martes, 10 de junio de 2014

Triatlón de Suances, empieza la fiesta!!


Sin duda es mi triatlón favorito. El más bonito de todos los que he corrido y de los más duros, quizá por eso me gusta tanto, y además es el triatlón en el que debuté allá en 2008. El triatlón de Suances tradicionalmente abre la temporada de triatlones en Cantabria y, este año 2014, el 8 de junio era la fecha para estrenarnos con las distancias habituales de 1200m nadando, 33 km en bici y 8 km a pie.

El día amaneció fantástico, solazo y se preveía calor. Una brizna de viento a primera hora y el agua de la playa de los Locos en relativa calma. Antes de las 9am, ya se había formado una larga cola de más de un centenar de triatletas para recoger dorsales. La cosa se demoró en demasía y la salida, prevista para las 10 am, se retrasó casi una hora. Y en esa hora, mientras aguantábamos la cola con una amena charla con mi compañero Alberto De Pablo, las condiciones cambiaron. Debido al retraso todo fue con prisas. Cogí el dorsal de los últimos, y ya corriendo, sin parar a por el material al coche y de ahí a boxes. Prisas en boxes, ruedas sin meter presión, presión, esa sí, de los jueces por bajar, y sin fijarme siquiera en el estado de la mar, allí me vi metido, en el pelotón de hombres de negro a orillas del Cantábrico escuchando las explicaciones de Fede. Ni calentamiento, ni probar el agua ni nada… allí estábamos prácticamente los de siempre, más algún debutante, como nuestro compañero Grijuela. Para mí esta es una fecha señalada, Suances es como mi cumpleaños. Aquí nací como triatleta de la mano de Pablo Ibarguren que nos engañó a unos cuantos para probar esto del triatlón. Y aquí empecé a vivir triatléticamente hablando, y de una forma muy significativa, también cambió mi vida, mi manera de ver y afrontar las cosas y de disfrutar de cada escalón cuesta arriba hasta llegar al siguiente etapa o sector que nos espera.

Aquí estábamos de nuevo y feliz, disfrutando, llegó el momento de mirar mar adentro. Vaya… parece que hay más olas de lo que parecía. El hijo de fede me había comentado que la salida se daría esperando que pasase la serie de olas en el caso que coincidiera. Pero justamente durante la serie más gorda de la mañana, o al menos la que yo hubiera observado, la gente comenzó a tomar posiciones y a avanzar pasito a pasito sobre la orilla. La salida iba a ser inminente, esto no hay quien lo pare. Atento a la mítica salida al despiste, cogí posiciones y esta vez no me pilló desprevenido. En segunda línea y por el flanco derecho del pelotón como siempre en esta playa, sonó el pitido de salida justo en el momento en que todo el espumón teñia de blanco el agua que ya nos llegaba por las rodillas. Empieza el espectáculo.

La salida fue tranquila, desde el punto de vista de las apreturas, pero lo duro fueron los espumones. Vaya paredes de espuma. Comencé a nadar, mientras otros preferían seguir erguidos, y comencé a atravesar las olas por abajo. Creo que hice lo correcto. Costaba avanzar pero al menos no retrocedía. Llegó el momento de la zona donde las olas rompían, el primero de los importantes objetivos a superar. Alguno de los barrotes tomaban una altura sencillamente espectacular desde ahí abajo. Pese a la extrema dureza, conseguí guardar en la memoria alguna imagen preciosa como la de ver bajo el agua como las olas se introducían en el agua llegando casi hasta el fondo. Era difícil esquivar por abajo la corriente. Una de ellas me alcanzó y me arrastró, pero el resto las superé hasta llegar al punto de salvación. Buaaahh!! Esto va a ser épico! Y eran dos vueltas! Este año el circuito de boyas era más pequeño y  había salida a playa para volver a entrar y completar la última vuelta.

