domingo, 24 de abril de 2011

Globeros en el Monte Caballar

Aún no me explico cómo conseguimos juntarnos un grupo de 6 bicicletas de montaña para hacer una excursión, pero llegado el día, ahí estábamos los seis, dispuestos a disfrutar de un bonito día de Jueves Santo. Con las bicis cargadas en las bacas, los dos coches que formaban la expedición partimos intercomunicados mediante walkies hacia los valles centrales de nuestra región, destino el Monte Caballar, situado en el corazón de Cantabria entre los valles de Toranzo, Villafufre, Carriedo y Cayón.


Las previsiones de tiempo no eran muy buenas, y en la salida desde el Alto San Martin hacia algo de fresco. Pero ese destemple se nos quitó rápidamente cuando empezamos a afrontar las durisimas rampas de acceso al circuito del Monte Caballar. El recorrido, en forma de ocho, mantenía más o menos el desnivel rodeando todo el monte, pero para llegar a él desde el Alto San Martin había que superar un kilómetro de rampas muy duras. A esto le tuvimos que añadir un pequeño despiste que nos obligó a ascender una parte por un camino de tierra. Bicis en mano, conseguimos llegar. Ese momento fue todo un éxito para el grupo.




Recorrido y perfil de la ruta del Caballar


Ya con las magníficas vistas que nos brindaba el viento sur sobre el Valle de Carriedo comenzamos a recorrer el primer ocho hacia el este. El primer tramo favorable, se volvió en nuestra contra por el lado de Cayón para nuestra condición de globeros. Había que recuperar el desnivel perdido por el otro lado y aunque la pendiente era muy suave, la inexperiencia de algunos de nosotros casi nos cuesta caro. Pero poco a poco y con paciencia superamos este tramo y cerramos la primera mitad. Sorprendentemente, los miembros del grupo que más estaban sufriendo quisieron continuar echando mano de raza y persistencia. En su primer contacto con la bicicleta pudieron darse cuenta que la cabeza muchas veces tira más que las piernas, que aunque claro que sufren, siempre pueden seguir adelante un poco más. Al revés sería imposible.



El segundo ocho fue mucho más cómodo y no dejamos de disfrutar durante todo el recorrido del trayecto. Además, las nubes que iban a llegar no aparecieron y un radiante sol empezó a pegar con fuerza quedándose una tarde espectacular. Vistas a Santander y al valle de Cayón entero. Más adelante se descubrían las chimeneas de las industrias de Torrelavega y todos los montes medios cercanos a la costa. Fuimos cambiando nuestra orientación que miraba al oeste hacia el sur poco a poco descubriéndose todo el Valle de Toranzo con Corvera en primer plano. Otro giro hacia el este y último tramo con solazo atravesando los pinares y eucaliptales del Caballar, pero también jóvenes robledales y abedulares. Paisaje precioso.





Vistas del Valle de Carriedo desde Caballar


Tras unas cuantas horas de ruta, completamos el circuito llegando al Alto San Martín donde una riquísima cerveza premio nuestro esfuerzo. En el bonito enclave de la Presa de Puente Viesgo, comimos nuestros bocadillos y alguno incluso se baño. Qué gran día se había quedado. Una quesada en Alceda y para nuestras casas previa parada en Corvera de Toranzo. Una gran sensación reinó en todos nosotros que, aunque cansados, sabíamos que habíamos aprovechado este día de una forma inmejorable.


Grandes amigos en un gran día, al que le siguió una gran noche con grandes hermanos.


Grimpeur!