Salida-Llegada:
Pujayo (400m)
Distancia: 18,2 kms
Distancia: 18,2 kms
Tiempo:
6h 30min
Desnivel:
827m
Cimas:
Obios 1219m,
Los Agudos 1227m
Máxima
Cota: Los Agudos
1227
Nivel de Dificultad: Intermedio
17 de junio de 2012,
soleado. Montañeros: Pedro, Damian y Pablo. Fauna avistada: Tres grupos de
venados, unos doce ejemplares en total. Ranas, buitres y otras aves.
El regreso de Pedro de
su periplo americano tenía que celebrarse con una buena ruta para reencontrarse
con la montaña y contarnos las miles de historias de su aventura en la
Universidad de Miami y sus viajes por los Estados Unidos. La noche anterior fue
dura y la salida se retrasó un poco, pero a las once de la mañana comenzábamos
a subir directos al Obios desde el bonito pueblo de Pujayo.
La subida es directa
por una buena pista que atacamos sin contemplaciones a un ritmo fuerte y sin
dejar de charlar fuimos superando las zetas que creaba el camino por la ladera.
En poco más de una hora y cuarto habíamos coronado el Obios, cima que ya
conocíamos tras aquel épico día en que Carlos, Rafa y Pablo coronamos con una
espectacular nevada allá por diciembre de 2009. Hoy era diferente con un
ambiente totalmente veraniego.
Cima de Los Agudos cerca del Obios
El ganado pastando y
las vistas de las Montañas Pasiegas al Este y Peña Sagra al Oeste. Las cimas de
la Sierra del Cordel al Sur y al Norte entre algo de bruma, Torrelavega y el
arenal de Liencres. Sorprendidos por la rapidez, y con los ánimos online de
Carlos desde Alemania que estaba siguiendo nuestra ruta por el GPS, decidimos
continuar hacia el Sur por la cumbre. Descendimos un poco y avistamos al primer
grupo de venados tumbados sobre la braña. Fuimos descubriendo el precioso
bosque de Montabliz desde las alturas y continuamos hasta Los Agudos con
mejores vistas aún que el anterior, ya que alcanzábamos a ver el valle que se
precipitaba hacia Bárcena Mayor.
Rio Argoza hacia el alto de la Cruz de Fuentes
Un espectacular y extensísimo bosque que
cubría todo el valle que forma el rio Argoza que subía hacia Fuentes. Era un perfecto lugar para comer
y dimos cuenta de nuestros bocadillos, chocolate, chorizo de venao y fruta que
nos dió la vida.
Comida merecida en Los Agudos
Comiendo nos alcanzó un
ciclista con el que charlamos un rato, y nos comentó la existencia de un
posible castro cantabro en la cumbre de una antecima que se situaba un poco más
hacia el sur. También nos comentó la posibilidad de bajar de allí a Montabliz y
desde el viaducto cerrar el circuito hasta Pujayo. ¿Y por qué no? Para nada
teníamos pensado hacer eso pero hacía un dia espectacular, íbamos muy bien de
tiempo y la compañía estaba siendo inmejorable sin parar de hablar desde el
inicio y con ganas de descubrir nuevos lugares. Continuamos cumbreando hacia el sur por el llamado en los mapas Portillo del Mostajo, y justo en esa zona existían unos cuantos árboles del mismo nombre, mostajo o serbal blanco.
Mostajo en el Portillo del Mostajo
Avanzar no era ya tan fácil, atravesando la cresta con los dos
vertientes a ambos lados y vegetación espinosa que nuestras piernas en
pantalones cortos empezaban a sufrir. Nos internamos en el espectacular hayedo
y finalmente no nos quedó más remedio que comenzar a descender directamente por
la selva, ya que no encontramos ningún paso despejado para bajar. Fue un tramo
complicado porque el terreno era pindio y suelto debido al impresionante manto
de hojarasca, pero con paciencia y cuidado fuimos perdiendo altura.
Parte alta del bosque de Montabliz
El bosque era realmente
mágico. Tras una larga bajada al final encontramos un caminuco que después
avanzaba junto a un pinar y nos llevó al fondo del valle bajo el impresionante
viaducto de Montabliz, que con sus 150m de altura es el más alto de España y
sexto de Europa. Además, su vano entre pilares, es también el mayor de España
con 175m. Espectacular.
Viaducto de Montabliz
Desde aquí teníamos que
llegar a Pujayo, en otro valle. Y ya por pista recorrimos el último tramo de la
ruta que lo estaba teniendo todo. Tras más de seis horas, alcanzamos el punto
de salida y concluimos esta preciosa ruta, eso sí larga, con más de 18
kilómetros recorridos, pero de la que no dejamos de disfrutar en ningún
momento. Cimas, comida, vistas, venados, impresionantes bosques y obras de
ingeniería, todo eso caminando a la par de dos buenos compañeros de senda, con
cientos de historias que contar, siempre en la montaña. Y las que quedan
todavía, pero esas seguro que saldrán en la próxima.
Grimpeur!
que envidia!!y encima en mi territorio!!me alegro mucho de que pasarais buen dia, a ver si os veo muy pronto a los tres!!
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