Cuando era pequeño, recuerdo que nos
acercábamos a Renedo desde Corvera para ver pasar a mi tío que corría la Bajo Pas. Cuando
aquello, poco sabía de qué se trataba eso de la media maratón, pero a lo largo
de los años se fue creando un increíble caldo de cultivo de amor por el deporte
siguiendo a mi tío Fonso y a mis primos con los que no parábamos quietos cuando
íbamos a Corvera, jugando, haciendo deporte y saliendo en bici a todos lados. Éramos
muy pequeños pero eso quedó dentro de mí, hasta que, ya con veintitantos, mi
amigo Pablo Ibarguren, tras muchos meses intentando convencerme, mi vida dio un giro
importantísimo, dejé el fútbol regional y me metí en este mundo de triatlones y
carreras. Descubrí lo que más me gusta. Lo que había visto desde pequeño con mi
tío, lo que me habían inculcado mis primos y ese nuevo deporte que ahora hacía yo con el mismo espíritu. Esa
satisfacción de conseguir completar retos y superarse a uno mismo, esa manera
de disfrutar luchando y alcanzar imposibles. Muchos triatlones y duatlones,
muchas carreras populares y sobretodo, esa distancia fetiche tan especial. 21,1
km, La media maratón.
Un año después de la última, nos presentábamos a la Media
Maratón de Santander. Este año no me lo había planteado como un objetivo
principal, y tardé en decidir si me inscribía o no debido a lo cargado que se
me presentaba el calendario de marzo con duatlones y carreras de montaña de por
medio, pero tampoco había que perder la oportunidad de correr de nuevo en casa
en un día que fue una fiesta para el deporte. Finalmente mi amigo Carlos,
compañero de aventuras, no corrió, pero sí mi mentor Pablo Ibarguren junto a
otros compañeros del Triatlón Camargo Astillero y demás conocidos. Eran cuatro
las medias maratones que había corrido hasta la fecha, pero nunca había corrido
junto al gran Pablín, a pesar de todas las carreras que hemos compartido. En
todas esas medias había cosechado buenos tiempos.
Medias
Maratones:
2009 Bajo Pas 1h
28’ 40’’
2010 Madrid 1h
33’ 49’’
2012 Dublín 1h
28’ 28’’
2013 Santander 1h
27’ 40’’ (PB)
2014 Santander ¿qué
tiempo saldría?
Como no estuve muy centrado en la media,
sinceramente no tenía en mente ir a por tiempos y había pensado correr con
Carlos a modo rodaje disfrutando de los paisajes de nuestra ciudad y del
ambiente de la carrera, pero una serie de circunstancias hicieron que cambiase
la manera de ver la carrera y también el modo en que corrí acompañado por Pablo
Ibarguren.
Foto con los compañeros del Triatlón Camargo-Astillero |
10am, sin mucha parafernalia, se dio la
salida frente al Banco Santander en un abarrotado Paseo Pereda después de
departir con compañeros y conocidos en la previa. El día, el mejor del año,
sol, calor, luz y viento sur, elementos que serían protagonistas. Nos colocamos
junto al globo de 1h 30’ para seguirlo como referencia, sin embargo, tras el
paso por las obras del Centro Botín, el globo se reventó y nos quedamos “a
ciegas”, sólo con nuestras sensaciones. Todo el tramo de la calle Castilla nos
lo tomamos con relativa calma, no íbamos despacio pero sí muy tranquilos y
charlando. Subida a Valdecilla y tramo de bajada por la arbolada San Fernando,
la Alameda de Oviedo. Entrando al túnel de la calle Burgos, comentamos una foto
que se publicó en El Diario de una popular Carrefour, de 2006 creo recordar, en
la que nos cazaron a los dos corriendo a la par entrando por la otra boca del
túnel. Eran nuestros inicios. Justamente fuimos fotografiados en ese momento.
Entrando al túnel de la calle Burgos, como en aquella Carrefour '06. Foto: www.sigueme.es |
Paso por contrameta. La presencia de tanto
público nos hizo aumentar algo el ritmo. Íbamos realmente cómodos. El ir con
Pablín me hizo dosificar mucho más las fuerzas y correr con algo más de cabeza,
ya que el año pasado hice el primer tercio de la carrera a tope. Subida de la
Cuesta del Gas y en Reina Victoria, a nuestro paso por el km7 aproximadamente,
con las espectaculares vistas de la Bahía en un día como el de hoy, alcanzamos
a las liebres de 1h 30’ a las que reconocimos a pesar de no llevar ya el globo.
Fuimos con ellas, y al ver que íbamos cómodos seguimos con nuestro ritmo y las
pasamos sin obcecarnos. Repechines del Sardi. Los avituallamientos líquidos se
agradecían más que nunca, el día estaba siendo seco y duro para correr, y yo
tenía muchísima sed. Sin embargo las sensaciones estaban siendo buenísimas.
