jueves, 19 de marzo de 2015

Duatlón de Castro Urdiales 2015

La mañana para nada acompañaba y el duatlón no era un duatlón corto. Nuevo Duatlón de Castro Urdiales con distancias 10km+42km+5km. La semana en el trabajo había sido especialmente dura, y a mitad de semana, además, me puse medio malo de la garganta, pero la fecha estaba señalada desde hacía tiempo y acudimos a la llamada de nuestro compañero y amigo Juanillo, hoy corríamos en su casa, y no íbamos a fallar. Hoy era algo más que otra carrera, hoy tocaba compartir además de kilómetros, un desplazamiento y un día con buenos amigos espartanos con un solo objetivo, disfrutar de lo que hacemos.

Quedamos para ir juntos hasta Castro, Nanduco, Manolo y yo, y aunque una de las furgonetas se resistió un poco, el plan B funcionó a la perfección, y con tiempo suficiente, ya estábamos aparcados en el paseo frente al Cantábrico. Vaya mañana… frío y amenaza de lluvia, aunque aguantaba. Entre charlas, confirmamos inscripción y fuimos entrando en boxes situados en el Parque Amestoy y nos reunimos con Juanillo y el resto de conocidos. Unos boxes de lujo, montados con barras para colgar las bicis. Los chicos del Triflavi se esmeraron para organizar un buen duatlón, con buenos boxes y trazado a pie perfectamente señalizado con pequeños conos. La salida se daba frente al Ayuntamiento y el primer sector constaba de tres vueltas.

Qué frío, las dudas sobre la ropa que llevar, fue la conversación más frecuente antes de salir. Yo opté por llevar una térmica larga por debajo del trimono y braga para cuidar un poco la garganta de la que seguía bastante tocado. Así que como siempre, la idea de carrera era muy conservadora, pero como siempre, una vez dado el pistoletazo, todo fue muy diferente a lo planeado. Rápidamente, busqué la estela de Juanillo, que andaba también convaleciente de un golpetazo que tuvo en la cabeza. Poco a poco fuimos encontrando nuestro sitio, buscando también a Edu del Triflavi con el que estamos compartiendo ritmos a pie. Antes de llegar al primer giro, ya habíamos formado un pequeño grupeto, y fue aquí, a pesar de la perfecta señalización del trazado con conos, dos jueces estaban mal colocados y dieron el giro bastante antes del lugar indicado. Correríamos menos distancia.  Después de la confusión iniciamos la vuelta hasta Amestoy. El recorrido era completamente llano y me fui encontrando muy bien y muy a gusto con mi ritmo, por lo que me animé a liderar el grupo en el que iba gente como Zubiaurre, Javi Hoz, Menocal o Edu, junto a Juanillo, el cual me contuvo muy bien a no apretar demasiado. Qué bien nos lo pasamos y sólo por la foto mereció la pena. Además al día siguiente aparecimos los dos en el artículo del Diario Montañes como premio.

Foto: Nuria GD
Segunda vuelta. La primera mitad seguimos al frente aunque poco a poco fui refugiándome en el grueso del grupo. Ahora sí llegamos hasta el final, con una pequeña subidita y dando vuelta con bonitas vistas de Castro. Metido en el grupo completamos la segunda, y nos tiramos a por la última vuelta. Qué gran carrera estaba saliendo! En esta última vuelta nos pasaron unos componentes del Polanco, lo que hizo apretar el ritmo, lo que acusé. En el último giro, perdí unos metros e intenté mantener el ritmo. Otro de los momentos del día fue cuando Juanillo, que se mantenía en las primeras unidades del grupo gritó: “Pablo!!!”… a lo que yo respondí, veinte metros más atrasado: “Estoy aquí!!”. Los compañeros de grupo se debieron quedar flipados. Quedaba poco y tras el grito de Juanillo eché el resto e hice un cambio de ritmo. Con relativa facilidad contacté y al llegar pensé, ¿por qué no seguir? Y aguanté ese ritmo sobrepasando a todos e incluso a los chicos del Polanco que rompieron el grupo y que rodaban delante. Al menos iba a cuajar una gran primera carrera a pie, que después de la dura semana, me hacía estar más que satisfecho. Me ví liderando nuestra parte de la carrera y entré el primero de todos.

Foto: Aboitiz
Con calma, como si ya hubiera hecho los deberes, me tomé con tranquilidad la transición preocupándome de abrigarme bien. Me puse un chaleco cortavientos y completé la transición, bastante lenta y en la que me pasó la mayoría. Inicié el sector de la bici que empezaba por terreno ascendente a lo largo de todo Castro dirección Islares donde Juan me pasó. 

