jueves, 27 de octubre de 2011

TRANSICIÓN

Transición: situación o estado intermedio entre uno antiguo o pasado y uno nuevo. Hay épocas en la vida en la que pareces estar inmerso de lleno en estas situaciones de transición. Algo cambia y no sabes bien cómo reaccionar, a dónde mirar ni nisiquiera dónde estás. En esta transición no miras más allá de las próximas semanas pero sólo piensas en que pasen rápido y traigan algo nuevo.

Has acabado una etapa importante o un cambio repentino te ha obligado a cambiar tu vida habitual. Lo único que haces es esperar a que llegue la etapa siguiente. La inseguridad de no saber lo que te deparará el futuro no te deja mirar adelante, pero la etapa pasada no te deja echar la mano atrás. Ya no vale. La desidia, desesperanza y autocompasión parece que es lo más sencillo para que pasen los días. El conformismo te mantiene tranquilo, no quieres pensar, pero la prolongación de esa transición te empieza a agobiar. Lo más fácil sería dejar pasar el tiempo. Pero el ser humano necesita más. Por suerte siempre más. Y eso es lo que nos mantienes vivos. Todos tenemos esas ganas de avanzar siempre, sólo hay que sacarlas. Esa ambición de mejorar y alcanzar retos y objetivos. Cuando parece que nada se mueve, el que se mueve tienes que ser tu. Y aprendes que la transición es otra etapa importantísima como todas y cada una de las etapas de la vida que nos toca superar, sufrir y disfrutar. Aprendes a luchar.

Luchas y la etapa se prolonga. Luchas y vuelves atrás. Luchas y sufres lo indecible sin ver futuro. Luchas y mantienes esa esperanza que, como digo, nos mantiene vivos. Sigues luchando y sin darte cuenta te percatas que ya has superado otra etapa de tu vida. Transición… ¿existen periodos de transición? Realmente cada dia de cada etapa es una parte imprescindible de tu vida, pues… ¡es tu vida! y hay que vivirla como tal!

Grimpeur!

viernes, 7 de octubre de 2011

Algo más que nadar, ir en bici y correr

Correr sobre la Bahía por Reina Victoria. Sudar ascendiendo el Caracol. Nadar hacia una boya que se aleja mar adentro. Llegar hasta la Grúa de Piedra. Chapotear en sus aguas. Luchar contra el Nordeste en la S-20. Contra el Sur camino a Corvera. Recibir patadas y manotazos. Salir a la playa. Recorrer embutido hasta los ojos el tramo desde tu casa y el Chiqui. Sentir el frío del invierno. Ver las caras de la gente. Oir tu respiración. Contar largos. Pisar adoquines mojados. Hacer más de 100 kilómetros sobre tu bici. Enfundarte el neopreno. Animar a tu rival. Esbozar una sonrisa a los que te apoyan en la cuneta. Ver bancos de peces en plena carrera. Respirar los valles de Cantabria. Sentir la lluvia en tu cara. Comerte un cocido habiéndotelo merecido. Beber litros de agua. Saber a salitre hasta llegar a casa. Subir Alisas nevado. Rodar en un pelotón de amigos. Rodar con primos y hermanos. Atacar. Surcar las aguas del Sardinero de punta a punta. Atarte las Mizuno. Saltar charcos. Esprintar. Apuntar los kilómetros del día. Revisar tus estadísticas. Correr la primera de la temporada. Coronar la Braguía. Mejorar. Marcarte un objetivo. Cumplirlo. Viajar con una bici en el techo. Recoger un dorsal. Pincharte con los imperdibles. Contar batallitas. Dejar tu bici en boxes. Compartir nerviosismo. Salir. Escuchar el pulsómetro del de al lado pitar. Pensar ¿quién me mandó meterme a esto? Saltar olas. Ver avanzar el fondo más rápido que tu. Estarte 40minutos para salir del agua. Sobrevivir. Correr sin aire por la arena. Atarte el casco. No acertar a enganchar los pedales. Pasar a gente. Pasar a mucha gente. Volar. Sufrir. Llegar. Llorar. Sonreir. Sentir ese dolor de piernas tan gratificante. Pensar en el siguiente. Y el siguiente, y el siguiente. Vivir.