Atravesamos la zona de Los Campos de Sport de
El Sardinero en dirección a la temida avenida de la S-20. Antes de entrar a
ella, paso por el km10 con un gran tiempo, unos 41’ largos, vamos muy bien
Pablín! La S-20 es el tramo más monótono y duro de la media, una anchísima
avenida que hay que hacer ida y vuelta, y para colmo era donde más pegaba el
viento. A la ida pegaba de cara. Nos adherimos a un grupillo. No hicimos más
que adelantar gente poco a poco desde que dejamos a las liebres de 1h 30’.
Aquí, traté de ir rodando sin exponerme mucho al viento de cara, es decir, iba
a rueda, bien pegado a la espalda del que me precedía, siempre buscando a los
más grandes. Me pegué a un corredor de zancada sólida que vestía de negro y
llevaba un botellín en la cintura. Apretaba pero yo me estaba encontrando
fenomenal y decidí seguirle y apretar con él. Pablín se quedó un poco rezagado
pero yo intenté aprovechar mi buen momento y seguir con el de negro. Qué bien
estaba yendo, y era el peor tramo. Tan bien me sentía que, a pesar de lo que
diría la lógica de seguir a rueda sin gastar, decidí darle un relevo y tirar yo
también con todo el viento en la cara, cosa que me agradeció. Para adelante! A
mitad de recta ya había recibido los ánimos de mis amigos Manu e Irene que
dieron mucha moral. En la S-20 fue donde vi que, otro año más, podía hacer
tiempos. Giro de 180º y S20 para abajo. Viento de cola y a volar. En este tramo
rodé por debajo de 4min/km.
Cruzamos el puente de Las Llamas y bajo las
Universidades iban cayendo los kilómetros. Qué calor! Km 16 y esto se empezó a
endurecer, mi ritmo bajó, y fue aquí, donde el hombre de negro con el que había
compartido la S-20, me esperó y me animó a seguir con él, qué bien me vino y
cómo se lo agradezco. Las cosas bonitas de las muchas que tiene este deporte en
el que no existen rivales y el que corre a tu lado se convierte en tu
compañero. Fui con él hasta antes de llegar de nuevo al Sardinero. Finalmente
no pude seguirle y le dije que tirara. Empieza lo realmente duro, pero sólo
quedan 4km!! Eché mano de un gel, no suelo tomar nada, pero venía en la bolsa
del corredor y realmente me vino muy bien, y a por la cuesta de Piquío que fue
sin duda la parte más dura. Ánimos de compañeros antes de coronar y, sin querer
mirar para atrás, tiré para adelante. Repecho de La Magdalena. Por todo Reina Victoria fui rebasado por
bastantes pero yo sabía que si seguía sin perder mucho más ritmo, lograría de
nuevo, otro sub 1h30’ en otra media maratón. Rebajar mi mejor tiempo conseguido
el año pasado no estaba en mis planes, pero no me iba a quedar muy lejos de esa
1h 27’ 40’’. San Martín, bajada de la Cuesta del Gas y último kilómetro!!! En
Castelar viento y calor, no me quedaba más pero había que apretar, este tramo
lo he hecho mil veces a tope! Y en Puertochico, a mi izquierda apareció el gran
Pablo Ibarguren, qué ilusión me hizo!! Juntos apretamos superando a corredores
en el infinito Paseo Pereda, apenas 500 metros con un montonazo de gente a los
lados aplaudiendo entre ellos mis buenos amigos Món y Rocío. Qué pila gente y
qué bonito! Nos chocamos las manos y juntos cruzamos la meta parando el crono
en 1h 28’ 37’’ siendo la media más sólida y seria de todas las que he corrido a
pesar de quedarme a apenas 57’’ de mi mejor marca.
Recta de meta entrando junto a Pablo Ibarguren |
Esta carrera siempre es especial para mí. Por
la distancia, por ser en casa, por recordar los tiempos en que no podía correr,
por la presencia de amigos animando, por compartirla con quien me metió en esto...
Gracias por ello. Pero este año cobraba además un significado más especial aún.
Otra media maratón más, como las que corría mi tío cuando era pequeño, pero desgraciadamente,
un par de días antes, mis tíos y mis primos perdieron, con tan sólo 8 años, a
una nieta, hija y sobrina. Una auténtica luchadora, un ejemplo, como son y
siempre han sido ellos para mí. Durante la carrera y sobretodo entrando en meta
la tuve presente, pues esta carrera va por ella y va por ellos, y ahí va mi
pequeño homenaje para trasmitirles todo mi cariño y toda mi admiración, por
todo lo que me han inculcado, por lo que son y por lo que me han enseñado con
su fortaleza, lucha y entrega sin límites.
Seguiremos corriendo y seguiremos luchando,
seguiremos disfrutando de cada día como si fuera único, y sobre todo,
seguiremos sonriendo, como hacías tú!
Grimpeur!
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