Foto: Aboitiz
La bici se preveía dura así que me lo tomé con calma y con cadencia. Perdí muchas posiciones, pero lo importante era completar entero los 42 kms de sector, que incluía la ascensión a Hoyomenor, de unos cinco o seis kilómetros donde se daba la vuelta, puerto entre Guriezo y Ampuero que nunca había subido. Conocía el puerto que está al otro lado, La Granja, cuando el triatlón de Castro transcurría por allí, el primer año que lo corrí al menos en 2008. Acoplado, mantuve la concentración y el ritmo, pero iba mucho menos que el resto. Sigo muy falto de kilómetros en bici, una pena. Repechines hasta Islares, sin mucho viento por fortuna, y bajadilla a la ría de Oriñon mirándo la playa, para adentrarnos en el Valle de Guriezo. Esta parte fue en la que peor me encontré, me molestaba la posición de triatleta y el frío en la parte del culo, y sólo deseaba una cosa, comenzar la ascensión para cambiar la posición. Por fin, giro a la derecha y subida. Con el plato pequeño fui jugando con los piñones hasta encontrar una buena cadencia y un ritmo decente. El puerto no era duro y se subía bien, un 6% o así calculo. Me pasó una moto con web cam que comenzó a animarme y se colocó delante de mí en un tramo de curvas. No sé de quién serían esas grabaciones, pero qué motivada imaginándome salir en un video apretando los dientes. Esperando coger la herradura de derechas que era la única referencia que tenía del puerto, situada casi al final, fui cruzándome con todos los primeros. El nazarro Arnáiz iba destacado, por detrás Pando, Bizkarra, Felipe y el resto de gallos. Los fui contando uno a uno para entretenerme como suelo hacer y di el giro en el cono en la posición 76 aproximadamente.

4ºC decían que hacía en el puerto. Subiendo no pasé frío, y bajando el frío no fue la mayor preocupación. Sólo me marqué un objetivo: no caerme. Bajé arriesgando cero, ya que había bastante agua en la calzada, en perfecto estado, eso sí. Bajada a Guriezo y otra vez a dar pedales. Me encontré bien y tranquilo, pero los kilómetros iban pasando y la gasolina se iba gastando. Me había comido un plátano en el alto, y no tenía más, ya que algún “duatleta” me había robado las dos chocolatinas que había dejado en boxes… y últimos diez kilómetros. Frío y agua para hacerlo más duro. Junto a Vallejo del Buscadores, con el que me fui pasando, yo le pasaba en el llano acoplado, y él en los repechos. Al final se me fue del todo en los repechos antes de Castro, y por detrás me alcanzó Bauti.
Bajada a Castro. Los voluntarios y miembros de la Guardia Civil estaban perfectamente situados controlando el tráfico y manteniendo la seguridad. Nos adentramos en las calles y con frío en los pies sobre todo, me descalcé para desmontarme antes de entrar a boxes… ufff se acabó la bici! Que dureza! Pero no había acabado… sólo quedaba lo peor!

Foto: Aitor Anton
No sentía los pies, me calcé aunque no estoy seguro de haberlo hecho bien, ya que la plantilla se quedó arrugada… creo. Y eché a correr con las patas como palos! Uffff!! Dirección al Ayuntamiento, pasamos por debajo de la preciosa iglesia de Castro y bajo el castillo, qué bonito. A pesar de no ir bien, si que empecé a un ritmo “bueno”, al menos suelto, con zancadas cortas. Y a por todo el espigón. Muy bonito sector, aunque el sufrimiento de un último sector de cinco kilómetros después de un día tan duro no era nada agradable, qué sufrimiento. Pero ahí es donde entra la cabeza, y la cabeza es quien te tiene que llevar a meta. Puy me animó con la hamburguesa que nos íbamos a tomar luego, los mejores ánimos que te pueden dar en estos momentos. Tras el paso por contrameta, fui notando empeorar las piernas, con síntomas de calambres. Por detrás venía mi compañero Ruben Rasines, y tomé que no me alcanzara como objetivo ya que quería puntuar, una vez más este año, para el equipo. Giro en el cono y ahora sí, se me iban a subir las bolas. Me paré! Hacía siglos que no me paraba en carrera a estirar, pero tuve que hacerlo. Algún duatleta me animó y continué. Y aquí es donde la cabeza jugó un papel fundamental. Luego lo comentábamos con Manolo, y decíamos que la cabeza puede llegar a controlar el estado físico, y yo estoy convencido también. Concentré toda mi fuerza mental en que no se me subieran los isquios… y pude controlarlos!! Me fui recuperando y junto a un duatleta vasco que me animó, conseguí apretar al final y llegar dignamente. No le disputé para nada la posición y le dejé entrar delante, pues hoy la posición más que nunca era lo de menos, hoy el verdadero premio era acabar este bonito y duro duatlón. Nada más y nada menos que 2h 25min corriendo.


Foto: Aboitiz

Foto: Aboitiz



Foto: Nuria GD


Gracias desde aquí a todos los que hicieron posible la organización de este duatlón, enhorabuena! Y gracias a la compañía, porque, vaya reventada, pero nada que no cure unas buenas cañas y una deseada hamburguesa en gran compañía. No paramos durante todo el día de charlar, de hablar de nuestras historias, de hacer planes y en definitiva compartir momentos. Gran día, y eso que hizo malísimo. Y es que se puede disfrutar de un oscuro domingo de invierno, con frío y lluvia, incluso estando malo, si uno se lo propone!! Y todavía hay más, domingo que viene… Duatlón de Torrelavega! Tom a ya!!

Grimpeur!!

pd. Muchas gracias, además de a los organizadores, a los pedazo fotógrafos que nos hacen sentir grandes!

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