Hasta la primera boya no logré en ningún momento encontrar ritmo. Los esfuerzos se habían centrado en superar las olas. El ritmo, la posición en la que iría y lo que es en sí la competición ante el resto, habían perdido toda importancia. El objetivo era ahora salir del agua. El largo paralelo a la playa, que era el más corto, fue el más cómodo y nadé inmerso en un grupo, boya hombro izquierdo y a la playa, a contraluz. El sol impedía ver nada, pero me orienté bien. La gente tomaba una ligera diagonal hasta la bandera, pero yo opté más por tomar la dirección de las olas y entrar perpendicular a la playa. El plan era, coger las olas que pudiera y ya en la orilla, acercarme a la bandera corriendo. El plan era muy bonito, la realidad fue terrorífica. A medida que nos acercábamos a la orilla, las olas nos iban elevando más y más! Que vértigo! Hasta alcanzar el punto fatídico!! El punto en que rompían. Desestimé la idea de intentar coger alguna ola, debido a la altura de las mismas. Y me centré en sobrevivir y avanzar. Y llegó la serie. Madre mía… qué infierno! Los triatletas desperdigados por todos lados, nada de la característica fila de nadadores. Había gente por todos lados y llegaron los olones. Recuerdo un par de revolcones. Una ola me sumergió bastante hasta el fondo, mantuve la calma, y me dirigí, aguantando la respiración hacia la luz del sol. Cogí aire esperando la siguiente, y llegó la más gorda. Por suerte la vi llegar y prepare el impacto, ni sé cómo, pero salí bien parado. Al alzar la vista, la imagen fue desoladora, triatletas desorientados, sin gafas, e incluso hasta sin gorro, arrancados ambos elementos de cuajo por la fuerza de las olas. A mi izquierda identifiqué a mi amigo Iñaki Galilea, mirando para todos lados buscando sus gafas, imagen que me trasladó al Desembarco de Normandía como si fuera un aturdido soldado americano  buscando su fusil. Pese a lo extremo de la situación, yo estaba entero y, tras coger una orillera, ya estaba fuera! Con el agua por las rodillas, me dirigí a la bandera, “disfrutando” del momento, y vuelta para dentro.

La segunda vuelta, fue algo mejor. La entrada al mar fue difícil de nuevo, el cansancio se sumaba a la corriente. Pensando en que iría super retrasado, no me preocupé, la verdad, en forzar mucho, y me limité a llevar una brazada cómoda y suave. Mantuve un rimo constante y la salida a playa no fue tan dramática por fortuna. Ya estábamos fuera, lo difícil había pasado, ahora tocaba ver con quién salía del agua. Tras disfrutar de los míticos y duros escalones de subida, los cuales hice en gran parte corriendo encontrándome sorprendentemente muy bien, entré en la transición y la primera imagen fue ver unos boxes repletos de bicis! Qué de bicis todavía!! Me sorprendió muchísimo. Al final había hecho una muy buena natación (el 49º mejor tiempo de 109) mejor que la mitad! Y empecé a ver rostros conocidos! Chano (como siempre en los tris jeje), mis compañeros Alberto y Martín, a mi lado Pablo Martínez! Vamos que vamos muy bien, mira que pila bicis! le animé. Me quité como pude el traje, me puse el dorsal, el casco, calcetines (siempre me gusta ponérmelos en los primeros y en los más largos para evitar ampollas) los botines y a correr con la bici en la mano. Esto no se olvida, ya lo tengo metido en el cerebelo y las transiciones son como andar en bici.

Comienza lo que más me gusta. Motivado, apreté al inició detrás de Berto y Chano. Desafortunadamente Chano sufrió una caída en el mítico cruce y le vi en la cuneta intentando arreglar el pedal o la cala. Mala suerte, ya habrá más!! Cacé a Berto y puse rumbo al oeste por los acantilados de La Tablía y Los Picos de Europa con neveros aún, en el horizonte. Repecho tras repecho me fui encontrando bastante bien. La cadena y el cambio me daban de vez en cuando trompicones, toda cambiar el grupo me temo, pero esto pasa por apurar, entraba dentro del guión. Pero yo iba bien. Antes de entrar en Tagle me pasó Lastra, con el que pasé, por cierto, por la bandera de la primera vuelta a nado. Iba como un avión. Poco después me alcanzó mi compañero Martín, da gusto verle rodar! A este si que le tengo que aguantar, pensé a nuestro paso por Ubiarco, y al iniciar la subida al alto, incluso le superé. Subí super ágil. Ya había pasado a bastantes y, durante la ascensión, fue toda una persecución atrapando triatletas. Buena subida. Martín me superó antes de coronar de nuevo y comenzó la bajada. Este iba a ser terreno para él.

Yo me limité a ir a todo lo que daba, pero una vez más me vi inferior a las cabras, aunque no me quejo. Los trompicones con el más pequeño de los piñones me impidió seguir al ritmo de Martín pero mantuve una velocidad alta, curiosamente alcanzando las velocidades más elevadas cuando no pedaleaba e intentaba mantener una posición lo más aerodinámica posible. Y a la altura de Queveda me comencé a cruzar con los primeros. Felipe, Correa, Bizcarra y Ruiz Incera muy destacados del resto. Me entretuve contando las posiciones y se me hizo corto llegar hasta el cono en Viveda. Pelayo iba adelante, pero yo no tenía muy lejos a Grijuela y Luis que rodaban juntos en ese momento, y a Martín que acababa de dar el giro. Yo iba por la posición cuarenta y pocos según mis cuentas, algo mejor quizá ya. Y detrás de mí venían Javi Bravo, Cifrián, Carrera, Manolo, Alvaro Fernandez, Alberto y Juan Aja.

