campo a través por la empinada ladera que acababa en un caudaloso arroyo fuimos recorriendo el bosque y avanzando aguas arriba intentando encontrar un paso para pasar al otro lado del monte. Decidimos subir las aguas hasta cruzarnos con el camino que sabíamos que cruzaba de Selviejo a Carrascal. Tras algún momento de duda e incertidumbre, con la que también se disfruta el monte, encontramos la pista que vadeaba el río hacia un grupo de cabañas típicamente pasiegas, con su cuadra abajo y el pajar arriba al que se accede por una escalera de piedra exterior. Contando y escuchando historias pasamos por la cabaña de la Cerradona, que perteneció a la familia y que lamentablemente se encontraba hundida. Con mucho barro y agua en el camino continuamos a través de la niebla y tras descender un poco, alcanzamos el pueblo de Carrascal donde tres impresionantes roblones nos recibieron en el centro de la aldea. A la salida hacia abajo, visitamos los robles propiedad de mi abuela los cuales estimamos que sumarían unos setenta y pico años y que plantó mi bisabuelo. Allí siguen, las treinta y tantas cagigonas a las que estuvimos observando con orgullo. Junto a ellas, dimos cuenta de una riquísima tortilla de patata tras las dos horas caminata.
Mapa de la Ruta de Luena
Ahora, ya por la carretera, sólo quedaba descender a San Miguel y tomar la carreteruca a Selviejo al cual faltarían 3km desde la nacional. En San Miguel visitamos el cementerio donde estaban enterrados varios de nuestros parientes, y con la noche ya amenazando, con buen ritmo de subida, no tardamos mucho más de media hora en llegar a Selviejo para completar el circuito, no sin el cansancio de caminar por asfalto.
Antepasados, tradición y propiedades de la familia. La niebla de Luena no nos impidió disfrutar y volver a nuestros orígenes. Con ganas de saber más, sobre la gente que allí vivió, sobre cómo hemos llegado nosotros aquí, sobre el lugar de donde procedemos. La satisfacción, enorme como siempre, pero esta vez diferente. No quiero ni imaginar cuando le cuente todo a mi abuela y ella a su vez, me cuente ella a mí muchísimo más.
Grimpeur!
No hay comentarios:
Publicar un comentario