miércoles, 18 de enero de 2012

ESCAÑO desde el Arroyo de Mostajal, León

· Salida-Llegada: Arroyo Mostajal, Pandetrave 1445m
· Tiempo: 3h hasta la cima y 1h 15min de bajada. 4h 15min en total
· Desnivel: unos 700m
· Cimas: Altos de El Mostajal 2033m y 2099, Escaño 2108m
· Máxima Cota: Escaño 2108m
· Nivel de Dificultad: Intermedio, aunque hay que tener en cuenta la altitud




Escaño desde los Altos del Mostajal


14 de enero de 2012, espléndido, día fresco y soleado. Montañeros: Carlos y Pablo. Fauna avistada: tres ciervas, unos 20 rebecos, 2 crías de cabra montés, buitres y un tejón.

No era muy común que a mediados de enero la nieve no cubriese las cimas de Cantabria, por lo cual decidimos atacar todo un dos mil aprovechando esta atípica situación. El Escaño fue nuestro objetivo, una cumbre de los Puertos del Salvorón a la sombra del Coriscao, pero no por ello menos espectacular y con unas vistas impresionantes. Además el clima acompaño con un día magnífico y una visibilidad perfecta.

La ascensión la afrontamos desde la parte de León. Pasamos San Glorio disfrutando de los estupendos paisajes y descendimos a la parte leonesa hasta Portilla de la Reina, donde nos desviamos hacia el Puerto de Pandetrave, cerca del cual, en una curva de 180º que salvaba el Arroyo de Mostajal, iniciamos la marcha directos a las cumbres atacando la ladera que separaba los vallejos de Mostajal y Puermán. Desde el primer momento campo a través, salvamos los primeros riscos que se ascendían sin dificultad, a pesar del importante desnivel en tan poco tiempo. Al poco de comenzar, sorprendimos a tres venadas que emprendieron una hermosa carrera monte abajo hacia el arroyo Mostajal.


Tres venadas en el Mostajal, León


Iba a ser un gran día en cuanto a fauna se refería. A lo largo de toda la subida fuimos avistando no de muy lejos un montón de rebecos, obsequiándonos con preciosas estampas encaramados a los roquedales. También, en los pocos neveros que quedaban, descubrimos infinidad de rastros y huellas, una de las cuales se asemejaba a una zarpa. En plena zona osera, quizá habíamos descubierto nuestra primera huella de oso pardo. La huella era antigua y la nieve algo derretida pero parecía una huella trasera, más alargada que las delanteras.

En poco más de hora y media alcanzamos la cresta que separa Cantabria de León asomándonos al espectacular balcón hacia Liébana y Los Picos de Europa, los cuales se fueron dejando ver a medida que ganábamos altura. Impresionante. Pero para nuestra sorpresa, no habíamos alcanzado la cima del Escaño, sino de los llamados Altos de Mostajal, también de dos mil metros, que formaban una cresta que se precipitaba hacia los bosques lebaniegos.


Macizos Central y Oriental sobre Liébana desde los Altos del Mostajal, Cantabria


Cresteamos nos dirigimos hacia el verdadero Escaño que se encontraba a nuestra derecha, hacia el sur. De repente, bajo uno de los pedruscos del cresterío observamos una pequeña cueva con tierra removida y cuando nos fuimos a asomar, junto a la entrada, descubrimos una gran bola de pelo gris respirando. No sabíamos qué podía ser ya que no podíamos verle la cabeza. Desde una distancia prudencial, sobre una roca debatimos qué podía ser aquel animal durmiendo a más de 2000m. Tras varios minutos esperando y observando, cuando ya nos íbamos por fin el animal se movió y nos enseño su cara con dos rayas blancas. Era un gran tejón.

La jornada estaba siendo perfecta en cuanto a animales, vistas y sensaciones. Yo volvía a dos mil metros después de más de un año en el dique seco y para nada la ruta se me estaba haciendo dura, es más cada instante era un momento de completa satisfacción, disfrute y emoción acordandome de las personas que me han estado sosteniendo y animando todo este año, mi fisio Laura, mis amigos siempre tirando de mi y el resto de los muchos apoyos recibidos. Por fin, conseguíamos el objetivo. Coronamos el Escaño con sus 2108m de altitud. La temperatura, aunque fresca, nos permitió comer allá arriba disfrutando de las maravillosas vistas imposibles de describir. Además, en la cima sorprendimos a dos pequeñas cabras blancas que la principio confundimos con crías de rebeco, pero que en realidad eran dos hembras de cabra montés. Nunca las habíamos visto y desconocíamos que poblaran esta zona norte de la Península, pero asi era.

La bajada la hicimos directamente por los brezales que bajaban al valle de Puermán. Flotando sobre las pequeñas escobas y brezos alcanzamos con facilidad y rapidez el fondo del valle, donde, aunque no había nieve, el riachuelo estaba cubierto por gruesas capas de hielo. Cruzándolo, recorrimos toda la cara norte de la ladera contraria aguas abajo, pasando por zonas preciosas de abedules, robles, turberas congeladas y por último un pequeño hayedo para concluir la ruta alcanzando la carretera.


Valle de Puermán hasta el Arroyo Mostajal, León


Pleno enero y todo un dos mil. Volver después de tanto tiempo no tiene precio, pero lo que realmente es impagable es poder disfrutar de estos parajes escondidos, los paisajes que nos brinda la Cordillera y los Picos, la fauna que nos rodea, y sobre todo un compañero de caminata que nunca me dejó de animar y sostener, para poder a alcanzar lo que representa un dos mil en la Cordillera.


Grimpeur!

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