· Salida-Llegada:
Sonabia (60m),
Alto de Fermedal o Candina (134m)
· Tiempo:
unas 5h
· Desnivel:
426m de subida
y 352 de bajada
· Cimas:
Solpico 486m
· Máxima
Cota: Solpico 486m
· Nivel de Dificultad: Avanzado
27 de mayo de 2012, solazo espléndido. Montañeros:
Món, Rocío, Manu Villar, Susana y Pablo. Fauna avistada: buitres de la colonia
de buitre leonado más cercana a la costa, lagartos verdes.
Había ganas de una ruta y debido a su cercanía a la
costa y el gran tiempo que daban las previsiones escogimos ir a conocer el impresionante
Macizo de Candina, una gran mole kárstica que se eleva sobre el mar entre
Liendo y Oriñon. Nuestro desconocimiento de la zona era notable y primeramente
pensábamos que la montaña era más accesible para todos los públicos, pero nada
más lejos de la realidad.
Desde el pueblo de Sonabia, comenzamos la ruta con
dirección la senda que discurre hasta Laredo. El Candina se elevaba amenazante
desde la misma línea de costa. El sendero transcurría por las dunas de la playa
de Sonabia que parecían querer subirse a la roca vertical. El terreno por la
arena era incómodo y nos desviamos sin quererlo del camino correcto. Subiendo
por la duna alcanzamos la roca que se elevaba verticalmente y por su pie fuimos
avanzando hasta alcanzar una gran cueva. Las vistas desde aquí eran ya
realmente impresionantes sobre el Cantábrico y la Punta de Sonabia con su forma
de ballena.
No fue fácil llegar hasta allá, sobre todo para alguno de nosotros
que venía a nuestras rutas por primera vez. Además sufriendo de vértigo no es
que disfrutase mucho de este tramo. Desde arriba divisamos que el camino
correcto avanzaba más debajo de nosotros, pero no había vuelta atrás. Por un senderuco
de cabras continuamos avanzando por la ladera herbosa hasta lograr unirnos al
camino principal que en una zona comenzaba a ascender hacia arriba
directamente. Afortunadamente lo peor ya había pasado.
Playa y Punta de Sonabia desde donde comenzamos la ruta
Desde aquí superamos un tramo bastante vertical pero
seguro, ayudándonos un poco de las manos para llegar a una mesetilla con
praderas sobre los acantilados. Las vistas aquí superaban a todas las
anteriores, con el mar azul y el Monte Buciero dominando la Bahía de Santoña y
la Playa de Salvé de Laredo. Bajo nosotros el mar a cientos de metros de caída
vertical y hacia el suroeste el poljé del bonito valle de Liendo. Alcanzamos un
increíble cortado en la roca donde existían cables para ayudarse con las manos.
El momento foto era obligado.
Siguiendo por esa senda se llegaba hasta la Playa de San Julián en Liendo, pero nosotros mirábamos hacia arriba, que todavía quedaba mucho, y queríamos atacar la ascensión. Sin embargo aquí ya no existía ningún tipo de camino y la subida se tenía que llevar a cabo campo a través por una casi impracticable zona de lapiaces. Tras equivocarnos de nuevo, desistimos, y decidimos disfrutar del precioso enclave deteniéndonos a comer.
El grupo con el Buciero y la Playa de salve de Laredo detrás
Sobre el Cantábrico
Paso de la senda que baja a Liendo y Laredo
Siguiendo por esa senda se llegaba hasta la Playa de San Julián en Liendo, pero nosotros mirábamos hacia arriba, que todavía quedaba mucho, y queríamos atacar la ascensión. Sin embargo aquí ya no existía ningún tipo de camino y la subida se tenía que llevar a cabo campo a través por una casi impracticable zona de lapiaces. Tras equivocarnos de nuevo, desistimos, y decidimos disfrutar del precioso enclave deteniéndonos a comer.
Nos merecíamos la comida y tras unas fotos, Manu y
yo decidimos volver a intentar la ascensión por los lapiaces, mientras que
Susana, Món y Rocío iniciaban la bajada con ganas de playa. Nuestra ascensión
no fue cómoda pero, ayudándonos con las manos, fuimos ganando altura. Descubrimos dos tejos en la ladera. Nos
cruzamos con un hombre de rojo que nos sirvió de referencia para facilitarnos
el camino y tras departir un rato con él decidimos hacer cima y una vez desde
allá bajar por el camino marcado que llegaba a la carretera al otro lado del
macizo por la vertiente sur. Cima en el Solpico al mismo tiempo que el resto de
la expedición llegaba a Sonabia. Vistas hacia el sur y hacia las hoyas que
caracterizan el macizo kárstico de Candina. Podíamos divisar al otro lado de la
Hoya Negro los Ojos del Diablo, dos grandes oquedades que se asomaban a
Sonabia.
Iniciamos el descenso no con mucha facilidad ya que el terreno seguía
siendo incómodo. Nos introdujimos en una impresionante garganta estrecha y bajo
las dos paredes verticales que nos rodeaban llegamos a una pequeña zona donde
hayas y encinas convivían. A partir de aquí el paisaje se volvía mediterráneo.
Las encinas poblaban las hoyas de Falluengo y Hoya Tueros que teníamos que
atravesar para llegar a nuestro destino siguiendo las marcas blancas y
amarillas.
Descubrimos un cadáver de cabra devorado por los buitres del Candina
que nos habían estado vigilando durante todo el día. No se hizo corta la vuelta
pero charlando y hablando sin parar, fijándonos en cada detalle de este paisaje
tan diferente conseguimos, entre un frondoso encinar cantábrico, alcanzar la
carretera.
Vistas de Liendo, Laredo y el Buciero de Santoña desde la cima
Cima del Solpico 486m
Hoya Negro con los Ojos del Diablo y el Cerredo sobre Islares en la costa
Encinares y lapiaces en el camino de bajada hacia la Hoya Falluengo
La ruta había concluido y con un merecido baño en la
playa de Oriñón cerramos este espectacular día de sol y buenos amigos. Aunque
ciertamente se complicó más de lo debido, la ruta mereció muchísimo la pena.
Grimpeur!
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