Tocaba terreno ascendente. Duro, pues es de esos terrenos que no sabes si es mejor ir a plato o no. Yo preferí llevar más cadencia y cuidar las piernas y no fui mal, pero mi Javi Bravo me pasó. Bueno, queda poco, hay que aguantar como sea! Desde ese momento hasta llegar a boxes no perdí de vista a mi compañero. La ascensión de la variante de Santillana a Suances la hice muy bien y recorte terreno con Javi. Me vi rodando con Gorgonio, Javi y otro triatleta, gente que va muy bien en bici. Lo que restaba hasta el final, el paso por las rotondas, por Tagle y el tramo final fue un espectáculo. Cómo fuimos y cómo me lo pasé! 37º mejor tiempo.

Con unos metros perdidos detrás de Javi entré a boxes pasando a un corredor al bajarme de la bici. Me vi bastante hábil y espabilado. Hice un cambio rápido y salí con fuerza. 8 kms por delante y de los durillos con subibajas constantes. Al acercarnos al faro de Suances por La Tablía, una densa nube estaba entrando del mar por los acantilados. Refrescó algo la calurosa mañana y daba un toque de épica al ya de por sí heroico triatlón. Corriendo se agradeció, ya que las condiciones eran perfectas. Me encontré super ligero. Cogí un buen ritmo y me dediqué a mantenerlo mientras animaba y saludaba a mis compañeros triatletas! Animaba hasta a los que ni siquiera he cruzado una palabra, pero que nos conocemos de las carreras. Aunque a mis amigos lo hacía, como no, con más ahinco. Pelayo, Cazorla, César, los míos Grijuela, Luis, Martín, Javi, Manolo y Berto, Pablo Martínez, mis compis de la UC… todos!! Más los ánimos de Marcos, la madre de Pelayo y demás y los fotógrafos, padres de Cris que hacen una labor impagable con sus reportajes, desde aquí mi agradecimiento. Me lo pasé realmente bien, cuando lo normal en este sector es sufrir de lo lindo. Pero no, mantuve un ritmo bueno de principio a fin. Quizá fui un poco reservón, sinceramente no pensé que me encontrara tan bien, pero me alegro de haber disfrutado tanto de esos momentos. Por delante Luis y Grijuela me sacaban unos dos minutos, con lo que corren, imposible recortar tanto. Martín se le veía muy sólido, y Javi… Javi literalmente estaba volando. Al final logró pasar a Martín e incluso a Luis. Qué bien corrieron mis compañeros! Ya de Pelayo ni hablo! Con los de delante de todo inalcanzables, fue el mejor de los siguientes acabando 5º con un sector a pie de los suyos. Yo hice el 30º mejor tiempo, muy bien, y con un crono prácticamente igual a los marcados por Grijuela, Luis, Martín y Cifrián. Pelayo, Grijuela, Javi Bravo y Luis fueron quienes puntuaron para el equipo y este equipo del Triatlón Camargo Astillero logró el tercer cajón del PODIUM POR EQUIPOS!! Lo merecemos equipo y me enorgullece saber, que si cualquiera de ellos hubiera fallado, allí habríamos estado tanto Martín como yo como sólidas balas en la recámara!! Con nuestros tiempos también hubiésemos logrado ese tercer puesto! Hay equipo chavales y esto no ha hecho más que empezar!!Gorka Bizkarra ganó el triatlón por delante de Felipe Santamaría y Sergio Correa.

Posición final personal el 34º, de los 109 que consiguieron acabar, porque hubo más retirados que nunca: Barroso decidió salirse del agua, Miguel Ruiz salió pero con tres puntos en la barbilla, Chano no pudo casi ni empezar la bici por la caída y seguro que muchos más que abandonaron en un sector de natación del que nos acordaremos en años venideros. Por eso, todos aquellos que acabaron pueden estar muy orgullosos de haber completado el más duro de los Suances que yo he corrido (por “suerte” me libré de aquel 2011 de las corrientes en La Arena… jeje). Gente como Cris Ruiz, con la lección que dio, enarbola ese coraje que tiene en sus adentros, no todo triatleta, pero que nos hace a muchos continuar y conseguir cosas que ni creíamos que podríamos lograr! Enhorabuena a todos!!!!

Esto es lo que me gusta, esta semana no estoy ni cansando. Una buena tarde de playa en el paraíso completó un día perfecto, y ante la noticia de la suspensión de San Vicente, la próxima cita será el Triatlón Olímpico de Laredo el sábado 21 de junio. Laredo, lugar donde trabajo actualmente y que cobra un significado más amplio por ello. Y el problema es paradójicamente ese, ese día trabajo en Laredo por lo que trataré de hacer lo posible para cambiar turnos y poder correr allí nada más salir de currar. Esperemos que sí porque no me lo puedo perder!!

A seguir disfrutando, que esto no ha hecho más que empezar!!
Grimpeur!

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