Para mí todo esto es hacer triatlón. Libertad. Una forma de llevar los días, semanas… una forma de llevar la vida, feliz contigo mismo, y con los demás. Pero a esto, por desgracia, algo hemos de sumar. Lesionarte. Luchar día a día. Caer y levantarte. Aprender de los malos momentos. Empezar de cero y volver a sonreir de nuevo. Disfrutar del sufrimiento hasta llegar. Y acabar, pero sobretodo, disfrutando de ese camino, por duro que sea, como correr un triatlón más.

Llegará el día de volver… y volveré.

Grimpeur!

miércoles, 5 de octubre de 2011

Tres Años

Tres años ya. La vida a veces solicita giros y el mío llegó hace tres años. Tras toda la vida en Santander, en casa de tus padres, intentando hacer las cosas bien y sacando adelante una carrera, algo me decía que necesitaba buscar algo más. Conocer nuevas experiencias, gente nueva, lugares distintos, culturas diferentes, pero sobretodo el mismo yo que aún no había salido a la luz. No tardé mucho en darme cuenta el porqué necesitaba salir y sin apenas buscarme, me encontré. Entonces entendí el motivo por el cual me había ido hasta Bélgica. A parte de los temas académicos, de los lingüísticos y las rutinas cotidianas por aprender donde yo sólo me tenía que sacar las castañas del fuego, a parte de todo eso, lo verdaderamente importante fue el encontrar al verdadero yo que tenía tantas ganas de salir. Y lo cierto es que ya había salido pero sólo necesitaba reconocer. Tuve gente a mi lado que me ayudó a ello y me hizo sentir grande conmigo mismo. Gente que hasta hacía unas semanas no conocía de nada pero que enseguida me hicieron sentir apreciado como persona. Hace tan sólo tres años que les conozco, pero es toda una vida lo que nos une. Aún sin vernos durante ya años o sin hablar durante meses, cada vez que nos ponemos en contacto es como si aún siguiéramos allí, pues en cierta manera, aún no nos hemos ido, ni nos iremos. Fue un año crucial de nuestras vidas donde vivimos una pequeña e intensa vida en un solo año. Nos comprendemos, nos entendemos, seguimos teniéndonos aquí. Está claro que no todos, pero cada uno conserva a su número indeterminado de “ambereños” en mi caso, que pasen los años que pasen sin vernos, sabemos que el día de reencuentro, cuando llegue, será como el primero, o más bien, el último del Erasmus, que, aunque fue difícil, fue el verdadero momento de despegue del vuelo de cada una de nuestras vidas.

Es una experiencia común, da igual el lugar, da igual el año, da igual el tiempo. Cuando un Erasmus se cruza con otro Erasmus, se ve reflejado e identificado y se interesa como si de su propio Erasmus se tratase. Este año tuve la suerte de ser una visita de dos amigos que se encontraban en sendas ciudades europeas. En los dos sitios fue un poco como “volver a casa”, y esa era la sensación que tenía. Recuerdo en mi Erasmus las múltiples visitas que recibí, con orgullo, mi casa parecía “una casa de locos” cuando se abría a mi gente de Santander que me confirmaban que aquello era real y no un sueño. Más orgulloso me sentía cuando podía compartir mi experiencia con ellos haciéndoles participes del Erasmus, pudiendo ser ellos Erasmus durante unos pocos días. Me llena saber que, un par de años después, al menos dos de ellos tomaron el mismo rumbo que yo hacia su propia experiencia. Me gusta pensar, y de hecho sé, que esos días en mi Erasmus influyeron y mucho en sus decisiones posteriores y tomándolo como ejemplo este año han intentado superar las expectativas creadas, que siempre son inmensas, pero siempre se superan infinitamente.

Tres años ya… y como si no hubieran pasado. El avión ya ha despegado. El destino, aún por conocer. Gracias a todos los que vivisteis y fuisteis partícipes de ese despegue, espero seguir compartiendo este vuelo con vosotros.

Grimpeur!